La campaña electoral ha comenzado con una noticia tan lamentable como incomprensible: el candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha decidido participar en un debate con otros candidatos en las televisiones privadas del grupo Atresmedia (Antena 3 y laSexta), pero ha rechazado intervenir en otro en TVE, la televisión pública que paga la ciudadanía y que él esta obligado a defender. Es una mala decisión suya y del Comité Electoral de los socialistas, que todavía están a tiempo de rectificar.
Los argumentos que han utilizado desde el PSOE y el Gobierno para justificar esta decisión son tan débiles que se caen por su propio peso. Dicen que han optado por el primer debate porque será más plural, puesto que en él participarán los cuatro partidos con escaños en el Parlamento (PP, PSOE, Unidas Podemos y Ciudadanos) más Vox, mientras que TVE no ha invitado al líder de este último partido, Santiago Abascal. Pero no explican que, según la ley y las instrucciones de la Junta Electoral Central, en los debates electorales en la televisión pública sólo pueden intervenir los partidos que en las elecciones anteriores tuvieron representación en las Cortes y por eso no puede participar Vox.
Debates electorales obligatorios en televisión
La solución es muy sencilla, y Pedro Sánchez todavía está a tiempo si quiere rectificar su errónea decisión: puede participar en el debate de cinco partidos en Atresmedia e intervenir, también, en otro de cuatro líderes en TVE. No son incompatibles. Pero lo que deberían hacer los políticos en la próxima legislatura, para que esta situación no se repita, es aprobar una ley en la que se regulen los debates en campaña electoral y se establezca que son obligatorios, como en otros muchos países, y no dependan de la estrategia o del interés de un candidato o partido.
Pocas horas después de este error de Sánchez y su Comité Electoral -por el desprecio que supone no solo a los trabajadores de TVE sino a toda la ciudadanía, que es la que costea la televisión pública-, comenzó una campaña electoral que se presenta como de las más importantes que se han vivido en España. Y, a juzgar por lo que se ha visto en los últimos meses de la prolongada precampaña, en las dos semanas que quedan hasta el 28 de abril la ciudadanía va a ver y escuchar de todo, incluidas afirmaciones falsas y sin contrastar. Y si no, al tiempo.
Hay dos maneras de mentir en una campaña electoral, y algunos políticos las utilizan ambas: una, prometiendo cosas que saben que no van a cumplir, una práctica que la ciudadanía española ha padecido ya muchas veces; otra, diciendo algo que es falso. Habrá que estar muy alerta en esta campaña, porque no faltarán las falsedades y las promesas para no cumplir que harán algunos candidatos y candidatas.
En una sociedad en la que las redes sociales son tan importantes para difundir la información, y con el peligro de las muchas noticias falsas que a diario circulan por ellas, hay que estar más alerta que nunca. La Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP), la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) y el Foro de Organizaciones de Periodistas (FOP) han coincidido en pedir a los candidatos a la Presidencia del Gobierno que en la próxima legislatura estudien la inclusión en los institutos de una asignatura de Educación en Comunicación. Pero como esto va para largo, si es que algún partido hace caso a esa propuesta, de momento hay que estar muy vigilantes y con una actitud crítica ante lo que digan y hagan los políticos.
Además de algunas falsedades y datos sin contrastar, en esta campaña electoral es muy probable que algunos candidatos no se corten nada a la hora de lanzar por su boca algún que otro exabrupto o disparate, simplemente porque es día se les ocurre una frase que les parece ingeniosa o porque sus asesores se lo han aconsejado. Ya lo han hecho en la precampaña y el tono no va a bajar, sino todo lo contrario.
Pablo Casado: «Pedro Sánchez prefiere las manos manchadas de sangre»
Como ejemplo del previsible tono que utilizarán algunos candidatos durante la campaña basta fijarse en el líder del PP, Pablo Casado. En Barcelona, durante la presentación de su programa electoral, además de repetir su habitual argumento de que Pedro Sánchez se va a apoyar en los separatistas catalanes y en los proetarras para intentar mantenerse en el Gobierno, ha añadido: «Prefiere las manos manchadas de sangre a las manos manchadas de blanco», en referencia a esa manera de protestar, con las manos en alto y las palmas abiertas y pintadas, contra los asesinatos de ETA que surgió hace años en las universidades.
Con un PP al que todas las encuestas vaticinan una importante pérdida de votos en las próximas elecciones generales, que en su mayor parte irán a Ciudadanos y a Vox, Pablo Casado ha decidido que su partido vuelva a los tiempos pasados en que representaba a una derecha más dura, para intentar contrarrestar esa fuga de votos. Y en esa estrategia parece que todo le vale, incluidos las salidas de todo verbales y algunas afirmaciones falsas que después atribuye a una mala interpretación de los periodistas. ¡Lo que hay que ver!