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19/09/2013junio 12th, 2017
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Mientras recorría las fiestas populares de La Alberca, en la provincia de Cuenca, el sábado 14, por sorpresa y seguramente por estar sin la presión de los focos y los micrófonos regionales, el secretario general del PSOE, Emiliano García-Page, ha dado un paso adelante en su «confirmación» como candidato socialista en CLM en 2015, algo que todo el mundo piensa que será así, aunque él sigue manteniendo premeditadamente abierta la vía de Madrid.

En declaraciones realizadas en este municipio conquense, el primer dato despejado es que, pase lo que pase en el PSOE nacional, en Castilla-La Mancha el candidato se conocerá «próximo» a las elecciones autonómicas de 2015, las mismas en las que María Dolores de Cospedal espera revalidar un segundo y último mandato en CLM, que sería su consagración política para aspirar a más en la sucesión de Mariano Rajoy.


Y es que Page esperará no solo a conocer el vencedor de las primarias socialistas que darán (o no) la puntilla a Alfredo Pérez Rubalcaba, sino que también querrá tener un sitio relevante en la foto final del nuevo PSOE antes de lanzarse sin marcha atrás a la conquista de la Junta, ese lugar desde donde se controla toda Castilla-La Mancha, mucho más allá de los confines de la mera administración pública autonómica.

En esta región pobre y sin sociedad civil organizada, ser presidente de la Junta es, permítanme la expresión, «¡la hostia!».

En fin, no quiero desviarme del motivo de este artículo, que es el de acotar la candidatura de Page en 2015 en función de sus propias palabras.

Aunque se ha expresado con la suficiente ambigüedad como para poder darle otro sentido a la frase, considerar y definir los comicios de 2015 como «un deber moral» dejan pocas dudas en la mente de cualquiera sobre las intenciones del líder socialista, aunque no quiera desvelarlas definitivamente aún. Aunque muchos ven a Page con la cabeza en Madrid, los pies están en Castilla-La Mancha más firmemente asentados de lo que cabría deducir de sus calculadamente ambiguas declaraciones.

De hecho, amigos y enemigos -que también los tiene, aunque a la espera de tiempos mejores- esperan sin dilación que refuerce la labor de oposición creando su propio «gobierno en la sombra», un equipo integrado por gente que marque día a día a los consejeros de Cospedal y abra las puertas del Partido Socialista de Castilla-La Mancha a la calle. ¿Desde cuándo no ven una foto de diputados o representantes socialistas que no sea en las Cortes o en una rueda de prensa? ¿Desde cuándo no ven a alguien del PSOE reunido con algún colectivo, grande o pequeño, de la región?

Solo Page parece pisar la calle y eso, dentro y fuera, parece insuficiente para afrontar unas elecciones con garantías, por mucho desgaste que sufra el rival a bordo de sus medidas o bajo el conjuro vengador de Bárcenas

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