domingo, 8 de septiembre de 2024
15/10/2015junio 7th, 2017
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A juzgar por lo que el cardenal Antonio Cañizares ha dicho sobre los miles de refugiados que cada día se juegan la vida para llegar a Europa, huyendo de la guerra de Siria y desde otros países, parece que no ha escuchado el llamamiento que ha hecho el Papa Francisco para que cada parroquia acoja a una de esas familias. Y parece que tampoco se cree los datos que ofrece Cáritas -una organización de la Iglesia Católica- sobre el aumento de la pobreza en España durante la crisis.

Monseñor Cañizares, bien conocido en Castilla-La Mancha porque durante seis años fue arzobispo de Toledo y cardenal primado de España, ha soltado por su boca el disparate de que la llegada de esas personas es «una invasión». Y se ha preguntado: «Esa invasión de emigrantes, de refugiados ¿es todo trigo limpio o viene con mucha mezcla? ¿Vienen simplemente porque son perseguidos? Muy pocos lo son».


Debería aclarar a qué se refiere cuando pone en duda que la mayoría de esas personas sean «trigo limpio». ¿Insinúa que son delincuentes o terroristas? ¿Se atrevería a decírselo en la cara a los familiares de los miles de personas que han muerto en el intento de llegar a Europa para vivir sin guerra y poder comer? ¿O al padre de Alan Kurdi, el niño de tres años que se ahogó en una playa de Turquía y cuya fotografía ha conmocionado al mundo entero?

UNA FAMILIA EN CADA PARROQUIA

Esas afirmaciones chocan frontalmente con el Papa Francisco, quien recientemente pidió a las parroquias, monasterios, comunidades religiosas y santuarios de toda Europa que acojan a una familia en cada una, como van a hacer las parroquias de Roma y el Vaticano. Esa medida permitiría solo en España dar cobijo a unas cien mil personas, pero probablemente monseñor Cañizares estaba ese día ocupado en otros menesteres y no escuchó las palabras de Su Santidad pidiendo a todos los obispos europeos que apoyen su llamamiento.

En el mismo acto público, una conferencia en Valencia seguida de preguntas de los asistentes, el cardenal Cañizares se ha permitido la osadía de dudar -sin aportar ninguna prueba- que la pobreza se haya incrementado en España durante la crisis hasta los niveles que denuncian organizaciones como Cáritas, Cruz Roja y otras, éstas ofreciendo datos. «No creo que haya un aumento de la pobreza en las proporciones que dicen», ha respondido.

También habló el cardenal de la corrupción. Pero no para condenarla con total contundencia como era de esperar, quizá porque entre el público asistente se encontraban varios ex dirigentes del PP valenciano que se han visto implicados en casos de corrupción, sino para decir que la corrupción económica no es la más importante. «¿O acaso no hay corrupción cuando el hombre es eliminado del seno de la madre?», dijo, en referencia al drama de las mujeres que tienen que abortar. «Eso sí es corrupción», apostilló.

DECLARACIONES POLÉMICAS

No es la primera vez que el ex arzobispo de Toledo provoca polémica con sus declaraciones. Baste citar la que lió durante el Gobierno de Zapatero cuando afirmó, respecto a los abusos sexuales con niños cometidos durante décadas en escuelas y centros asistenciales católicos de Irlanda, que no era comparable «lo que haya podido pasar en unos cuantos colegios» con «los millones de vidas destruidas por el aborto».

Una vez más, el cardenal Cañizares no ha estado fino en sus declaraciones y ha levantado la polémica entre muchos ciudadanos, tanto católicos como no creyentes. Él tiene todo el derecho a defender sus ideas, a responder a todas las preguntas en un acto público, a condenar el aborto y a criticar todo lo que considere criticable, ya sea del Gobierno o de la oposición. Pero se descalifica a sí mismo y daña a la Iglesia Católica y a sus seguidores cuando hace afirmaciones que son contrarias a lo que dice un Papa que ha traído un aire nuevo y limpio a la Iglesia o que simplemente no son ciertas.

Un representante de la Iglesia Católica tan destacado como él, ¿se olvida de las enseñanzas de Jesucristo en los Evangelios, de las Obras de Misericordia que nos enseñaron cuando la Religión era una asignatura obligatoria: dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento…? ¿Con afirmaciones de este tipo quiere ganar seguidores para una Iglesia de cuya jerarquía cada vez se sienten más alejados los católicos? Debería ser más prudente, sobre todo por respeto a sus fieles. Y debería mirar en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua el significado de la palabra invasión para emplearla de manera adecuada a partir de ahora.

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