Esperanza ha abierto la caja y hay muchos que han visto cómo salían los rayos y los truenos, pero al fin y al cabo no ha dicho más que lo que algunos estábamos esperando desde hace tiempo: abrir el melón de la reducción de los diferentes Parlamentos autonómicos, a quienes la dieta del recorte, o de los ajustes si prefieren mejor ese término un poco más cursi, no ha afectado al mismo nivel que al resto de la sociedad.
Y eso, teniendo en cuenta que los políticos son el tercer «problema» que tiene este país, pues es cuanto menos chocante.
Claro, aquí no se producirán, al menos por ahora, debates grandilocuentes ni habrá ruedas de prensa de los partidos políticos al uso, los que todos tenemos en la cabeza, para echarse en cara unos a otros que la medida está fuera de lugar y que pasemos a otra cosa, mariposa.
Pero es cuestión de poner las cuentas encima de la mesa y valorarlo. Aguirre quiere dejar su Parlamento madrileño en la representación territorial más «raquítica» del país. Y utiliza la lógica: puestos a recortar, también ha de vivirlo (aunque sea al menos para que sepan qué se siente) quienes lo pregonan a los cuatro vientos: el político.
Castilla-La Mancha dispone en estos momentos de 49 diputados regionales, representantes de las cinco provincias de la comunidad autónoma. Se reúnen una vez por semana, y no siempre, y estoy convencido de que si se quedaran en, pongamos por caso, 25, la actividad parlamentaria no se resistiría.
Es más, a efectos prácticos ni nos enteraríamos. Se lo aseguro.
Ya sé que el ahorro sería «pecata minuta» y todo lo que ustedes (perdón, los políticos) quieran, pero eso mismo dicen los representantes de otros muchos sectores de la sociedad. Y siempre les contestan que si no hay… Pues no hay, que es lo que toca.
Un poquito de aquí y otro poquito de allá hacen montón. ¿Verdad?
Siempre he pensado que si saliéramos a la calle y preguntáramos a los ciudadanos por el número de diputados autonómicos que tenemos y, voy un poco más allá, para qué sirven las Cortes, muchos no sabrían ni qué contestar. No solo sucede en Castilla-La Mancha, salgan de estas fronteras y prueben.
Claro que no es culpa de los políticos la «ignorancia» que existe sobre ellos o el «abandono» al que les han sometido los ciudadanos, pero ni PP ni PSOE han dicho ni una palabra sobre el particular. Madrecita, madrecita, que me quede como estoy.
El viernes 8 tuve la oportunidad de preguntarle públicamente al consejero de Presidencia y Administraciones Públicas y Portavoz del Gobierno regional, Leandro Esteban, si estaba o no de acuerdo con el planteamiento de su compañera Esperanza y si, ya puestos, podría ser un ejemplo a imitar en nuestras tierras.
Fue en el transcurso de una tertulia en Radio Castilla-La Mancha y el consejero mostró su rechazo. Argumentó, entre otras cosas, representación territorial para que ninguna comarca se quedara «aislada» políticamente dado el extenso territorio de esta comunidad. No es lo mismo plantearlo en una región con una sola provincia que en otra que tiene cinco, dijo.
Y ni PP ni PSOE se han planteado siquiera convocar una rueda de prensa para que sepamos qué les parece a ellos la posibilidad de la dieta Aguirre.
Por eso, porque la coherencia debe ser para todos y metidos de lleno en el capítulo de ahorrarse unos «cuartos», no estaría de más que se abriera un debate general (por ejemplo, en las mismas Cortes regionales) para ver cuáles serían las ventajas y los inconvenientes, si los hubiere y me refiero a estos últimos, de llevar a la práctica tal «desatino»: el ajuste en el número de diputados autonómicos.
Me temo que seguiremos esperando.