A partir de hoy, 10 de mayo, la ciudadanía va escuchar o leer durante los próximos 15 días continuas declaraciones y promesas de políticos que se presentan a las elecciones del próximo 26 de mayo. La gran mayoría de quienes aspiran a ser elegidos lo hacen con honestidad, por sus convicciones políticas y con la intención de prestar un servicio público a la sociedad; pero también hay caraduras que van en alguna candidatura porque conciben la actividad política como una profesión y quieren sacar provecho y vivir de ella. Conviene distinguirlos bien antes de depositar la papeleta en la urna.
En democracia todas las elecciones son muy importantes. Las generales del pasado 28 de abril, que ganó el PSOE, lo son porque de ellas depende el Gobierno de España para los próximos cuatro años y los parlamentarios que aprobarán las leyes. Pero igual de importantes son las europeas, porque las decisiones que se adoptan en Bruselas son de obligado cumplimiento aquí; y también las autonómicas y las locales.
División en la izquierda y en la derecha
Igual que ha ocurrido en las últimas elecciones generales, la derecha también se presenta a la próxima cita electoral dividida en tres partidos, unos más moderados y de centro (Ciudadanos y PP) y otro de ultraderecha (Vox). La izquierda también acude a las urnas dividida, porque en varias comunidades y, sobre todo, en muchos pueblos y ciudades no han sido capaces de alcanzar acuerdos y, por eso, con el PSOE compiten al menos Unidas Podemos, candidaturas desgajadas de Izquierda Unida que no han querido ir con el partido de Pablo Iglesias y otras formaciones progresistas que han preferido presentarse con otro nombre.
Con ese panorama, ahora es más importante que nunca pensar bien a quién se vota y no apoyar las candidaturas de quienes lo único que buscan es su beneficio personal. La vida política es demasiado importante para la ciudadanía como para dejarla en manos de impresentables dispuestos a corromperla con sus tejemanejes.
Cualquier persona que reúna las condiciones legales exigidas tiene derecho a presentarse a unas elecciones. En todas las convocatorias siempre hay gente que cambia de partido como quien cambia de camisa para figurar en alguna candidatura, o constituye un partido o coalición para poder presentarse. Todo eso también ha ocurrido en esta ocasión, y conviene tenerlo en cuenta a la hora de votar.
Buscó concejales en un anuncio como oferta de trabajo
Algunos dirigentes políticos han tenido que recurrir a sus familiares para rellenar candidaturas, porque les faltaba gente, o presentar los mismos nombres en las listas de varios pueblos. Eso demuestra su partido es débil y le falta estructura. Pero hay un caso especialmente bochornoso, por el desprecio que supone para la actividad política: una persona ha publicado en un portal de ofertas de trabajo este anuncio: «Busco a gente con vocación política para formar una lista electoral para Albacete capital con el partido Ganemos. Puede tener un sueldo de 800 euros siendo una actividad compatible con cualquier otro trabajo».
En las elecciones locales y autonómicas de 2015 alguien registró oficialmente el nombre Ganemos y después cedió su uso a muchas candidaturas, que se presentaron en localidades de toda España: Ganemos Toledo, Ganemos Albacete, Ganemos Talavera… Estas listas lograron concejales que han estado trabajando durante los cuatro últimos años, pero ahora se presentan en la mayoría de los municipios con el nombre de Unidas Podemos y otros, en vez de utilizar el de Ganemos.
El autor del anuncio ha debido pensar que la política es un juego y ha decidido aprovecharse del trabajo que han hecho los y las concejales de Ganemos en sus municipios. Y, como el nombre está registrado en el Ministerio del Interior, la Junta Electoral Provincial ha decidido no anular las candidaturas que ha presentado al menos en Albacete y Toledo.
Que nadie se llame a engaño: esas candidaturas de Ganemos en Albacete y Toledo no tienen nada que ver con los concejales que en 2015 fueron elegidos en listas con ese mismo nombre. Conviene que se sepa, porque los sinvergüenzas, caraduras y oportunistas no deben tener cabida en la vida pública.