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viernes, 22 de noviembre de 2024
Nervios en los partidos y sus dirigentes - 03 abril 2018 - Toledo
Mar G. Illán Mar G. Illán

Pese a que en los últimos procesos electorales, encuesta tras encuesta, se dieron clamorosos errores y no sirvieron más que para certificar tendencias claramente observables en cualquier conversación de calle, lo cierto es que a un año de las elecciones autonómicas, municipales y europeas y, en principio a más de dos de comicios generales, los sondeos vuelven a generar nervios y avisos de fin de ciclo. O principio, depende.

Proliferación de encuestas y nervios en los partidos

No sé si es que las encuestas las encargan los que suelen salir poco a la calle a hablar con la gente normal (entiéndase por normal que no ocupa cargo público ni milita en un partido), pero todo lo que leo ya lo he escuchado antes. En cualquier conversación.


Da igual. Todo el mundo quiere y encarga su encuesta.

En cualquier caso, la proliferación de sondeos es síntoma claro de dos cosas: que se acercan elecciones y que los partidos políticos y sus dirigentes están muy nerviosos, tanto aquellos a los que favorecen las encuestas como a los que no.

No es la primera vez que las encuestas prometen a Ciudadanos un resultado mejor de lo que le otorgan más tarde las urnas.

A eso se agarran en el PP para mantener la esperanza de que seguirán siendo el partido más votado a la hora de la verdad porque, dicen, «la mejor encuesta es la urna». Pegar la oreja a la calle les permitiría saber que más allá del resultado que finalmente acabe teniendo Ciudadanos, territorial o nacionalmente, el desgaste de los «populares» es más que evidente y preocupante.

Parece que en esta ocasión la cosa va más en serio y que ya no vale el “tranquilo Mariano, que del 26 por 100 no bajamos en el peor de los casos”, que parece ser que Arriola entonaba en los peores momentos preelectorales.

[ze_summary text=»Parece que en esta ocasión al PP ya no vale aquello de Arriola: Tranquilo Mariano, que del 26 por 100 no bajamos»]

Parece que en esta ocasión al PP ya no vale aquello de Arriola: Tranquilo Mariano, que del 26 por 100 no bajamos[/ze_summary]

 

El Partido Popular está obligado a recomponerse para no descomponerse. Se presume que puede conservar algunas plazas autonómicas y municipales abrazado a Ciudadanos, pero quizás en esas alianzas se esté también poniendo la soga al cuello de las generales.

Las encuestas dicen -la calle también- que Pedro Sánchez no cuaja. Fuera de la militancia socialista no convence. Ni a los del norte ni a los del sur ni a los del centro. Sin escaño y sin voz en el Congreso y con un discurso nada claro en los temas más candentes para el país, como Cataluña o las pensiones, a los socialistas les cuesta cada vez más convencer al electorado de que la alternativa al PP va a venir del PSOE.

Las encuestas suelen dar a los socialistas menos de lo que finalmente obtienen. Con Pedro Sánchez ha pasado en sus dos intentos y aún faltan dos años para las generales, pero por el momento, en el PSOE, cuanto más crítico se es con Pedro Sánchez, mejores resultados se obtienen en las urnas.

La bajada de Podemos, un «it» en las encuestas

Hoy por hoy la marca PSOE lastra a sus candidatos. Así que también tendrán que buscar sus propias soluciones para no perecer atrapados entre el deterioro de su partido y la crecida de Ciudadanos.

[ze_summary text=»Hoy por hoy la marca PSOE lastra a sus candidatos y Pedro Sánchez no cuaja como líder más allá de las primarias socialistas»]

Hoy por hoy la marca PSOE lastra a sus candidatos y Pedro Sánchez no cuaja como líder más allá de las primarias socialistas[/ze_summary]

 

La bajada de Podemos es otro de los “it” de las encuestas, algo que está desde hace tiempo en las conversaciones. Salvo alguna plaza fuerte, el partido de Pablo Iglesias pierde fuelle y su liderazgo se hunde en las peores notas de la clasificación.

Desde luego, nada está escrito ni decidido a estas alturas. Ni siquiera en las autonómicas y municipales, para las que falta poco más de un año. Y menos en comunidades autónomas como Castilla-La Mancha, con un parlamento raquítico de 33 escaños para 5 provincias, 4 partidos y 1.500.000 votantes aproximadamente.

Una décima arriba o abajo en una ciudad o en una provincia puede mover de bando un diputado y con él, el partido que gobierne la Junta, gane quien gane las elecciones.

[ze_summary text=»Con un parlamento tan raquítico como el de CLM, una décima más o menos de un partido u otro puede dar o quitar la Junta»]

Con un parlamento tan raquítico como el de CLM, una décima más o menos de un partido u otro puede dar o quitar la Junta[/ze_summary]

 

Ya no es solo cuestión de quién gana sino con quién suman el que gana y el que pierde. Y en eso cada voto cuenta. Un conflicto mal resuelto en un barrio, en un colectivo, en una provincia puede llevarse por delante una legislatura entera.

Así que saquen brillo a los cinco sentidos y no se olviden de sexto, el del sentido común, el que permite conocer lo que va a decir cualquier encuesta sin ni siquiera encargarla.

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