«Ante las muchas dificultades que tienen Mariano Rajoy y Pedro Sánchez para llegar uno u otro a presidente del Gobierno -el primero ya está hablando con los demás líderes políticos, porque le corresponde, y el dirigente socialista probablemente lo hará si fracasa en esa tarea el presidente en funciones y líder del PP-, a Pablo Iglesias y a Albert Rivera parece que se les ha subido su éxito electoral a la cabeza y han empezado a caminar por la peligrosa senda de las ocurrencias. Mal camino para la ciudadanía, que es la que sufre los desvaríos de algunos políticos, aunque sean transitorios.
A Rajoy no le salen las cuentas: sus 123 diputados más los 40 de Ciudadanos le dejan muy lejos de los 176 que constituyen la mayoría absoluta del Congreso necesaria para ser investido presidente en primera votación. Ahora no puede contar con el apoyo de Democracia y Libertad (la formación sucesora de Convergència Democrática de Catalunya) y el PSOE ya le ha dicho que votará en contra. El PNV también ha anunciado que no le dará sus seis votos, pero ni siquiera con ellos llegaría al número que necesita. Lo tiene muy difícil.
ALTA TENSIÓN EN EL PSOE
A Pedro Sánchez tampoco le salen las cuentas. Afirma, con razón, que le corresponde a Rajoy intentar formar gobierno porque ha ganado las elecciones, pero si fracasa lo intentará él. Y también lo tiene muy difícil: buena parte de su partido rechaza un pacto con Podemos para convertirse en presidente del Gobierno, pero es que no llegaría a la mayoría absoluta ni siquiera con los 42 votos de este grupo mas los 27 de las tres coaliciones en las que participa el partido de Iglesias con Izquierda Unida y otras formaciones. En el PSOE viven momentos de alta tensión.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se apresuró en la misma noche electoral a poner condiciones al PSOE si quiere su apoyo para que Sánchez sea el presidente, entre ellas una imposible de asumir por los socialistas: que acepten la convocatoria de un referéndum sobre la independencia de Cataluña. Pocas horas después se dirigió por escrito al PP, PSOE y Ciudadanos para iniciar conversaciones. Pero hombre, ¿no sabe que en democracia hay que respetar unos tiempos y unas normas y que, en este caso, el que debe iniciar esas conversaciones para formar gobierno es el partido que ha ganado y, si no lo consigue, debe hacerlo a continuación el líder de la oposición, que es el socialista Pedro Sánchez y no él?
UN PRESIDENTE NO ELEGIDO EN LAS URNAS
También ha tenido su ocurrencia el número dos de Podemos, Íñigo Errejón, quien ha dicho que para las transformaciones que necesita España quizá no sirva Sánchez y tal vez «hay que empezar a pensar en figuras independientes». Pablo Iglesias lo ha corroborado en un artículo publicado en El Huffington Post, donde ha escrito: «Si a Pedro Sánchez no le dejan ser presidente, porque quizá no esté siquiera en condiciones de ser el líder de su partido, tal vez sea el momento de que una figura independiente de prestigio asuma dar los pasos necesarios para intentar que en España deje de gobernar el Partido Popular y pongamos fin al tiempo de la corrupción y la desigualdad».
¿A quién se le ha ocurrido en Podemos la idea de designar presidente a alguien que no ha sido elegido en las urnas, por muy independiente y de prestigio que sea? Es una posibilidad legal, pero sorprende que lo proponga el partido que presume de consultar todos los asuntos a sus afiliados y seguidores. Haría bien Iglesias en dedicarse a organizar su casa, donde no le falta tarea, y no a analizar la situación que vive Pedro Sánchez en su partido. Esta puede ser una buena estrategia para él, pero los ciudadanos están hartos del juego de estrategias de los partidos.
Podemos ha tenido unos resultados magníficos, pero conviene aclarar las cosas. Ha logrado 42 diputados en las listas que ha presentado con su nombre. Además, en Cataluña ha ido en la coalición En Comú Podem (integrada por ICV, Izquierda Unida, Podemos, Equo y Barcelona en Comú), que ha tenido 12 escaños; en Galicia con En Marea (seis) y en la Comunidad Valenciana con Compromís-Podemos-És el Moment (nueve). De estos 27 escaños corresponden unos a Podemos, varios a Izquierda Unida y otros a Equo, Anova y otros partidos o colectivos ciudadanos. Pero Pablo Iglesias habla de todos como si fueran de su grupo y la mayoría de los medios de comunicación le dan 69 escaños.
RIVERA EXCLUYE A PODEMOS
No había salido de su asombro el personal por las ocurrencias citadas cuando llegó Albert Rivera y propuso un pacto tripartito por España entre PP, PSOE y Ciudadanos, excluyendo a Podemos, para designar presidente. Dice que lo hace para frenar a los separatistas catalanes y a los populistas, en alusión al partido de Iglesias. Y hasta se muestra dispuesto a entrar en el Gobierno, si fuera necesario para salvar al país. ¿No se ha percatado de que ha quedado en cuarto lugar en las elecciones -un buen éxito, por cierto, con 40 diputados la primera vez que se presentaba- y que eso no le da pie para llevar la voz cantante?
La ciudadanía espera de todos los políticos algo más que ocurrencias, pero algunos líderes parece que se acuestan cada noche pensando qué van a decir a la mañana siguiente para salir en los titulares de los medios de comunicación. ¿Serán capaces de responder a esas expectativas o seguirán jugando a sus estrategias partidistas?