En el Partido Popular han saltado todas las alarmas porque el escándalo que rodea a Cristina Cifuentes, por el polémico máster que presuntamente obtuvo de manera irregular en la Universidad Rey Juan Carlos, puede hacer que los «populares» pierdan el Gobierno de la Comunidad de Madrid sin esperar a lo que decida la ciudadanía en las elecciones autonómicas de 2019. Ante esa posibilidad, distintos dirigentes del PP han puesto en marcha el ventilador, una vez más, para intentar que la basura ensucie a todos los partidos y no solo a su presidenta madrileña.
Algunos políticos aplican habitualmente la rechazable teoría del «y tú más» para defenderse de las críticas y acusaciones. Ante cualquier noticia de corrupción que les afecte, y han sido demasiados casos en los últimos años, se apresuran a rebuscar en los archivos para encontar algo que reprochar a su adversario político, aunque sea un asunto antiguo o sin comparación posible con el que se refiere a ellos.
Casos viejos o ya aclarados, todo vale
El día 4 de abril, cuando Cristina Cifuentes compareció en la Asamblea de Madrid para aclarar las circunstancias en las que obtuvo su máster pero no las aclaró, el portavoz del PP en esa Cámara, Enrique Ossorio, aplicó a rajatabla lo del «y tú más» y citó varios casos presuntamente irregulares de personas de otros partidos: una beca de investigación de la Universidad de Málaga que tuvo Íñigo Errejón, de Podemos; que en el currículum de la eurodiputada del PSOE Elena Valenciano consta que «tiene estudios de Derecho y Ciencias Políticas», lo que induce a pensar que se licenció en ambas carreras aunque le falta por aprobar algunas asignaturas; o el currículum algo inflado del diputado César Zafra, de Ciudadanos.
Todos esos casos se conocieron hace varios años, ya fueron aclarados y algunos no tienen comparación posible con el de la presidenta madrileña. Pero eso les da igual a los asiduos al «y tú más». Cuando no se tienen argumentos serios contra las presuntas irregularidades del máster de Cifuentes que ha desvelado el digital Eldiario.es y después otros medios, hay quien no tiene ningún reparo en poner en marcha el ventilador para intentar repartir la porquería. Deben pensar eso de «mal de muchos…». Una mala práctica en la vida política.
A esa práctica del ventilador también se ha sumado el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, quien ha llegado a pedir explicaciones al líder del PSOE, Pedro Sánchez, porque en el currículum del secretario general del PSOE de Madrid y diputado autonómico, José Manuel Franco, figuraba hace años que es licenciado en Matemáticas pero solo estudió tres años de esa carrera. Pero Hernando no ha dicho que el propio Franco ha reconocido que le atribuyeron ese título por error -dice que él no lo puso- en la información oficial de la Asamblea de Madrid entre 1995 y 2003, año este último en que fue corregido. Es decir, que el asunto quedó aclarado… ¡hace 15 años!
«Confundir la velocidad con el tocino»
Incluso el diputado y coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, ha utilizado esa práctica y ha puesto al mismo nivel las irregularidades en el currículum de algunos políticos con el caso del máster de Cristina Cifuentes. Un buen ejemplo del refrán español que habla de «confundir la velocidad con el tocino», cuando se comparan dos cosas que no tienen nada que ver entre sí ni no son comparables.
Lamentablemente para el PP y para Cristina Cifuentes, el caso de la presidenta madrileña no es el de un currículum en el que se ha escrito un título que no se tiene o una carrera universitaria que no se ha terminado de cursar. No. Es algo mucho más grave.
Cristina Cifuentes tiene derecho a la presunción de inocencia, mientras no exista una sentencia o resolución de la Universidad que demuestre su responsabilidad -ella y el PP la atribuyen a la Universidad-. Pero las evidencias de que obtuvo irregularmente el máster en Derecho Público del Estado Autonómico son abrumadoras: la Fiscalía investiga si se ha cometido algún delito (falsedad en documento público o prevaricación); las notas de dos asignaturas pasaron de suspenso a notable; profesoras que supuestamente formaban del tribunal han dicho que sus firmas en el acta fueron falsificadas; la Universidad ha comprobado que no existió ese tribunal ni la presidenta madrileña defendió su trabajo de fin de máster, que no ha sido localizado; la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (Crue) ha dicho que en este caso se han cometido «graves irregularidades»…
Y lo más grave de todo: desde que Eldiario.es desveló este asunto, el pasado marzo, Cristina Cifuentes ha ofrecido explicaciones contradictorias sobre su polémico máster y ha dicho otras que han sido desmentidas después por la Universidad, por algunos profesores y por documentos publicados en varios medios de comunicación..
En esas condiciones, Cifuentes no puede continuar al frente del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Tendría que haber dimitido ya y, si no lo hace con urgencia, Mariano Rajoy debería pedirle que deje el cargo. La ciudadanía no debe ser gobernada por políticos que se aferran al cargo cuando existen motivos evidentes para que lo dejen, como ocurre en éste; y la población madrileña no puede tener una presidenta bajo tantas sospechas de irregularidades. A ver si el PSOE, Ciudadanos y Podemos actúan en este caso mirando lo mejor para la Comunidad madrileña y no sus intereses electorales.