Cada vez que el PSOE pilla un resfriado, el mundo de Rubalcaba sufre una parálisis parcial de ésas de aquí te espero. Obvio es que la división de las huestes de Felipe nadie la pone en cuestión –cuánto darían los suyos por volverle a ver… En la primera línea de fuego, digo, porque esto otra cosa no es, un pim pam pum al muñeco a ver quién resiste más-, pero es que el desierto que tienen que atravesar los «sociatas» es poco menos que una de esas carreras de ironman de 100 kilómetros a paso continuo y a ver quién es el inteligente (no confundir con sociolisto) que llega el primero.
Las gallegas (elecciones) le han dado un guantazo con el derecho y las vascas (también me refiero a las urnas) con el izquierdo. Desde entonces no hay socialista que no haya hablado de la sucesión. Desde entonces no hay boca en la que no entre, o de la que no salga, Emiliano García-Page, el secretario general de los socialistas de Castilla-La Mancha y, además, alcalde de Toledo.
Con la que tiene él aquí, válgame Dios.
La catalana Chacón, los vascos López y Madina, y Page. Otros dicen que también el andaluz Griñán. Son los nombres que más suenan para suceder a Rubalcaba parece que desde ya si se cumpliera la gran ilusión del, mire usted por donde, expresidente de esta tierra de quien prácticamente sólo sabemos cuando le «publican» algunas de las suyas en cualquier medio de comunicación nacional.
A José María Barreda me refiero.
Ahí me han dado. Minutos después de que éste hablara para pedir primarias saltaba Page. Bueno, le pegaba un buen pescozón y le decía que se callara, o que hablara más donde tiene que hacerlo y que buscara menos el titular, que era lo que siempre hacía, no nos engañemos, cuando se creía barón y se iba a Madrid para quedarse mudo ante los suyos y largar después. Nada nuevo.
Lo preocupante para el PSOE de Castilla-La Mancha ahora mismo no es que hable Barreda, que está más que amortizado, porque sus tesis apenas duran un asalto y no hay vasallo político ni periodístico que le jalee como hacían antaño. Al menos aquí. Aunque no está mal que Page le ponga en su sitio, le recuerde lo que le ha dejado y, efectivamente, le tape en tiempo y forma la boca.
¡¡¡¡Zas!!!!
Ahí está la madre del cordero, en lo que le dejó.
Porque lo que sí debería preocuparle a Page es la renovación que ha de sufrir su partido en esta tierra, que todavía sigue oliendo, en muchos casos, a ropa vieja. Lo que le heredó.
¿Qué es lo que hace el PP en las Cortes regionales cada vez que tratan de sacarle los colores? Pues recurrir a lo que hicieron muchos de quienes se sientan en los escaños de enfrente y tuvieron puestos de poder con Barreda. Porque ésa es la realidad, les guste o no. La palabra despilfarro planea, jueves sí jueves también, sobre ellos.
Y el verdadero debate, la situación actual, en muchas ocasiones se diluye.
El Parlamento autonómico, en su versión socialista, sigue viviendo bajo el espectro de Barreda. Huele todavía a él. El problema no se soluciona, al menos cuando estás en la oposición, cambiando sólo el entrenador. O renuevas gran parte de la plantilla o los hábitos serán los mismos. Cambiar titulares por suplentes, que los hay. Y los vicios. Adquiridos años ha.
En el partido pasa casi lo mismo. ¿Quién hay en el PSOE regional actual además de Page? Nuevos, nuevos… Pablo Bellido en tierras guadalajareñas y Juan Ávila en las conquenses.
Y poco más, oiga. O al menos a mí no me salen. Los nombres, digo. De las cuentas ya ni hablamos, que una vez que eres paria los dineros apenas llegan para «ná».
Por eso no me extrañaría que no se sintiera incómodo cuando su nombre aparece entre los futuribles para coger el bastón que hace ahora 30 años blandiera Felipe, aquel a quien tanto echan muchos de menos.
La renovación regional la tiene pendiente; para la nacional él podría ser el elegido.
Un buen dilema llegado el caso, sí señor.