Si usted se da una vuelta por el Tajo a la altura de la Fábrica de Armas en Toledo no espere ver agua. A lo máximo que va a aspirar es a cogerse un mosqueo de aquí te espero porque las botellas de plástico se asoman, tan alegres ellas, a la superficie y como se le ocurra meter un dedo se va a pillar una infección de ésas de órdago que le va a quitar las ganas de volver a pasar por allí.
O sea, que si asoma la patita…
Bueno, botellas, balones del deporte que más les guste o artilugio similar. Falta el sofá para que usted se sienta como en su casa, pero todo se andará. Vamos, que es una especie de mercadillo donde puede conseguir el producto más inesperado.
Y si no cree lo que le estoy contando, pinche en este enlace y «degustará» las pruebas: http://www.encastillalamancha.es/noticia/15661/wwwencastillalamanchaes
Lo curioso de esto es que cuando el Plan de Cuenca del Tajo está otra vez a la vuelta de la esquina (deberíamos tenerlo desde 2009, pero parece que al Gobierno nacional de turno no le interesó demasiado), ya que en el plazo máximo de un año debe ser una realidad, aunque tampoco se lo crean mucho por si acaso, la Secretaría de Estado de Medio Ambiente ha dicho en Murcia que se tendrán en cuenta las alegaciones de los regantes del Segura y, si fuera necesario, se depuraría el plan para que fuera todavía «mejor».
Ele, ele y ele…
Eso significa que el trasvase (o acueducto, como lo llaman por otros lares) se contempla por los años de los años y que poco menos que si nos descuidamos se hará a la carta. Corrijo: se seguirá haciendo de parte. De parte de unos cuantos.
Lejos han quedado las palabras de los políticos que decían que en 2015 se blindaba el río. Y no fue hace tanto cuando las escuchamos.
La solución del agua (también denominada batalla) del Tajo, más de tres décadas después de que se diera vida al trasvase que ha esquilmado año tras año el líquido de Entrepeñas y Buendía hacia el Levante se tendría que haber solucionado desde que en 1979 concluyó la obra, justo el momento en el que debería haber comenzado el inicio de esa reconversión del sector agrario murciano que chupa ese agua sin que nadie, hasta ahora, haya puesto remedio.
Desnudar a un santo para vestir a otro, según el refranero popular.
Pero entre santo y santo afloran las vergüenzas.
Aunque da igual, porque pasan los años y el Tajo sigue como lo ven: ni es río ni nada que se lo parezca.
La Plataforma en Defensa de los Ríos Tajo y Alberche, con Miguel Ángel Sánchez y Miguel Méndez-Cabeza como principales «tocapelotas» de los políticos de turno, continúa persiguiendo el fin para el que nacieron, que el río sea río y no el jueguecito de unos cuantos.
Dos quijotes con alma. Trabajo incansable y labor impagable.
Hartos de los lobbies levantinos y de los continuos escaqueos de cualquier Gobierno que pase por aquí, su lucha no tiene cuartel y el día que esto se solucione, ellos están convencidos de que llegará, cualquier agradecimiento será poco…
Yo soy un pelín más pesimista. Porque la experiencia dice que el agua, como casi todo en la vida, al final forma parte de las urnas electorales. No lo duden. Por desgracia siempre ha sido así.
Por los años de los años…
Yo tenía un río y…