Muchos políticos han olvidado eso de que «los trapos sucios se lavan en casa». Como si quisieran imitar a esos personajillos de medio pelo que quieren hacerse famosos contando sus intimidades o despotricando contra otros en los programas más cutres de la telebasura, esos políticos no dudan en criticar públicamente a sus compañeros de partido o del Gobierno. Y las redes sociales, que tantos beneficios y tantos perjuicios han traído a la sociedad, son la vía preferida por esos protagonistas de la telebasura y también por los políticos para exponer en ellas las críticas a sus adversarios.
Las frecuentes discrepancias entre los dos socios del Gobierno de coalición, que hasta ahora no han llegado a crisis graves, son un buen ejemplo de esa práctica. Cuando Pablo Iglesias decidió que Unidas Podemos formara parte del Ejecutivo que preside Pedro Sánchez, en Podemos y en Izquierda Unida hubo quienes estaban en contra y preferían que utilizaran sus votos desde la oposición -el PSOE los necesitaba para gobernar en minoría- para plantear y defender sus propuestas. Pero, finalmente, entraron en el Consejo de Ministros con cinco carteras.
Los contrarios a entrar en el Ejecutivo se hacían muchas preguntas. ¿Qué harán sus ministros y ministras cuando el Gobierno tenga que aprobar recortes obligado por Bruselas? Cuando acuerde alguna medida contraria a lo que defienden, ¿cómo lo van a explicar, si ellos forman parte del Consejo de Ministros que, como órgano colegiado que es, ha adoptado esa decisión? Tras haber jurado guardar el secreto de las deliberaciones que mantienen, al acceder al cargo, ¿cómo van a justificar los acuerdos que sean contrarios a su programa? ¿Les bastará con decir que han cambiado las circunstancias con el paso del tiempo, van a dimitir entonces o van a incumplir lo prometido en la campaña electoral?
Discrepancias y críticas entre los dos sectores del Gobierno
En los dos años que han transcurrido de la actual legislatura de coalición progresista han sido numerosas las discrepancias que ha habido entre los dos sectores del Gobierno. Y han sido bastantes las críticas de unos a otros, especialmente de ministros de Unidas Podemos a los del PSOE. La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, han sido dos de las más criticadas por sus compañeros del sector morado en el Consejo de Ministros.
En los últimos días, la amenaza de Rusia sobre Ucrania ha provocado la polémica y discrepancias entre las dos partes del Ejecutivo. Después de que el Gobierno ruso haya desplegado en la frontera con ese país a unos 100.000 soldados, España ha enviado a esa zona -al mar Negro- un cazaminas y la fragata Blas de Lezo para participar en unas maniobras de la OTAN previstas desde hace tiempo para realizar este año.
Pablo Iglesias y varios dirigentes de Unidas Podemos han criticado en las redes sociales a la ministra Margarita Robles y a la parte socialista del Gobierno, por enviar allí esos efectivos navales. Olvidan que España, como miembro de la OTAN, siempre participa en todas las maniobras que realiza esa organización. Y olvidan, también, que el Consejo de Ministros -en el que hay cinco carteras de Unidas Podemos- aprobó seguir colaborando con la OTAN en su reunión del pasado 21 de diciembre, porque cada año renueva ese compromiso. Y, ante la amenaza de una hipotética invasión de Ucrania por el Ejército ruso, España ha decidido adelantar dos semanas ese envío.
Perjudicar al adversario político y, a veces, a un compañero de partido
Políticos del PP y de otros partidos padecen el mismo mal y también utilizan las redes sociales y los medios de comunicación para divulgar lo que perjudique a sus adversarios políticos y, a veces, incluso a algún compañero de partido, el llamado fuego amigo. Sirva como ejemplo que, hace unos meses, trascendió a la prensa que la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, había bloqueado en su cuenta de WhatsApp al secretario general de su partido, Teodoro García Egea, en medio de la tensión que ella mantenía con la dirección nacional del PP. Existen otros muchos ejemplos en los partidos políticos.
La discrepancia es legítima e incluso positiva, y en el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos es lógico que existan opiniones distintas en diversas cuestiones. Pero sus integrantes no deberían exponerlas en público antes de hablar entre ellos para intentar resolverlas. Al mostrar sus diferencias en las redes sociales, al criticar unos las decisiones de los otros y salir éstos a responder a los primeros se lo sirven en bandeja a la oposición. ¿Todavía no han visto que, cada vez que sacan a la luz pública sus diferencias, la oposición lo aprovecha para hablar de división dentro del Gobierno y decir que el presidente no tiene autoridad sobre los ministros y ministras?
Y que quede bien claro: lavar los trapos sucios dentro de casa y, en este caso, buscar una solución a las discrepancias dialogando entre las dos partes, no significa que no deban actuar con transparencia. Significa que, en vez de lanzarse a toda prisa a criticar por las redes sociales, hablen antes para conocer todos los detalles por los que se ha adoptado una decisión y, si no están de acuerdo, la discutan sentados en una mesa y no en unos mensajes por Twitter.
El día que políticos, periodistas y ciudadanía en general piense dos veces lo que va a decir, antes de lanzarlo a los cuatro vientos, la sociedad ganará mucho. Pero, visto lo visto, parece imposible que llegue ese día.