O los pactos son necesarios porque los ciudadanos piden que una nueva forma de hacer política se instale en pueblos, ciudades y comunidades autónomas o los pactos son productos de las derivas radicales de quienes solo buscan poder. Son las dos versiones más repetidas, por las izquierdas y por las derechas, que nos quedan desde que el domingo 24 de mayo las papeletas convirtieran a España en un barco que o bien nos lleva a tierra firme en ese mar de dudas en el que nos encontramos desde 2008 o encalla a las primeras de cambio.
Aunque los pactos son mas antiguos que usted y que yo. Que han sido más puntuales a lo largo de la historia es cierto, pero que han formado Gobiernos que a priori rechinaban y que unos han salido bien y otros peor, también. He aquí tres ejemplos a bote pronto: los Gobiernos nacionales que formaron socialistas y «populares» pactando ahora sí mañana más con los nacionalistas catalanes y que ahora los haría Rita la cantaora; el pacto que alcanzaron socialistas y «populares» en el País Vasco por aquello de extinguir el terrorismo asesino o, si quieren, el más cercano y como símbolo de lo que podría suceder después, el que inmortalizaron PP e IU en Extremadura hace cuatro años por aquello del puro poder. O del poder puro y duro. Que les salió rana a los dos porque al final los socialistas, con otro pacto, eso sí, han vuelto al poder.
Pues en Castilla-La Mancha y en numerosas poblaciones, sobre todo en las más importantes, ha sucedido lo mismo. Se gobernará a base de pactos. Sobre todo de formaciones de izquierda que lo que pretendían era alejar al PP de los diferentes Gobiernos. Legítimo pues. PSOE y Podemos, lo previsto.
SIN CORBATAS POR MEDIO, OIGA
Lo que nos dejó a cuadros fue la reunión que mantuvieron Podemos y PP el viernes en Toledo, con casi toda probabilidad el primer «vis a vis» entre los «coletas» y los «bien peinaos» que se ha producido en la piel de toro y que pone de manifiesto que las urnas le han pegado un repaso a la democracia de aquí te espero. Ver a José García Molina, secretario general de los morados y a partir de ahora un rostro conocido en la política regional en un lado de la mesa y a Vicente Tirado, el hasta ahora superpoderoso número dos de María Dolores de Cospedal y «amo y señor» de las Cortes regionales al otro no se lo esperaba ni el más pintado de ustedes.
Sin corbatas por medio, oiga.
¿Qué se dirían? Porque no creo que se pasaran la reunión recordándose los epítetos que unos y otros se han echado en cara durante meses y meses. Los llamados «radicales perros-flautas» frente a los denominados «casta más castuza». Lo que hubiera dado yo por meter ahí una grabadora y escuchar después su contenido. Ja, ja, ja…
Lo que les digo, que las urnas a veces hasta hacen milagros.
Cómo está el panorama, oigan.
@CesardelRioPolo
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