Una expresión muy común es aquella de “hay dinero para lo que se quiere”. Y es utilizada en muchos momentos y ámbitos de la vida. Viene ello a cuento, porque he leído estos días que nuestro Gobierno regional ha adquirido dos coches para uso oficial del vicepresidente primero José Luis Martínez Guijarro y para el vicepresidente segundo José Manuel Caballero Serrano. Aducen desde el palacio de Fuensalida que los vehículos que tenían antes contaban con más de 600.000 kilómetros, que contaminaban contraviniendo las normas que ha fijado la UE en materia de medio ambiente, que los coches eran mayores de edad. En suma, han jubilado un Audi 6 y un Citröen C-5. Nada dos cochecitos normales en su día.
La noticia, perdonen ustedes, me produjo cierto estupor e indignación. Por supuesto no niego el derecho a que los vicepresidentes de mi Gobierno regional puedan desplazarse en coche oficial y que tengan acceso a ello. No hay porqué llegar al caso del expresidente cántabro Rivilla, que utilizaba con mucha frecuencia el taxi haciéndose popular. No es eso. El coste de los vehículos comprados asciende a 170. 000 euros de vellón. Es decir, 85.000 cada uno. O lo que viene a ser casi el coste de cuatro coches como el mío, un Peugeot 308 de 110 caballos, que me lleva tan divinamente a todos los sitios y con música si quiero; cómodo, rápido, calentito en invierno y con climatizador para el verano. ¿Para qué quiero más?
Bien, pues cuando he sabido que días pasados y en dos ocasiones, unos vecinos de la ciudad de Toledo han mantenido entrevistas, primero con el delegado provincial de Fomento Jorge Moreno y días después con el consejero del ramo Nacho Hernando para hablar de la situación de las escaleras mecánicas de la estación de autobuses, me he enervado con facilidad y rapidez. Recordemos, las escaleras llevan seis o siete años paradas, sin funcionar y sin visos de que alguien quiera abordar el problema y solventarlo de una vez. Aclaremos que es la Junta de Comunidades la propietaria de la estación de autobuses y el Ayuntamiento responsable del mantenimiento.
Buena sintonía
El consejero dijo a los vecinos que “si la Junta accedía al pago del cambio por otras escaleras, ya que con los años no hay repuesto y hay que sustituirlas, incurriría en prevaricación y que en intervención no lo consentirían”. Extremo que servidor no duda.
Sabemos que desde que Milagros Tolón dejó el consistorio las relaciones entre el presidente regional Emiliano García-Page y el nuevo alcalde Carlos Velázquez Romo son bastante fluidas a tenor de lo que nos muestran las imágenes en sus encuentros. Como debe ser para bien de todos. Ahora bien, conociendo el problema de las escaleras y sabiendo que la solución pasa por gastarse unos 280.000 euros para reemplazarlas por otras nuevas, ¿por qué no se ponen manos a la obra y lo arreglan? ¿No va a haber por algún rincón o vasar lo que falta? Con la cantidad de dinero que llega de los fondos europeos… Es problema de voluntad política su resolución.
Las personas que llegan a Toledo, los forasteros, los usuarios de la ciudad o cualquiera que llegue a la estación y se encuentre con esas condiciones calificará la misma de tercermundista. Y desde luego, la imagen que damos a la ciudad y región es dañina se mire por donde se mire. Y ello sucede en una ciudad que es Patrimonio de la Humanidad y cuantos epítetos queramos añadir.
Espero pues, que los responsables de la situación pongan fin a este mal sueño que nunca debió producirse y que lleva camino de perpetuarse. A mí no me importa que en algún lugar visible figure una placa diciendo “quién marcó el gol”. También supongo que nadie pretenderá figurar en el Libro Guinness de los Récords.
Lo que es evidente es que, como sucede en la mayor parte de las situaciones en la vida como decía más arriba, normalmente hay dinero para lo que se quiere. Y a la inversa me permito añadir