Agustín Yanel
Si los líderes y lideresas de los partidos políticos escribieran su carta a los Reyes Magos, ¿qué les habrían pedido para este año 2025 que acaba de comenzar? ¿Más poder? ¿Ganar unas elecciones? ¿Resolver los problemas internos de su partido? ¿Poder gobernar sin necesidad de pactar con otros? O quizá les pedirían la fórmula para cumplir todos sus compromisos electorales, alcanzar un acuerdo sobre los miles de niños y jóvenes menores no acompañados que han llegado a Canarias, resolver el problema del acceso a la vivienda, reducir mucho más las cifras de desempleo, luchar contra el cambio climático…
Sería muy interesante conocer sus peticiones verdaderas, no las que dicen cuando los periodista les preguntan para el típico reportaje de inicio del nuevo año. Pero como eso no es posible, porque el permanente estado de bronca y crispación en que han convertido la vida política no les deja tiempo libre para escribir esa carta -prefieren lanzar mensajes por las redes sociales-, se puede practicar el juego de imaginar lo que algunos y algunas dirigentes políticos habrían pedido a sus majestades los Reyes Magos de Oriente.
Que Carles Puigdeont deje de tensar tanto la cuerda
Pedro Sánchez: que el prófugo de la Justicia Carles Puigdemont no siga tensando la cuerda y obligándole a hacer más cesiones a Cataluña para poder contar con sus siete votos en el Congreso; que Sumar no continúe perdiendo votos y se recupere, para que él pueda repetir el Gobierno de coalición progresista, y que todos los líderes autonómicos del Partido Socialista le sean fieles y obedientes, aunque Emiliano García Page critique algunas de sus decisiones.
Alberto Núñez Feijóo: mucha fuerza para seguir haciendo una oposición de trinchera y crispando todavía más la ya crispada vida política, para ver si así logra que Pedro Sánchez convoque elecciones generales y él, por fin, pueda gobernar; que Isabel Díaz Ayuso siga arremetiendo contra el presidente del Gobierno y no haga ninguna maniobra contra él como líder del PP, aunque de vez en cuando haga declaraciones contrarias a lo que él ha dicho; que Vox vuelva a alcanzar acuerdos con el PP, porque es la única manera de que algún día pueda llegar a la Moncloa.
Santiago Abascal: que todos los partidos de izquierda pierdan votos, para que no gobiernen en España formaciones que él considera comunistas con la ayuda de otras independentistas y las que él denomina herederas de ETA; que en unas elecciones generales Vox tenga el resultado necesario para gobernar con el PP y empezar a expulsar a personas migrantes, lo mismo que ha anunciado Donald Trump en Estados Unidos; que los partidos de ultraderecha sigan avanzando en las próximas elecciones en otros países europeos y del mundo.
Que alguien descubra la fórmula mágica para saber qué tiene que ser Sumar
Yolanda Díaz: que alguien descubra la fórmula mágica para saber qué tiene que ser Sumar, cómo organizarse y cómo convivir el partido político Sumar con los otros partidos que integran el Grupo Parlamentario Plurinacional Sumar; que Podemos no siga aumentando sus expectativas de voto en las encuestas, que cada vez le van acercando más a la coalición Sumar; que la parte socialista del Gobierno no se oponga a su intención de aprobar la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas este año sin más demora, y que Pablo Iglesias se olvide de ella y de Sumar en sus mensajes por las redes sociales.
Ione Belarra: más oportunidades para seguir criticando decisiones del Gobierno de Pedro Sánchez; que continúe aumentando en las encuestas la expectativa de votos de Podemos, y que Sumar siga perdiendo fuerza y sin resolver sus problemas internos.
Estas serían, quizá, algunas de las peticiones que harían a los Reyes Magos. Pero no hay que descartar que algunos de los políticos citados -y otros de distintos partidos- también incluyeran en sus cartas otras referidas a los problemas reales que tiene la ciudadanía, para intentar resolverlos. Por lo que se ha visto en 2024 no parece probable que todos los líderes vayan a trabajar por esa segunda opción, trabajar para resolver problemas, pero hay que empezar el año con esperanza y pensar que sí, que se van a dedicar a esa misión con espíritu de servicio público. Soñar no cuesta dinero.