Agustín Yanel
Esa mala costumbre que tienen algunos políticos de enviar mensajes por las redes sociales cuando leen algo que les puede servir para atacar a su adversario, sin comprobar antes que es cierto, demuestra que no se toman su trabajo tan en serio como deberían. Si alguien recopilara los bulos difundidos por esos políticos y los publicara, tendría asegurado el éxito; tanto, como esos libros en los que un profesor reúne los disparates que han escrito sus alumnos en los exámenes. Y demostraría que esos políticos tienen el mismo nivel que esos malos estudiantes: merecen un rotundo suspenso.
Y si, además, en ese libro de bulos se incluyera la doble vara de medir que utilizan -según a quién pueda beneficiar o perjudicar su mensaje- y las declaraciones contradictorias, los disparates, las frases sin sentido o las falsedades que algunos dicen, tanto desde su escaño o cargo público como en sus declaraciones a los periodistas, el libro quedaría redondo.
Bulos de los políticos y contra los políticos
No hace falta llevar a cabo un exhaustivo trabajo de investigación para comprobarlo. Basta con informarse por los medios de comunicación para ver que cada día hay algún político que aplica esa mala práctica en vez de dedicarse a su trabajo con seriedad, que para eso son elegidos o nombrados. También se difunden por las redes sociales muchos bulos y falsedades contra los políticos, pero eso da para escribir otra columna.
Rafael Hernando, exportavoz del PP en el Congreso y ahora senador de ese partido, tiene un extenso historial en la difusión de bulos. Y, cuando le dicen que es falso lo que ha divulgado por las redes sociales, envía un nuevo mensaje pidiendo disculpas y lo aprovecha para criticar al Gobierno.
El 10 de junio, Hernando se hizo eco de un mensaje erróneo que circulaba por las redes sociales y, sin comprobar si era cierto o no -como suele ocurrir en estos casos-, él lanzó esta afirmación: «Hace 15 días se produjo el salvaje asesinato de una misionera española en República Centroafricana. Fue decapitada. ¿Abrió informativos? ¿Hubo alguna manifestación feminista? ¿Se dijo q era un crimen racista? ¿Alguna mención gubernamental? ¡Ah era misionera! Inés DEP. Una héroe».
Con ese mensaje, Rafael Hernando se unía a quienes han criticado en las redes sociales el supuesto silencio del Gobierno y de la sociedad ante el asesinato de una misionera española mientras ha habido reacciones de políticos y manifestaciones de protesta en muchos países contra el asesinato de George Floyd, un afroamericano estadounidense que murió por asfixia el 25 de mayo último en Mineápolis (Minesota, Estados Unidos) porque un policía le presionó con la rodilla en el cuello durante más de ocho minutos, mientras le mantenía esposado en el suelo.
Disculpas e intentos de justificar las meteduras de pata
Se refería a la misionera española Inés Nieves Sancho. Esta religiosa fue asesinada en República Centroafriana, pero no «hace 15 días», como tuiteó el senador del PP haciéndose eco de un mensaje bulo, sino el 20 de mayo de 2019, hace más de un año. Esa trágica noticia sí fue difundida por los medios de comunicación, y también se publicó entonces que el presidente del Gobierno dio el pésame a la familia y que el Papa Francisco pidió rezar por ella.
Como ha hecho en otras ocasiones, Hernando envió posteriormente un mensaje en que se justificaba en que «era el aniversario de que se produjera» el asesinato de la misionera. Pero desde los servicios de su propio grupo parlamentario en el Senado dijeron a Maldita.es que él sabía muy bien que no era el aniversario y, sencillamente, que se equivocó al enviar ese mensaje.
Podría haber reconocido que metió la pata, pero no lo hizo, En cambio el líder de Vox, Santiago Abascal, también se hizo eco de ese bulo y, poco después, envió un mensaje pidiendo disculpas cuando supo que ese asesinato se cometió hace más de un año.
Este mensaje de Rafael Hernando viene a esta columna porque ha sido uno de los últimos ejemplos de esta mala práctica. Pero abundan los políticos, de todas las ideologías, que utilizan las redes sociales con la frivolidad propia de un adolescente y las utilizan para divulgar falsedades o inexactitudes sólo por un interés partidista. Casi a diario se podría publicar este mismo artículo cambiando únicamente el nombre del político que lo protagoniza y el bulo que ha difundido. Lo dicho: más de un político se merece un rotundo suspenso.