Se mire por donde se mire, y lo niegue ella o quien quiera negarlo, lo cierto es que la decisión de Mariano Rajoy de señalar con su dedo a quien él ha elegido para liderar el PP en Andalucía es una desautorización en toda regla a su número dos, María Dolores de Cospedal, secretaria general del partido y presidenta de Castilla-La Mancha, porque ella apostaba por otro candidato.
Desde que Javier Arenas ganó las últimas elecciones autonómicas en Andalucía -aunque no pudo gobernar, porque se lo impidió un pacto legítimo entre el PSOE e Izquierda Unida-, el PP necesitaba buscar un buen candidato para intentar desbancar a los socialistas de la única comunidad autónoma en la que nunca ha habido alternancia en el poder porque siempre ha gobernado el PSOE. Se dispone a hacerlo ahora, todavía a tiempo pero con mucho retraso.
ARENAS 1, COSPEDAL 0
Es público y notorio que María Dolores de Cospedal prefería para esa tarea al actual secretario general del PP andaluz, José Luis Sanz, alcalde de Tomares (Sevilla). Y también era sabido que Javier Arenas, cuyas discrepancias con la secretaria general todos conocen en el partido, no compartía esa opinión.
Rajoy ha frenado en dos ocasiones los intentos de Cospedal por llevar a cabo esa elección y, finalmente, ha empleado el mismo método que utilizó con él Aznar para designarle su sustituto -aunque hay que decir que, posteriormente, fue ratificado por un congreso de su partido- y ha señalado con el dedo al secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, José Manuel Moreno Bonilla. Un buen candidato, por cierto, que encarna una derecha moderna a la altura de los tiempos actuales, alejado del sector más ultraconservador del PP.
Este apoyo del presidente del Gobierno a Moreno es una rotunda desautorización pública a María Dolores de Cospedal por parte de su máximo jefe político y, por ello, es un problema más para un partido que ya tiene unos cuantos, entre los que destaca por encima de todos el que ha provocado el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, con su polémica propuesta de reforma de la Ley del Aborto, que va mucho más allá de lo que el PP decía en su programa electoral.
UNA HERIDA EN EL PP
Tan profunda es la fractura que produce esa desautorización en el PP -hay que repetirlo, el líder ha echado por tierra los planes de su número dos-, que el propio Rajoy se dio cuenta del desaguisado que provocaba con su decisión y poco después intentó coser la herida antes de que se infectara: anunció que podían presentarse más candidatos, sin que eso signifique que se produce una ruptura en el PP sino, bien al contrario, según dijo, un ejemplo de práctica democrática. El que hasta entonces se preveía que iba a ser el único candidato, José Luis Sanz, decidió no presentarse porque sabe que su adversario, bendecido por el dedo de Rajoy, contará con el apoyo de gran parte del partido. Y también porque ¿quién se va a atrever en este partido a desafiar los deseos del presidente y líder del mismo?
Esta batalla la han perdido María Dolores de Cospedal y el alcalde de Sevilla y presidente regional del partido, Juan Ignacio Zoido, que apoyaban a Sanz. La han ganado Javier Arenas y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, cuyas discrepancias con la secretaria general del PP también son conocidas. Tan claro ha sido esto, que hasta los medios periodísticos más defensores de la secretaria general no han dudado en hablar de derrota. A la presidenta de Castilla-La Mancha le está dando más de un disgusto su decisión de ocupar ese cargo sin dejar la Secretaría General del PP y este ha sido uno de ellos.
PP Y PSOE, UNA JAULA DE GRILLOS
Este caso es un buen ejemplo de que cuando se acercan las elecciones, ya sean generales o de otro tipo, algunos partidos políticos parecen más una jaula de grillos que una organización que aspira a gobernar para mejorar la situación de España y de la ciudadanía. Sobre todo, cuando llega la hora de confeccionar las candidaturas y hay que hacer todo tipo de equilibrios para intentar la tarea imposible de colocar en buenos puestos a más nombres de los que van a resultar elegidos.
En el PSOE, salvando las diferencias, también ha comenzado ya el ruido preelectoral. Alfredo Pérez Rubalcaba ha dicho -eso sí, tras comentarlo con los barones de su partido- que su número dos y vicesecretaria general, Elena Valenciano, va a encabezar la candidatura a las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 25 de mayo. Lo difícil viene a partir de ahora, para decidir quién irá en los primeros puestos detrás de ella, teniendo en cuenta que debe ser una lista cremallera mujer-hombre-mujer… Ramón Jáuregui será el segundo, una mujer la tercera, el ex ministro y artual europarlamentario Juan Fernando López Aguilar probablemente irá el cuarto -está dolido, porque en las anteriores elecciones fue el cabeza de lista- y así hasta completar el puzzle.
QUE HABLEN DE EUROPA
En Izquierda Unida también surgirá algún problema para confeccionar su candidatura, aunque en esta federación no funciona el dedo. Gaspar Llamazares pidió en el Consejo Político que convocaran elecciones primarias, para que los nombres de los candidatos los eligieran los afiliados y los simpatizantes, pero su propuesta no prosperó. En el partido que ha creado dentro de IU, Izquierda Abierta, sí han convocado primarias para votar a su número uno entre las cinco personas que se han presentado (dos de ellas, no afiliadas a IU) y será esa persona la que presenten a la comisión de 15 miembros que confeccionará y propondrá la candidatura definitiva según los nombres que presenten todas las federaciones y los partidos que integran IU.
Hay que decir a los partidos que los cuatro meses que faltan para esas elecciones deberían hablar sobre todo de la Unión Europea -donde está integrada España- y de las políticas que van a defender en el Parlamento Europeo, en vez de sacar a la luz sus peleas internas parea confeccionar las candidaturas. Hay que añadir, aunque con pocas esperanzas si se tiene en cuenta lo que ha ocurrido en las elecciones anteriores, que ojalá esta petición no se quede solo en un deseo y se haga realidad.
Y EN CASTILLA-LA MANCHA…
Que las Cortes de Castilla-La Mancha acordaran en su día modificar el Estatuto de Autonomía únicamente con los votos del PP y sin consenso con el PSOE fue un error. Que los diputados «populares» persistan en el Congreso en llevar a cabo ese cambio sólo con sus votos y con toda la oposición en contra es repetir en el mismo error.
Decir que van a reducir las Cortes para ahorrar dinero es demagógico, porque los diputados regionales no cobran un sueldo -sólo perciben dietas por asistir a los Plenos y a las Comisiones- y, por tanto, el ahorro no será importante. Tendrían que decir también que con unas Cortes reducidas a 25 o 30 diputados será imposible que entre en ellas una tercera fuerza política, la que decidan los electores, lo que es contrario al pluralismo político que consagra la Constitución. PSOE y PP deberían hablar hasta alcanzar un consenso para llevar a cabo una reforma legal tan importante.