En menos de dos semanas, decenas de miles de personas se han manifestado en numerosas ciudades españolas para exigir igualdad efectiva entre hombres y mujeres, para reclamar unas pensiones públicas dignas que no pierdan poder adquisitivo, en contra la polémica Ley Mordaza… Hasta los médicos han salido a la calle para reclamar los derechos que han perdido durante los años de crisis económica. Por motivos diversos, gentes de todas las edades han dicho al Gobierno de Mariano Rajoy que están hartas y que quieren soluciones en vez de promesas y declaraciones demagógicas.
El 8 de marzo una comisión de mujeres convocó una huelga feminista con motivo del Día Internacional de la Mujer. Fue tan espectacular la respuesta que España ocupó un lugar destacado en los medios de comunicación de todo el mundo, para destacar el éxito de una convocatoria que se realizó en 177 países. Las 200.000 personas que se manifestaron en Barcelona, 170.000 en Madrid, 120.00 en Sevilla y 60.000 en Bilbao son un buen ejemplo de que la convocatoria desbordó todas las previsiones y fue un rotundo éxito. Y estos datos no son de las organizaciones convocantes, que siempre tienen a inflar la cifra, sino de las respectivas delegaciones del Gobierno, la policía o el ayuntamiento.
Por unas pensiones dignas y contra la Ley Mordaza
Una semana más tarde, el 17 de marzo, decenas de miles de personas volvieron a salir a las calles de muchas capitales y ciudades en distintas manifestaciones pero con el mismo objetivo: contra la Ley Orgánica de Protección de Seguridad Ciudadana (más conocida como Ley Mordaza), que ha recortado los derechos constitucionales de la libertad de expresión y de manifestación, y para protestar contra la subida de las pensiones públicas sólo un 0,25%, que ha ido acompañada por una carta de la ministra de Empleo dirigida a cada uno de los pensionistas españoles que les ha indignado. Hay que ser bastante torpes para enviar una carta a los pensionistras, decirles que les van a subir uno o dos euros al mes y, encima, elogiar lo que el Gobierno dice que está haciendo por ellos.
Ese día hubo varias convocatorias distintas, porque ya se sabe que a veces es bastante difícil poner de acuerdo a distintas organizaciones y colectivos aunque el objetivo sea el mismo, pero las manifestaciones también fueron un éxito. Sirvan, como ejemplo, las 15,000 personas que se manifestaron en Madrid por la mañana y 40.000 por la tarde o las 30.000 que secundaron la protesta en Barcelona, también según datos oficiales. Se podrá decir que otras veces hubo más manifestantes y todo lo que se quiera, pero serán excusas: decenas y decenas de miles de personas protestando en las calles de distintas ciudadades, por varios motivos y en poco tiempo, son muchas personas. El Gobierno debería reconocerlo y escucharlas.
El 21 de marzo, profesionales de la Sanidad también se manifestaron en Madrid, en respuesta a la convoctoria realizada por la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) y con el respaldo de la Organización Médica Colegial (OMC), la Conferencia de Decanos de Facultades de Medicina, el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina, la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España…
Ciudadanía no manipulada
Como es lógico, en todas esas protestas ha habido personas de izquierda, de centro, de derecha, otras que dicen ser apolíticas y quizá algunas de ultraizquierda o ultraderecha. Pero todas esas manifestaciones no han sido convocadas ni dirigidas por los grandes sindicatos y los partidos de izquierda -aunque CCOO y UGT también han convocado manifestaciones o se han sumado a otras, porque tienen todo el derecho a hacerlo, y el PSOE, Podemos e Izquierda Unida las han apoyado-, por mucho que algunos miembros del Gobierno, distintos dirigentes del PP y unos cuantos profesionales de las tertulias políticas de los medios de comunicación hayan dicho que este movimiento es una operación de la izquierda contra el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Están equivocados. La ciudadanía no es tonta y no se deja manipular en masa, como se deduce de lo que dicen algunos analistas de la realidad política.
¿Por qué se protesta en la calle ahora y no antes?, se han preguntado algunos tertulianos y algunos políticos. Para empezar, conviene recordar que antes de que Mariano Rajoy llegara al Gobierno también hubo protestas -los sindicatos convocaron una huelga general contra el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, entre otras muchas protestas-. Si ahora han coincidido varias manifestaciones en poco tiempo, como ha ocurrido en otras ocasiones con otros gobiernos, es por la torpeza de la ministra Fátima Báñez o de sus asesores al enviar una carta a cada pensionista para decirle que le han subido la pensión un 0,25% y presumir de ello, lo que ha sido considerado una auténtica burla, y porque se cumple el tercer aniversario de la polémica Ley Mordaza, entre otros motivos. Esa carta ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de miles de personas que han trabajado y cotizado durante toda su vida para garantizarse una pensión digna pero llevan varios años perdiendo poder adquisitivo, gracias a la raquítica subida de las pensiones que aprobó hace seis años el Ejecutivo de Rajoy.
El Gobierno y el PP, si quieren, pueden seguir cerrando los ojos ante esta realidad, no queriendo escuchar el clamor de la calle y repitiendo que España crece más que ningún país de Europa -algo que es cierto-, que la crisis está casi superada y, cómo no, que el Gobierno del PSOE lo hizo todo mucho peor que ellos. Si actúan así se equivocarán. Y la mayoría ciudadana, que se ha visto más perjudicada por la crisis económica, empieza a estar más que harta de escuchar que todo marcha bien, porque ve y siente que no le llega la parte de esa mejora que le correspondería. Ojo.