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27/11/2014junio 8th, 2017
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No todas las personas, por muy inteligentes o bien preparadas que estén, sirven para todo. Ana Mato ha cumplido bien como diputada durante muchos años y ha trabajado con eficacia en su partido, el PP, hasta que fue apartada de cualquier cargo en el mismo por María Dolores de Cospedal. Pero no ha servido para ser ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, como se ha visto prácticamente desde que fue nombrada, en diciembre de 2011.

Hace tiempo que Mariano Rajoy debería haberla destituido, por la mala gestión que ha hecho de lo poco que tiene ese Ministerio para gestionar -casi todas sus competencias están transferidas a las comunidades autónomas-; pero ya se sabe que el presidente del Gobierno tiene tanto miedo a realizar cambios en el Consejo de Ministros como la propia Mato a comparecer ante los periodistas o los parlamentarios.


Ahora, después de casi tres años aguantando en ese cargo contra viento y marea -errores, declaraciones polémicas, crisis, manifestaciones de todos los sectores de la sanidad, mala valoración en las encuestas…-, ambos han decidido que su dimisión era inevitable.

CONTRA LA CORRUPCIÓN

¿Por qué ahora y no antes? Rajoy iba a comparecer el jueves 29 de noviembre en el Congreso de los Diputados, y lo ha hecho, para proponer medidas contra la corrupción y de regeneración de la democracia. O, mejor dicho, para repetirlas, porque ya las ha anunciado varias veces en la Cámara Baja. La víspera, el miércoles, el juez que investiga el llamado «caso Gürtel» dio a conocer una resolución en la que dice que Ana Mato puede haber sido «partícipe a título lucrativo» de esa trama corrupta. En otras palabras: que se benefició de regalos y otras prebendas con que el cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, obsequiaba al entonces marido de la ya exministra y alcalde de Pozuelo de Alarcón (Madrid), Jesús Sepúlveda, a cambio de recibir suculentos contratos.

Entre las 43 personas imputadas por el juez Pablo Ruz, que se van a sentar en el banquillo para ser juzgadas, figuran los tres últimos extesoreros del PP -uno de ellos, el también exsenador Luis Bárcenas, está en la cárcel-, así como un exdiputado, dos exalcaldes, un exconcejal y un exconsejero de Esperanza Aguirre, todos ellos de ese partido.

UN «JAGUAR», VIAJES, FIESTAS FAMILIARES PAGADAS…

¿Recuerdan? El presunto cerebro de esta trama de corrupción regaló al entonces marido de Mato un costoso coche Jaguar -que ella dice no haber visto nunca, aunque lo aparcaba en el garaje de la vivienda familiar-; pagó varios viajes de vacaciones de la familia, fiestas de cumpleaños y la comunión de uno de los hijos; regaló un bolso de Louis Vuitton a ella… En total, unos 35.000 euros de regalo. Y, según el juez y los informes de la policía, Francisco Correa no lo hacía porque fuera muy generoso sino como parte de una trama delictiva que él había organizado para llevarse mucho dinero. La Justicia dirá la última palabra.

En esas circunstancias, imagínense la escena: Rajoy hablando de medidas contra la corrupción desde la tribuna del Congreso y frente a él, sentada en el banco azul del Gobierno, a pocos metros de distancia, una ministra de quien un juez dice que se benefició de una trama corrupta, aunque no la acusa de cometer algún delito. Esa fotografía hubiera sido inaceptable para la sociedad, porque nadie hubiera creído al presidente y sus propuestas anticorrupción si mantenía en su gabinete a una persona a quien un juez relaciona con el caso más grave de corrupción del PP. Por eso ha dimitido.

LA MINISTRA DEL PAGO DE LAS RECETAS

Lamentablemente para ella, Ana Mato no será recordada por el trabajo que ha desarrollado durante muchos años como diputada o en el Partido Popular, sino por la implicación de su exmarido en la trama corrupta del caso Gürtel y beneficiarse de ello; por acordar que los pensionistas tengan que pagar una parte de las recetas; por la obligación de pagar algunos medicamentos que sólo se dispensan en los hospitales, y también material como sillas de ruedas o prótesis, medida aprobada pero que no se aplica porque incluso las comunidades gobernadas por el PP dicen que cuesta más adoptar medidas para ese cobro que lo que ahorrarían…

También será recordada porque durante su mandato se retiró la tarjeta sanitaria a los inmigrantes en situación irregular y a los españoles que residen en el extranjero, con lo que la asistencia sanitaria ha dejado de ser universal y gratuita; por los recortes en la asistencia a las personas dependientes; por lo mal que gestionó el caso de la enfermera contagiada por el ébola… y por el incumplimiento de sus compromisos: no ha conseguido implantar ni la receta electrónica, ni la compra común de medicamentos por todas las comunidades para ahorrar, ni el historial digital de los pacientes, ni una nueva cartera de servicios médicos, entre otras cosas.

Por eso tenía que haber sido destituida hace tiempo, pero Rajoy la mantuvo en el cargo. Ahora se ha tenido que marchar para evitar la fotografía insostenible de un banco azul del Gobierno en el Congreso que, con ella sentada allí, más de uno habría llamado «el banquillo de los acusados», aunque no está acusada de ningún delito.

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