Sí, ya sé que es leyenda, pero sirve para describir lo que ha pasado con Castilla-La Mancha y su ex río Tajo, porque ya no le queda ni el agua ni la flora ni la fauna ni prácticamente nada del río que fue más que los surcos de su cauce.
Desde hace años todas las encuestas regionales dicen que el problema del agua, que es muy serio en muchas zonas de esta región para algunos sectores productivos, no preocupa ni al 5 por 100 de los ciudadanos de la comunidad autónoma. Incluso en época de bonanza, cuando el paro o la economía no eran los principales desvelos, el agua tampoco estaba entre los primeros.
Pero, lo cierto, es que yo no conozco a ningún castellano-manchego que defienda el trasvase del río Tajo al Segura y mucho menos que aplauda ante la contemplación del letal efecto de los desembalses de agua en la cabecera o en el cauce.
Toledo y Talavera, espumas y mosquitos en el río Tajo
Toledo y Talavera son dos ejemplos más que evidentes del desastre: espumas o plagas de mosquitos por la falta de caudal como factor determinante, dejan a la vista la dimensión del desastre que ha supuesto el trasvase para Castilla-La Mancha. Pueblos que ven pasar la tubería del trasvase por su término municipal y tienen problemas de abastecimiento, otra huella macabra de la magnitud del daño.
Tampoco conozco ningún castellano-manchego que defienda que el mismo agua que ha servido para enriquecer una zona de España, el Levante, se haya cercenando a una región más pobre, Castilla-La Mancha, a la que se ha condenado a ser secarral en la cabecera de su río más importante y nichos de lodo y espuma en sus principales poblaciones, en las que el río había sido vida e idiosincrasia.
Nunca me encontré a ningún castellano-manchego que aplaudiera que se desarrollara en la puerta trasera de nuestra geografía un moderno y rentable sector hortofrutícola mientras se nos negaban los regadíos y otras posibilidades de desarrollo porque no teníamos agua suficiente, ya que había que dárselos a otros territorios más valorados y asistidos por el Gobierno de España, sea el partido que sea el que gobierne.
[ze_summary text=»Se ha condenado a Castilla-La Mancha a ser secarral en la cabecera de su río más importante y nichos de lodo y espuma en sus principales poblaciones, en las que el río había sido vida e idiosincrasia»]Se ha condenado a Castilla-La Mancha a ser secarral en la cabecera de su río más importante y nichos de lodo y espuma en sus principales poblaciones, en las que el río había sido vida e idiosincrasia[/ze_summary]
La unidad política fue un desastre. El PP casi nunca apoyó el fin del trasvase, lo que dio una ventaja sin precedentes a los gobiernos levantinos, donde todas las voces fueron una en defensa del Tajo-Segura. Ha habido que llegar al final para que algunos pocos alcaldes levanten la voz.
A cualquiera que preguntes está en contra del Tajo-Segura. No apoyamos el trasvase, pero tampoco supimos defenderlo y el río Tajo nos ha sido arrebatado. Agoniza desde hace tiempo y ya no da ni para trasvases de urgencia. Menos de 400 hectómetros de reserva dicen los datos oficiales, pero la realidad es peor, porque se calcula que el cieno acumulado en embalses que nunca se han drenado puede superar los 100 hectómetros. Eso deja la reserva real de la cabecera muy por debajo de 300.
El cambio climático ha deteriorado el paisaje de todo el globo, también de España, pero en Castilla-La Mancha y en el caso de Tajo ha tenido un acelerante que ha actuado como un voraz combustible para consumir y devastar el Tajo trasvasando su agua.
Incluso con cambio climático, sin trasvase, otro gallo nos hubiera cantado, dicen los expertos.
Ahora, con el Tajo agonizante, el Gobierno de España y los valencianos y murcianos empiezan a mirar a las desaladoras mientras nosotros lloraremos al Tajo como la leyenda dice que el último rey nazarí, Boabdil, lloró por la pérdida de Granada mientras su madre le reprochaba no haberla sabido defender.
Solo queda la esperanza de que podamos recuperar una parte porque a la Unión Europea le importe el Tajo más que a España. Ojalá sean premonitorias las palabras de Ángel Luengo en una entrevista con encastillalamancha.es. El director de la Agencia del Agua de Castilla-La Mancha se aferra a la esperanza: «La Unión Europea tendrá que recuperar el río Tajo como hizo con el Rhin».
Ya sé que España no es Alemania ni Francia; ni Castilla-La Mancha Renania o Alsacia, pero algo tendremos que hacer.
[ze_summary text=»El trasvase ha sido un acelerante letal de los efectos del cambio climático sobre el Tajo»]