César del Río
Lo que nadie le podrá negar a Fidel Castro es que tuvo seguidores y detractores a millones, a la par. Su mito sobrevivirá a su alma. Pero el modelo de país que deja tras de sí seguro que no lo quisiéramos para ninguno de nosotros. Su revolución, en el 59 del siglo pasado, significó algo más que un soplo de aire fresco en la época en la que Cuba era el casino de Estados Unidos, eso es innegable, pero prometió elecciones para casi ya y así estuvo durante casi 60 años, que las elecciones nunca llegaron… La libertad se quedó por la Sierra Maestra.
Y así, sin que los ciudadanos elijan, no se puede vivir. No hay discusión posible.
Y el revolucionario que asombró al mundo entonces por su valentía y decisión se convirtió en un dictador. Sin más. Miles y miles de cubanos tuvieron que arrancar las puertas de las grandes casas coloniales y utilizarlas como balsas, cuando no coger el primer flotador que tuvieran a mano, echarse al mar e intentar vivir en libertad fuera de su país. Si no murieron en el intento. No digo con libertad, ojo, que esa es otra historia. Pero sí sin un espía las 24 horas del día y sin alzar la voz.
No es lo mismo visitar Cuba de vacaciones que vivir en Cuba. Donde el pensamiento puede ser libre, sí, pero como lo expreses y no sea el del sentir del partido único eras un ingrato de por vida. Fidel acabó con una dictadura para meterlos en otra. En la suya.
No me olvido del inhumano bloqueo americano, por cierto. Que también ayudó a que la dictadura se amarrara al palo y no lo soltara. Pero no es el argumento principal para privar de libertad a tu gente. A los cubanos les pilló por una parte el partido único y por otra que los americanos les volvieran la cara. Al final perdió el pueblo, como casi siempre.
Cuba es un país pobre donde los haya. O al menos la mayoría de sus ciudadanos son pobres. Donde los juicios tras el triunfo de la Revolución fueron sumarísimos, esto es, condenados a muerte de forma irremisible, y que poco a poco va cambiando su cara.
Pero muy poco a poco. Castro se murió, pero el castrismo sigue vigente. Que sirva la lección.
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