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viernes, 22 de noviembre de 2024
El presidente utiliza las pensiones para poder agotar la legislatura - 26 abril 2018 - Madrid
Agustín Yanel Agustín Yanel

Con tal de lograr que el Congreso de los Diputados apruebe los Presupuestos Generales del Estado para 2018, y garantizarse así que podrá agotar su mandato sin tener que anticipar las elecciones generales, Mariano Rajoy no ha tenido ningún reparo en utilizar a los pensionistas como moneda de cambio. Ha convertido el derecho constitucional a percibir una pensión en un juego de trileros y ha manejado a los pensionistas como si fueran la pelotita que los timadores mueven con destreza sobre el tablero para despistar a los incautos jugadores y engañarles.

Hasta ahora, según el Gobierno, no había dinero para incrementar las pensiones en el mismo porcentaje en que sube el coste de la vida. Pero, de repente, tras un pacto de Rajoy con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) para que los cinco diputados peneuvistas apoyen los Presupuestos, sí hay dinero para esa subida. ¿Qué ha ocurrido?


Una subida necesaria pero mal gestionada

Hay que aplaudir que las pensiones vayan a subir este año un 1,6 por 100, lo mismo que ha subido el coste de la vida, como han reclamado decenas de miles de pensionistas en toda España en distintas manifestaciones. Pero hay que criticar que Rajoy lo haya hecho por intereses exclusivamente partidistas, después de haberse negado reiteradamente a ello pese a que lo exigían los pensionistas y todos los partidos de la oposición.

Hace siete semanas, el pasado 14 de marzo, Rajoy compareció en el Congreso para hablar de las pensiones -obligado por la oposición y por la presión de quienes se manifestaban en la calle- y dijo que no había dinero para incrementarlas en el mismo porcentaje que ha subido el Índice de Precios al Consumo (IPC), que no iba a crear nuevos impuestos para aumentar los ingresos de la Seguridad Social y que no estaba dispuesto a modificar la ley por la que solo suben el 0,25 por ciento desde 2013.

Lo único que ofreció, para intentar aplacar las críticas y las manifestaciones, fue la posibilidad de mejorar las pensiones mínimas (son la cuarta parte del total) y las de viudedad, y rebajar el IRPF para algunas pensiones y familias. Nada más.

Rivera se colgó la medalla, pero se la quitan

Dos semanas más tarde, el día 26, Albert Rivera -que se ha especializado en colgarse medallas y atribuirse méritos y más méritos- se apresuró a convocar una rueda de prensa para anunciar que había llegado a un acuerdo con el Gobierno: los diputados de Ciudadanos apoyarían los Presupuestos Generales del Estado y, a cambio, Rajoy se comprometía a incrementar las pensiones mínimas un 2 por 100 y a rebajar el IRPF a quienes perciban menos de 18.000 euros al año, entre otras cosas.»Han cedido a nuestras peticiones», proclamó, triunfal. Tantas prisas le llevaron a cometer algún error de cifras en su anuncio, que fue aclarado después por el ministro Cristóbal Montoro, quien le dedicó esta frase: «Es un recién llegado a la arena» de la política.

El líder de Ciudadanos no ha podido lucir mucho tiempo la medalla del aumento de las pensiones, porque se la ha quitado el PNV negociando mejor. Este partido ha votado el 26 de abril en contra de las seis enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales que habían presentado PSOE, Unidos Podemos, ERC, PDeCAT, Compromís y EH Bildu. Eso permitirá que las cuentas que ha preparado el Gobierno para 2018 sean tramitadas a partir de ahora en el Congreso, hasta llegar en su día a la votación de las enmiendas parciales al articulado del proyecto de ley.

La consecuencia de esta votación es que Rajoy habrá conseguido que las Cortes aprueben sus presupuestos para 2018. Si los del año que viene no fueran aprobados, porque es año electoral y cada partido jugará sus bazas según le convenga, el presidente no tendrá problemas: prorrogará los de este año y podrá terminar la legislatura. Objetivo conseguido, gracias al PNV y no a Ciudadanos.

Un mal momento para el Gobierno y el PP

El Gobierno y el PP no atraviesan por un buen momento y no consiguen remontar en las encuestas. A los innumerables casos de corrupción que ha tenido en sus filas el partido de Rajoy, sobre todo en Madrid y Valencia, se suma la bochornosa dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, un mes más tarde de cuando debiera haber dejado su cargo. Y, por si eso fuera poco, en el primer trimestre de este año el paro ha aumentado en 29.400 personas y se han destruido 124.100 puestos de trabajo, las peores cifras de los tres primeros meses en los cuatro últimos años, según la Encuesta de Población Activa. En total hay 3. 796.100 personas paradas, un 16,74 por 100 de la población activa.

Pero ni siquiera los malos momentos de un gobierno o de un partido político deberían llevar a sus responsables a utilizar a los pensionistas por intereses políticos propios, como ha hecho Rajoy. Hay que felicitar al PNV por la negociación, pero hay que criticar al Gobierno por la manera de conseguir los cinco votos de ese partido.

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