Atacar a periodistas y medios de comunicación se ha convertido en algo habitual en algunos políticos y personajes públicos, porque así pretenden contrarrestar informaciones críticas con su gestión, ciertas y contrastadas, cuando no tienen ningún argumento para desmentirlas. Eso es muy grave, pero lo es mucho más lo que ha hecho Miguel Ángel Rodríguez, jefe del gabinete de Isabel Díaz Ayuso y su máximo asesor. Si la presidenta de la Comunidad de Madrid respetara la libertad de prensa y actuara con sentido común, sin pensar que todos se confabulan contra ella y su Gobierno, debería destituirle ya.
El pasado 12 de marzo, el digital elDiario.es publicó que Alberto González Amador, pareja sentimental de la presidenta madrileña, defraudó a la Hacienda Pública 350.951 euros entre 2020 y 2021 mediante una trama de facturas falsas y sociedades pantalla sin actividad para pagar menos impuestos. Díaz Ayuso dijo que nada de eso existía y que todo era una persecución era contra un ciudadano particular solo porque es su pareja. ¿Y quién está detrás de esa persecución? Pues, como era de esperar en ella, todo lo atribuye a una operación orquestada por Pedro Sánchez utilizando a la Agencia Tributaria y la Fiscalía de Madrid. De un plumazo descalifica a los funcionarios de dos instituciones fundamentales en democracia.
No es solo una inspección de Hacienda, es una denuncia de la Fiscalía por tres posibles delitos
Díaz Ayuso afirmó que solo ha existido «una inspección de Hacienda sacada de quicio» contra su pareja, y que la Agencia Tributara le debe a él 600.000 euros. Mintió, porque el propio González Amador ha reconocido que él defraudó y que ya pagó esa deuda. Ella no ha rectificado esas declaraciones.
Lo que no ha dicho la presidenta madrileña, y se supone que lo conoce, es que la Agencia Tributaria, tras comprobar que el fraude de su pareja superaba los 120.000 euros, tuvo que enviar el caso a la Fiscalía de Madrid aunque el defraudador ya hubiera pagado la deuda, porque así lo exige la ley cuando ese pago se hace después de que se haya iniciado la inspección. Y la Fiscalía, también obligada por la ley, tuvo que poner el caso en conocimiento de la Justicia para que se investigue si González Amador ha cometido presuntamente dos delitos de fraude fiscal y uno de falsedad documental por las facturas falsas.
Ningún cargo ni responsable del PP se ha atrevido a criticar el fraude cometido por la pareja de Díaz Ayuso, algo que hubiera sido lo más lógico en personas dedicadas a la política; ni siquiera han dicho eso tan socorrido de que la Justicia investigue y se pronuncie. Bien al contrario, han arropado a la presidenta madrileña, han culpado a Sánchez y al PSOE y han puesto en marcha el ventilador hasta convertir las sesiones plenarias del Congreso y de la Asamblea de Madrid en una especie de gran contenedor al que han arrojado todo tipo de basura verbal durante sus intervenciones. Los socialistas también han buscado posibles trapos sucios o irregularidades de los populares para contrarrestar, en esta práctica han habitual del «y tú más».
«Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Idiotas. Que os den»
En todo este espectáculo ha destacado Miguel Ángel Rodríguez. Primero amenazó a elDiario.es, en un intercambio de mensajes con una periodista de ese medio. «Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Idiotas, Que os den», escribió en un intercambio de mensajes por WhatsApp.
Pero lo más rocambolesco, por insólito, ha sido que, el 20 de marzo, Rodríguez comunicó a varios medios que dos periodistas de elDiario.es, encapuchados, habían intentado entrar en una vivienda de Díaz Ayuso a las ocho de la tarde, a plena luz del día. Y que otros dos de El País habían acosado a los vecinos de la presidenta madrileña con sus preguntas. Los dos medios han desmentido rotundamente que eso haya ocurrido, y distintas asociaciones y sindicatos de periodistas, entre ellas la FAPE y la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), han condenado tanto los ataques y amenazas como es ridículo bulo del jefe de gabinete y asesor de la presidenta madrileña.
También hay que lamentar que varios medios digitales hayan publicado ese bulo sin molestarse siquiera en llamar elDiario.es y El País para preguntarles por su versión y contrastar esa información, algo que los periodistas deben hacer siempre.
Parece que hay quien se empeña en desacreditar a las instituciones y convertir la vida política en un lodazal. Y no dudan en mentir, amenazar y utilizar la vieja táctica de matar al mensajero cuando las noticias que publica no les convienen.