Supongo que quien dijo aquello de «la historia siempre se repite» se refería a lo peor de la historia.
Algo más de un año después de la llegada de Nacho Villa a la dirección general de la Radiotelevisión de Castilla-La Mancha lamento decir que, en mi opinión, la historia se repite en algunos malos pronósticos. Los apenas 15 meses transcurridos desde su elección se han visto divididos en dos períodos, que para mí han sido pasar del blanco al negro y con inercia a peor.
Más o menos la primera mitad de este mandato fue una corta pero fructífera etapa, en la que pareciía que las cosas habían cambiado de verdad y todo tenía un sello meramente profesional. Era evidente que la antigua CMT superaba el espíritu del «Tal como semos» para convertirse en un medio moderno, dinámico y, repito, profesional. Los espacios informativos tomaban el mando, llegaba la opinión libre y plural al medio a través de tertulias nacionales y regionales diarias y los nombramientos -era una opinión mayoritaria- se hacían con lo mejor de la casa.
El brutal ahorro logrado en costes ya en los primeros meses y el conocimiento de los excesos de la etapa anterior, narrados uno detrás de otro en las primeras comparecencias de Villa en las Cortes, hacía que los peores dimes y diretes sobre la tele de Jordi García Candau se confirmaran en datos y papeles y que la tele de Villa se ganase un voto de confianza mayor del que se suele dar a los medios públicos autonómicos. Así, al menos, lo recuerdo yo.
Pero llegó el fatídico ecuador. Empezaron a desaparecer los periodistas con experiencia en la casa, algunos de ellos claramente perseguidos por no comulgar con lo anterior, pero… La historia se repite. No era suficiente. Parecía que todo lo que estuviera en la casa con anterioridad al 22 de mayo tenía que desaparecer de la toma de la más mínima decisión, incluido editar espacios no demasiado relevantes desde el punto de vista de la audiencia. No hablemos ya de los informativos.
Solo los llegados de Madrid cumplían los requisitos, por inexpertos que fuesen en la materia Castilla-La Mancha o, en algunos casos, incluso en el oficio periodístico. Nadie o practicamente nadie que estuviera antes del 22-M puede acercarse a dejar su sello sobre criterios informativos.
Como se pueden imaginar, la sustitución de los que piensan y deciden por gente completamente extraña a la realidad castellano-manchega provoca escenas hilarantes en reuniones y pasillos, donde se ha oído a personas con altísima responsabildad preguntar dónde está Manzanares, qué es Farcama o burlarse de los catetos castellano-manchegos que no hablan inglés.
¿Es que el idioma de Shakespeare domina los informativos de otras televisiones autonómicas o nacionales? ¡Qué ignorante soy!
El caso es que las decisiones se ponen cada vez más feas, el ambiente se crispa -se percibe por cualquier rincón-, los informativos se han deformado lo suficiente como para llegar a no dar noticias como la de la subida del paro en CLM algún mes y la eliminación de periodistas que sean o hayan ejercido en Castilla-La Mancha con anterioridad a esta etapa -y casi con posterioridad- se acerca a una limpieza que empieza a preocupar.
Ahora el último grito en CMT son los tertulianos especializados en cuestiones nacionales. Como sabrán, dos tertulias marcaron el cambio de etapa. Una de carácter regional y a primera hora de la mañana, «Al Quite»; y otra nacional y en prime time, «Y usted, ¿qué opina?». Hasta el inicio de la temporada los periodistas que ejercían en la región iban a la primera y los expertos en información nacional a la segunda. Lógico, ¿no?
¡¡¡No!!!!
Hete aquí que los catetos de CLM van siendo poco a poco eliminados de la mañana, donde se ha dejado de hablar de temas regionales y donde suelen ir periodistas que ofician en Madrid. Por la noche, también, con alguna excepción. Para que se hagan una idea, en la tertulia nacional la goleada es 18-2, cosa comprensible.
Pero por la mañana sigue habiendo goleada y de los 20 periodistas de CLM que acudíamos cada semana a «Al Quite», ahora éramos 6, 7 u 8. Disculpada quede la conductora del programa, la periodista Lorena G. Díez, que trata de conciliar con su mejor espíritu unas circunstancias que ella no ha decidido.
Ni qué decir tiene que unos cobran exactamente la mitad que otros, como corresponde a la «poca» categoría de un peridoista que solo sabe de CLM (¡pobre paleto!). Y disponen de diferentes prestaciones. ¿Adivinan quién es quién?
Al final de la etapa de Candau hubo una tertulia nocturna que fue muy criticada. Solo iban periodistas nacionales y de los regionales se elegía a las voces autorizadas en la defensa del barredismo, con alguna excepción para que no se pudiera cerrar del todo el círculo.
Esto empieza a parecerse.
Y no, no escribo esto porque no me llamen para las tertulias. He dimitido yo, porque no quiero ser comparsa de algo que empieza a parecerse mucho a aquello.
Espero que alguien tenga cabeza y comience a rectificar, para que no se repita la historia, solo que con menos audiencia: la tele castellano-manchega se situó en un 4,9 en septiembre, en el furgón de cola, para entendernos. Y ha arrancado octubre por debajo del 4, con programas sometidos a sonoros cambios que no llegan al 2 e incluso con emisiones de algunos espacios por debajo del 1 por 100. Hay honrosas excepciones, pero la norma es la que es.
PD (11 del 10 de 2012) : Ha sido un placer y un honor compartir mesa de tertulia con mis compañeros de cualquier lugar de CLM y España, de los que he aprendido. El problema no son ellos. Todos tenemos sitio si las cosas se quieren hacer bien.