El Partido Popular, en su legítimo propósito de querer desalojar al Gobierno de la Moncloa, lo utiliza todo. El terrorismo, aunque ETA dejó de asesinar hace 13 años; la Justicia, bloqueando la renovación del Consejo General del Poder Judicial durante más de cinco años, diciendo que iban a «controlar desde detrás» el Tribunal Supremo o presentando querellas que saben abocadas al fracaso; la continua petición de dimisiones de ministros y altos cargos que no se producirán; cualquier noticia de los medios de comunicación… Todo les vale para sobreactuar. Pero no todo vale en política, aunque legítimo el fin que se persigue.
Los partidos que se presentan a unas elecciones quieren ganar para gobernar. Y hay que suponer que quieren gobernar para mejorar la vida de la ciudadanía. Esto último sólo se puede suponer porque, a juzgar por lo que hacen y dicen algunos políticos, parece que piensan poco en la gente. Pero, lo dicho: no todo sirve -o no debiera servir- para alcanzar ese legítimo fin.
El PP está utilizando ahora una fotografía que ha publicado El Mundo, en la que está el presidente del Gobierno con el empresario Víctor Aldama, considerado cabecilla y comisionista de la presunta trama de corrupción en la que un juez investiga si hubo cobros ilegales en la compra de mascarillas durante la pandemia de la COVID-19. Se encuentra en prisión desde el pasado 7 de octubre, por su presunta implicación en otro asunto, un fraude en el IVA de hidrocarburos.
¿Por qué esperar a la investigación judicial?
El juez investigará si, como dicen en el PP, Sánchez conocía a Aldama o si, como dice el presidente, nunca se han reunido ni formal ni informalmente. «Yo jamás he hablado con él», ha dicho. Pero Alberto Núñez Feijóo y otros dirigentes de su partido -además de distintos medios de comunicación y tertulianos- ya han concluido que esa foto demuestra que el presidente ha mentido, que le conocía y poco menos que era amigo de Aldama. ¿Por qué esperar a lo que concluya el juez tras la investigación?
En los mítines y otros actos de los partidos -sin que esto sea una defensa de Pedro Sánchez-, ¿cuántas veces le piden a un dirigente político fotografiarse con él? A todos: Sánchez, Feijóo, Yolanda Díaz, Santiago Abascal… Siempre ocurre. La foto que en el PP consideran la prueba del algodón que demostraría que el presidente conocía a ese empresario fue tomada febrero de 2019, en el acto de presentación del candidato a las primarias del PSOE para la Alcaldía de Madrid.
El juez se pronunciará tras la investigación, pero Núñez Feijóo ya ha dictado sentencia: «Ya sabemos que el Señor 1 [Pedro Sánchez, según le denominaban en la presunta trama de corrupción] no pasaba por allí, y que el señor Aldama tenía acceso vip al presidente del Gobierno».
¿Debería saber el presidente por qué su foto con Aldama la tomó Koldo?
Y, ya puestos a pedir, Feijóo pide que Pedro Sánchez convoque una rueda de prensa para explicar «a todos los españoles su relación con el señor Aldama» -él da por hecho que esa relación existía, aunque el presidente la niega y el juez no se ha pronunciado-, que aclare por qué fue Koldo quien tomó esa foto y, a continuación, que dimita y convoque elecciones. ¿Acaso debería saber el presidente por qué la hizo Koldo y no otra persona? Cuando le pidieron esa foto, como hacen tantas personas, ¿tuvieron que explicarle «mira, presidente, esta foto la va a tomar Koldo por esto y por esto…». En fin…
Aldama estaba en ese acto sentado en la tercera fila del patio de butacas del madrileño teatro La Latina y, cuando concluyó la presentación del candidato socialista a las primarias, él pasó a una zona reservada a militantes y simpatizantes del PSOE. No se sabe si tuvo acceso a ese lugar porque era simpatizante, porque le invitó el partido o Koldo o por qué motivo, pero esto no lo tienen en cuenta en el PP porque echaría por tierra su teoría de que esa foto demuestra que ambos se conocían.
Críticas necesarias pero con argumentos y respeto a la investigación judicial
Se ha dicho ya tantas veces que cansa tener que repetirlo, pero hay que hacerlo. En este asunto, y siempre que existan sospechas de conductas irregulares o corruptas del presidente, ministros o cualquier cargo público hay que exigir que se investigue y depuren responsabilidades. Caiga quien caiga. Pero debe hacerse con argumentos serios, con respeto a la investigación judicial y sin lanzar conclusiones precipitadas con un fundamento tan endeble como una foto del presidente con Aldama. ¿Con estas armas políticas pretende el PP desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa? Esto no es serio ni propio del partido que aspira a gobernar.
Pedro Sánchez, varios ministros y otros dirigentes del PSOE han contestado difundiendo vídeos en los que ellos han sido fotografiados en actos públicos con otras con personas que se lo han pedido. El presidente ha afirmado: «Yo me hago mil fotos. Uno no elige con quién se hace una foto, pero sí elige con quién se va de vacaciones».
Sánchez se refería a la tan utilizada fotografía de hace casi 30 años de Núñez Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado en un yate de este. Tampoco es serio recurrir a esa imagen, una vez más, como argumento. Hay quien está convirtiendo la vida política en un vergonzoso espectáculo y la ciudadanía no se lo merece.