Si para el Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España lo femenino es lo mismo que «débil y endeble» mientras que lo masculino se identifica con «varonil y enérgico» no es de extrañar que algunos animales piensen que pegar a una mujer es admisible o, en el peor de los casos, un problema del ámbito privado de una familia. Los sabios de la RAE no se habían dado cuenta de su «error» y hasta finales de 2014 no se publicará la nueva edición del diccionario que ya no contiene aberraciones como perpetuar, semánticamente, la desigualdad y el machismo.
No hace mucho que estábamos ahí y nadie se metía por no molestar. Ni el confesor, ni el juez, ni los Cuerpos de Seguridad, ni la sociedad… Ni siquiera las leyes eran justas y eficaces. Ahora que se nos ha caído la venda a todos y los delitos de violencia doméstica o de género son una prioridad en cada uno de los actores citados y una lacra que nos remueve las tripas a cada uno de nosotros, resulta que nos queda el Diccionario, libro ilustre que sigue consagrando el sexo débil, las mujeres; y el fuerte, los hombres.
El avance de las mujeres en todos los campos y, en especial, la fuerza de quienes han sido víctimas de violencia en sus hogares y han logrado salir adelante, ha dejado atrás hace años lo del sexo débil… Menos para el diccionario nacional, que aún nos lo regalará un añito más.
Habrá que esperar a esa fecha, también, para que oficialmente haya alfareras, camilleras, cerrajeras, enterradoras, herreras, picapedreras, costaleras o soldadoras, todos ellos oficios que la lengua hasta ahora solo reconocía a los hombres.
He leído en El País que el director de esta edición, el académico y catedrático de Lengua española, Pedro Álvarez de Miranda, afirma contundentemente que lo «que no se puede pretender es cambiar la realidad a través del Diccionario. Si la sociedad es machista, el Diccionario la reflejará. Cuando cambia la sociedad, cambia el Diccionario”. Pues no, señor Álvarez de Miranda, la RAE va mucho más retrasada que la sociedad, pese a que de marcar algún paso la sapientísima academia, creo yo que en estos asuntos debería haber sido el de ir por delante.
El lunes 25 se celebra el Día Internacional por la Eliminación de la Violencia de Género y todos estamos obligados a llamar la atención sobre los distintos frentes que quedan abiertos en el camino hacia la igualdad, primer peldaño para la erradicación de la violencia doméstica.
Como periodista, escojo el frente del lenguaje, mucho más importante y menos inocente de lo que algunos admiten.
Como mujer, me solidarizo con todas las que han pasado, pasan o pasarán por tan duro trance.
Y como persona, me sumo al reconocimiento de quienes desde la Justicia, la Seguridad o la Sociedad se levantan cada día poniendo un nuevo grano de arena en la montaña para acabar con esta violencia.