Cada año, decenas de miles de estudiantes universitarios tienen que desembolsar una importante cantidad de dinero, cuando concluyen su carrera en la facultad correspondienter, para inscribirse en alguno de los muchos másteres que se imparten en España. Lo hacen con la esperanza de encontrar un trabajo, pero nadie puede garantizarles que lo van a encontrar porque el desempleo afecta en España al 40 por 100 de los jóvenes, la cifra más alta de toda Europa.
Todo lo que sea aprender y completar las enseñanzas que se reciben en la universidad es positivo. Lo negativo es que con el elevado precio que tienen algunos másteres, los estudiantes de familias modestas no pueden inscribirse en ellos o tienen que solicitar un crédito a pagar en varios años.
Cada año hay más alumnos
En solo cinco años el número de universitarios que se matriculan en algún máster oficial se ha incrementado en un 77,7 por 100, según datos oficiales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que ha publicado el diario El Mundo: de los 104.844 que se inscribieron en el curso escolar 2010-2011 se ha pasado a 184.745 en el último curso, 2016-2017.
Estas ganas de estudiar un máster -o varios, como hacen muchos universitarios- no se deben a una extraña fiebre que haya afectado de repente a los graduados universitarios. No. Lo hacen con la esperanza de encontrar un puesto de trabajo. Ya no basta con decir que eres licenciado en tal o cual carrera universitaria, sino que es casi obligado añadir que, además, has cursado un máster o dos.
El periodismo es una de las profesiones en la que más alumnos se matriculan en algún máster cuando acaban de estudiar la carrera. A la gran mayoría no les sirve para encontrar trabajo, porque las empresas de comunicación han despedido a más de 12.000 personas en los ocho últimos años como consecuencia de la crisis económica, del cambio que se ha producido en la ciudadanía a la hora de informarse y, en muchos casos, también de la mala gestión de unos empresarios que no han sabido reaccionar a tiempo.
La gallina de los huevos de oro
En algunas empresas periodísticas el único departamento que les reporta beneficios es el de los másteres. Por eso imparten cada vez más: de periodismo en general, de periodismo de investigación, de periodismo deportivo, de marketing y publicidad, de comunicación corporativa, de moda, ets., etc., etc. Han descubierto que, en plena crisis económica, los másteres son una especie de gallina de los huevos de oro que hay que cuidar.
El principal periódico de España, El País, imparte un reconocido máster en Periodismo desde hace 32 años: se prolonga durante 22 meses, cuesta 13.300 euros y los alumnos hacen prácticas durante un año remuneradas a unos 300 euros al mes. El Mundo imparte otro máster en Periodismo, también muy reconocido: tiene una duración de 12 meses, cuesta 11.900 euros y los alumnos cobran 300 euros mensuales durante tres meses. Y lo mismo se puede decir de otras empresas de comunicación, tanto públicas como privadas, porque casi todas imparten su propio máster.
Hace años, antes de la crisis económica, un importante número de estudiantes de esos y otros másteres era finalmente contratado por las empresas en las que los habían estudiado. En los últimos años esas contrataciones han sido muy excepcionales, porque esas mismas empresas han despedido a miles de trabajadores de sus plantillas.
Muchos despedidos, pocos contratados
Con tantos despidos como ha habido en el sector de la comunicación -probablemente ha sido el segundo más afectado por la crisis, después de la construcción-, sorprende que la Escuela de Periodismo de El Mundo anuncie que cualquier empresa que necesite «un profesional del periodismo o la comunicación» puede dirigirse a ellos, indicando el perfil que necesita, y le facilitarán a algún alumno que haya cursado su máster.
Eso es mera propaganda del máster porque, ¿que empresa periodística les va a pedir un alumno para contratarlo, si han despedido y continúan despidiendo a muchos trabajadadores de su plantilla? En en Grupo Unidad Editorial –El Mundo, Marca, Expansión, Telva y otras publicaciones- trabajaban 2.200 personas en el año 2008 y ahora son poco más de 1.350. En el Grupo Prisa -El País, Cinco Días, Cadena Ser…- ha ocurrido algo parecido.
Cursar un máster es positivo, pero deberían ser asequibles a todos los universitarios que terminan la carrera, con independencia de su situación económica. Lo que no es de recibo es que, además de encontrarse sin trabajo cuando acaban los estudios, tengan que endeudarse con un banco para poder cursar un máster aunque nadie les garantice que al finalizar serán contratados.
Con el elevado coste de las matrículas universitarias y el alto precio de los másteres -los hay que cuestan varios miles de euros-, muchos jóvenes están condenados a no poder terminar sus estudios universitarios, a no poder cursar un máster y, si tienen suerte, a trabajar de camareros temporales, repartidores de pizzas o distribuidores de propaganda a cambio de un salario de miseria. O a buscar trabajo en el extranjero. Eso es lo que hay, por mucho que el Gobierno insista una y otra vez en que España ya ha superado la crisis. Una parte de ciudadanos, sí la ha superado; otra, la mayoría, ni mucho menos.