A nadie con un mínimo de sentido común y sensibilidad, salvo que sea muy mezquino y retorcido o sólo quiera provocar, se le ocurriría decir que quienes se juegan la vida huyendo de su país por el mar Mediterráneo -y son rescatados por el Open Arms o por otro barco de una ONG- son unos «bien comidos pasajeros». Pues eso es lo que ha afirmado Marcos de Quinto, el diputado millonario a quien Albert Rivera fichó como número dos por Madrid en las pasadas elecciones generales y al que ha designado portavoz de Ciudadanos en Economía e Industria en el Congreso.
En los cinco meses que lleva en Ciudadanos, De Quinto ha protagonizado varias polémicas por mensajes ofensivos e insultantes que ha difundido por las redes sociales. Pero ni Albert Rivera ni los dirigentes de Ciudadanos han querido opinar nunca sobre ellos en público, excusándose en que son opiniones personales amparadas en el derecho a la libertad de expresión. Únicamente Begoña Villacís se ha mostrado en desacuerdo con esas palabras.
No ha sido ésta la primera ni la única vez que De Quintos ha provocado la polémica por los mensajes que difunde, muchos, en Twitter. Además, en distintas ocasiones ha contestado con insultos a quienes critican sus opiniones en esa red social: «miserable», «imbécil», «mantenido», «deficitario educacional», «pedazo de cretino», «troll de mierda», «cobarde»… han sido algunos de los insultos que ha utilizado en sus respuestas a esas personas.
«Imbécil, mantenido» y «muy HDP»
Un ejemplo de su peculiar manera de responder a quienes le critican es la que dirigió a Rubén Sánchez, portavoz de la asociación Facua-Consumidores en Acción. Éste recordó la polémica frase de De Quinto sobre el Open Arms y dijo que «sólo un miserable puede hablar así de quienes huyen de la miseria». El diputado de Ciudadanos le contestó así: «¿Te he insultado yo a ti? ¿Imbécil, mantenido? Hala, al rincón de los bloqueados». En otro mensaje se dirigió a él como «el muy HDP», siglas que claramente se corresponden con una conocida manera de insultar.
No es de recibo que un representante de la ciudadanía, que le ha votado para que intente mejorar la vida de la gente, se dedique a insultar a quienes le critican. Y no es excusa, como ha dicho, que también le han insultado a él, porque cuando alguien decide dedicarse a la política sabe que recibir críticas e incluso insultos va en el sueldo. Aquí no sirve eso de responder con la misma moneda.
Quizá Marcos de Quinto ha decidido dedicarse a la actividad política para entretenerse y buscar sensaciones nuevas en vez de para desempeñar un servicio público, como es obligación de cualquier político. Hace dos años, cuando era vicepresidente ejecutivo y responsable de marketing mundial de la multinacional Coca-Cola -con un sueldo de 7,2 millones de euros al año-, renunció a ese importantísimo puesto y a seguir subiendo en la compañía porque «notaba que una parte de la vida se me estaba yendo». «Me siento solo». «No soy de los que se mueren por tener un avión privado, me tientan otras cosas en la vida», declaró a El Mundo en aquel momento, cuando él vivía en Atlanta (Estados Unidos) y sus tres hijos estaban en Madrid.
Chales, fincas, empresas, acciones, coches de lujo y muchos millones
Según la declaración de bienes y rentas que ha presentado en el Congreso, Marcos de Quinto tiene tres chalets (en Madrid, Málaga y Cuenca), un piso en Lisboa y un apartamento en Nueva York; varias fincas, terrenos y naves industriales en Cuenca; cuatro vehículos (dos de ellos Porche del modelo más caro de la firma), nueve motos (dos de ellas son Harley-Davidson) y un velero.
Además, posee acciones de distintas empresas por valor de más de 11 millones de euros, otros tres millones en cuentas bancarias en España, Estados Unidos y Portugal, más de ocho millones en planes de pensiones, 24 millones en stock options (acciones de la empresa en la que se trabaja ofrecidas a los directivos como parte del salario).
Nada hay que reprochar a Marcos de Quinto porque sea millonario. Pero si ha decidido dedicarse a la política porque le faltaba algo en su vida, como dijo cuando dejó la multinacional, debe saber que a la política se va para intentar resolver problemas, no para crear polémicas con declaraciones ofensivas e insultantes.
Si este diputado millonario opina así de quienes huyen de la guerra, la miseria y la persecución por cualquier motivo, ¿qué le van a importar la precariedad laboral, los despidos, los desahucios o la situación de quienes trabajan pero no pueden llegar a fin de mes con sus salarios de miseria? ¿Qué pensará de esa gente y sus problemas, sobre los que tendrá que hablar como representante de Ciudadanos? Albert Rivera debería pedir a su fichaje estrella que piense lo que va a decir antes de lanzar sus mensajes por las redes sociales y, por supuesto, debería destituirle como portavoz en Economía e Industria antes de que empiece a ejercer. Si lo que busca Marcos de Quinto es protagonismo o más seguidores en Twitter con mensajes provocadores, porque él nada en la abundancia y quiere vivir nuevas sensaciones, debería buscar otro camino que no sea el de la política. Esto es algo muy serio y él, hasta ahora, no se lo ha tomado así.