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viernes, 22 de noviembre de 2024
Bajo sospecha 02/02/2017junio 6th, 2017 - Toledo
Mar G. Illán Mar G. Illán

El principio de «un hombre, un voto» sobre el que se asientan las democracias que han hecho libres y prósperos a los países más desarrollados y civilizados del globo parece que tiende a ser sustituido por otro más en la línea de «un hacker, miles o millones de vosotros; un ataque de hackers, unas elecciones».

En manos de los servicios secretos y de inteligencia de cada país, poco transciende de los llamados ciberataques que sufren los estados y sus ciudadanos, pero que son desde hace años una preocupación y una ocupación de los gobiernos, democráticos o no. Y de las principales empresas, como las financieras, que invierten desde hace tiempo astronómicas cifras en seguridad informática.


El hecho de ser asunto casi secreto y su velo de ciencia ficción ha hecho que este asunto no forme parte ni mucho menos de las conversaciones cotidianas de los ciudadanos y mucho menos si se habla de elecciones, pero es una amenaza real y presente.

Pese a ello, creo que prácticamente nadie diría que los gobiernos democráticos los han podido decidir -o al menos influir- los piratas informáticos, muchos de ellos, al parecer, al servicio de Rusia, interesada en desestabilizar las democracias occidentales apoyando a sus líderes más populistas a derecha e izquierda.

Las elecciones americanas nos han demostrado que el peligro es real, aunque no forme parte de las conversaciones cotidianas. Sus agencias más cualificadas tienen claro que una legión de hackers intervinieron en el proceso electoral americano capitaneados y financiados por Rusia y con el fin de favorecer la victoria de Donald Trump y la derrota de Hillary Clinton. Ése fue el resultado, aunque nadie ha concluido categóricamente que eso sea así debido a los piratas de la red.

He leído que en Holanda, a punto de elecciones, están más que preocupados por la posibilidad de que los hackers intervengan y falseen la verdadera voluntad de sus ciudadanos. «Tropas de hackers para salvar Holanda», titulaba El Mundo una noticia publicada el domingo, con el subtítulo de «El Gobierno trata de blindar las elecciones ante posibles injerencias de Moscú» y aportaba el dato de que este país «afronta una media de 100 ataques cibernéticos al día».

Supongo que cuando han llegado a los titulares de prensa ni el caso americano ni el holandés serán los primeros ni los únicos ni los últimos.

Si queremos seguir decidiendo quien nos gobierna, los ciudadanos debemos empezar a hacer preguntas. Tenemos que mostrar preocupación sobre el asunto, formarnos e informarnos y también ser informados por nuestros gobiernos.

Solo la información puede hacernos sortear los modernos peligros o al menos afrontarlos. Luego no valen lamentos.

Todo lo que hacemos en la red deja huella y hay gente dispuesta a sacar un mal uso de ella. Empecemos a ser conscientes, tomemos precauciones y medidas. Formémonos e informémonos sobre lo que nos espera. Así evitaremos que las elecciones las ganen los hackers y sus candidatos.

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