A los 350 diputados que conforman el Congreso les debería estar prohibido salir de Madrid, y que se queden sin vacaciones, por supuesto, hasta que no logren formar Gobierno. Lo digo en serio. Suspendieron en diciembre y en junio volvieron a examinarse, pero vistas las perspectivas no llegan ni a septiembre si al final se disuelven las dos Cámaras y convocan unas terceras elecciones. ¡Vaya un disparate!
El martes 26 comienzan las conversaciones del Rey con los diferentes partidos con representación parlamentaria porque el lunes 25 se lo han tomado de fiesta. «Pa» pensar, será. Es el jueves 28 cuando Felipe habla con Albert, Pablo, Pedro y Mariano. Más de lo mismo, porque o se abstiene el PSOE (por cierto, que es la postura que adoptaría Bono, como dijo en una entrevista en La Sexta Noche) o vamos por el mismo camino. A no ser que la multidependencia que tiene el PP con diferentes grupos para que voten a su favor le convierta en un rehén de las peticiones de nacionalistas y se siente en un campo de minas un día sí y otro también.
En el caso de que al final vayamos a las terceras la ley debería prohibir presentarse a los mismos candidatos… Tambien lo digo en serio.
Aunque todavía confío en que Pedro Sánchez cumpla con aquello de «no habrá terceras elecciones». Eso sí, Rajoy tendrá que someterse a la sesión de investidura aunque no tenga cerrados los apoyos porque también es su obligación y deber. La negociación a tres bandas entre PP, PSOE y Ciudadanos no es posible porque tres no se ponen de acuerdo si ninguno de ellos quiere.
El PP se las prometía muy felices en las horas posteriores al 26-J. Pero la situación era la misma, con algún escaño más, que la que ocurrió el 20-D de hace siete meses. Conclusión: a los votantes solo nos harán caso cuando a ellos les convenga, eso es lo que vale nuestro voto, apenas nada…