Salen y salen encuestas, pero nadie da nada por ganado ni por perdido definitivamente. A menos de una semana de las elecciones autonómicas y municipales, casi todo es posible en casi todas las plazas.
En Castilla-La Mancha, una de las comunidades donde tanto PP como PSOE tienen puesta su mirada nacional como símbolo de permanencia o cambio, las espadas están en alto y los mensajes de los principales candidatos llamando al voto útil, cada uno a su manera, así lo reflejan.
Mantener el Gobierno de Castilla-La Mancha no solo apuntalaría la carrera política de María Dolores de Cospedal, sino que revalidaría la teoría del PP y Mariano Rajoy de que se hace la única política posible y despejaría parte del camino hacia las elecciones generales.
Una victoria de Emiliano García-Page no solo lanzaría su figura nacionalmente al entrar en el selecto club de presidentes autonómicos socialistas de 2015, sino que daría un impulso importante al liderazgo de Pedro Sánchez, ayudándole a teñir de rojo una gran superficie dentro del mapa español a las puertas de las generales y de sus propias primarias en el PSOE.
Así que Génova y Ferraz miran de nuevo a Castilla-La Mancha, aunque no todos en Génova quieren que gane Cospedal, mientras que en Ferraz no hay nadie en contra de que gobierne Page.
La mayor parte de las encuestas dan ventaja al PP, pero le niegan, generalmente, la mayoría absoluta. Solo el CIS -ni más ni menos que el CIS- ha establecido que Cospedal gana en escaños y Page en votos. Así que el PP se agarra a las encuestas para predicar de uno a otro confín de la región que Cospedal seguirá gobernando porque el resultado lo permitirá, aunque tenga que hacer acuerdos puntuales con otras formaciones.
El PSOE se agarra a la encueta del CIS y a las señales: la movilización de su gente, muy por encima de lo visto en las elecciones de 2011, la expectativa de recuperar plazas señeras que se perdieron hace cuatro años y la facilidad para moverse en la calle, mientras el PP se centra en actos a puerta cerrada.
Pronto sabremos el resultado final, pero varias cosas parecen ya bastante claras. La primera, que no habrá mayorías absolutas en Castilla-La Mancha. La segunda, que el bipartidismo seguirá siendo mayoritario en esta región, que ha sido siempre una cuna segura; la tercera, que los nuevos, Ciudadanos y Podemos, no pasarán de partidos minoritarios en la próxima Cámara; la cuarta, que las llaves las tendrán ellos de cara a la investidura y en otras muchas ocasiones.
Así las cosas, Cospedal y Page llaman al voto útil. Cada uno a su manera.
La presidenta y candidata del PP identificando a su partido con la estabilidad y advirtiendo contra los experimentos. Se reclama pagadora de las deudas dejadas por José María Barreda y promete hacer buena la frase de que todos los sacrificios de estos años, más en CLM que en ningún otro lugar de España, tendrán recompensa. Su mensaje está claro: no dilapidar los esfuerzos de estos años.
Page, convencido de que la mayoría de los castellano-manchegos, voten lo que voten lo que quieren es que Cospedal deje de ser presidenta, pide el voto útil para sí y señala al PSOE como la única manera de hacer posible un cambio, dados los efectos que la ley electoral regional tendrá sobre los votos dispersos. Page está convencido de que ganaría una segunda vuelta si las elecciones fueran Cospedal sí o Cospedal no y llama a todos a su urna. Su mensaje lo tiene claro: gobernar para la mayoría y hablando con todos.
Por si fuera poco, Castilla-La Mancha es la única comunidad autónoma que no prevé convocatoria obligatoria de elecciones en el caso de que ningún candidato lograse mayoría para su investidura. El Estatuto contempla que si dos meses después de celebradas las elecciones nadie obtiene mayoría absoluta o simple, gobernará el que tenga más escaños. ¿Y si hay empate a escaños y los minoritarios no se mueven hasta que no pasen las elecciones generales y se fijen los nuevos pactos para la Moncloa?…
Lo dicho, espadas en alto e incertidumbre hasta el último minuto y más allá, porque si no hay mayorías absolutas la investidura seguirá dando que hablar.