Uno de los problemas del socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y de su partido, y él lo sabe perfectamente, es que muchas de las propuestas que está haciendo ahora desde la oposición las rechazó antes y no las aplicó el Gobierno de Zapatero del que él fue vicepresidente. Lo sabe él y lo saben también el Ejecutivo de Mariano Rajoy y el PP, que aprovechan cualquier oportunidad para recordárselo. Esta semana se ha repetido, de nuevo, la misma escena.
Los billetes de 500 euros son conocidos como «los Bin Laden» porque, lo mismo que ocurrió con el terrorista yihadista Osama Bin Laden, fundador de Al Qaeda, se comenta con ingenio que existir sí que existen pero que nadie los ha visto.
UNA PROPUESTA COPIADA DE IU
El sábado 20, en un acto organizado por el PSOE en su sede central en Madrid, Rubalcaba pidió a Mariano Rajoy que solicite a la Unión Europea la eliminación de esos «Bin Laden» de 500 euros porque, al ser los billetes con más valor de todas las divisas de los países de la Unión Europea -lo que permite que un capital importante pueda ser reunido con pocos billetes-, es muy fácil que sean utilizados para blanquear dinero, evadir impuestos y cometer otros delitos.
Según dijo, así se lograría que quienes tienen ahora esos billetes, en muchos casos obtenidos de manera ilegal, tendrían que declararlos para cambiarlos por otros de menos valor y pagar los impuestos correspondientes, lo que llevaría a recaudar varios miles de millones de euros que podrían destinarse a luchar contra la pobreza extrema de muchos ciudadanos.
Al líder de los socialistas se le olvidó decir que esa misma propuesta fue planteada por Izquierda Unida a José Luis Rodríguez Zapatero en dos ocasiones, cuando el ex secretario general del PSOE presidía el Gobierno, y éste no hizo ni caso; y que después la ha presentado IU tres veces más a Rajoy, con el mismo resultado negativo.
¿RECTIFICAR O COPIAR?
Rectificar no es malo, sino todo lo contrario. Y reconocer los errores que uno ha cometido, como ha hecho Rubalcaba cuando ha dicho que el Gobierno de Zapatero debería haber dado pasos para aprobar la dación en pago y otras medidas que eviten el drama humano de los desahucios de la vivienda habitual pero no lo hizo, siempre es bien recibido. El problema y la desconfianza surgen, entre la ciudadanía, cuando se convierte en una práctica frecuente presentar propuestas que hace poco más de un año rechazaban el propio Rubalcaba y su partido, al ser presentadas por IU o por algún otro grupo minoritario del Congreso de
los Diputados.
«Bienvenido, señor Rubalcaba», le dijo el miércoles último el coordinador federal de IU, Cayo Lara, al líder de la oposición, felicitándole con ironía porque ahora está de acuerdo con propuestas de esta formación de izquierdas que antes rechazó desde el Gobierno de Zapatero. Y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, también aprovechó su intervención en la Cámara Baja para recordar a la portavoz parlamentaria del PSOE, Soraya Rodríguez, que cuando gobernaban los socialistas votaron en contra de las propuestas de otros grupos contra los desahucios mientras ahora dicen lo contrario a lo que sostenían entonces. Ésta es una de las contradicciones que se ponen sobre la mesa cuando se cambia tan radicalmente de opinión al estar en la oposición frente a lo que se defendía desde el Gobierno.
RECONOCER LOS ERRORES
Desde que el PSOE fue castigado por la ciudadanía en las elecciones generales de noviembre de 2011, cuando perdió casi cuatro millones de votos y pasó a la oposición, no es ésta la primera ocasión en que presenta propuestas que en la anterior legislatura rechazó cuando las plantearon Izquierda Unida y otros grupos minoritarios.
El plan para combatir la pobreza que ahora defiende el PSOE, por ejemplo, y buena parte de las medidas que ha presentado Rubalcaba para aprobar una reforma fiscal progresiva y más justa, de tal manera que pague más impuestos quien tiene más dinero, son algunas de las muchas medidas que el Gobierno de Zapatero y los diputados socialistas rechazaron cuando estaban en el poder y que ahora presentan y defienden.
Como ha dicho Cayo Lara, bienvenidas sean esas propuestas si pueden contribuir a mejorar la situación de la ciudadanía. Pero, para ser creíbles, cuando los dirigentes socialistas proponen iniciativas radicalmente contrarias a lo que ellos hicieron y votaron desde el Gobierno deberían reconocer una y otra que entonces se equivocaron, como han reconocido con los desahucios, y no «venderlas» como si fueran propias. La ciudadanía, siempre benévola y muchas veces demasiado olvidadiza, seguro que les perdonaría algunos de sus errores anteriores.
Y EN CASTILLA-LA MANCHA…
Por la boca muere el pez. Hace seis años, la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, hizo una visita oficial a China y fue muy criticada desde el PP porque iba a un país donde no se respetan los Derechos Humanos; le exigieron que reclamara a aquel Gobierno ese respeto que no practicaba ni practica.
Ahora, la presidenta de Castilla-La Mancha y «número dos» del PP, María Dolores de Cospedal, ha visitado ese mismo país, invitada por el Partido Comunista chino -con el que ha firmado un convenio de colaboración-, y ha promocionado los productos de la región y las empresas españolas como hizo entonces De la Vega. ¡Qué bien harían algunos dirigentes políticos si pensaran un poco sus críticas antes de lanzarlas al aire, en vez de aprovechar cualquier ocasión para poner a caldo al adversario… aunque esté haciendo lo mismo que ellos!