El Gobierno autonómico de Cataluña y su presidente, Quim Torra, se han dado de bruces esta semana con la cruda realidad. Médicos, profesores, bomberos, estudiantes universitarios y de enseñanza secundaria, personal de Correos y funcionarios han convocado huelgas y han salido a la calle para protestar por los recortes que la Generalitat les aplica desde hace años. Ya era hora de que lo hicieran. A ver si sus gobernantes comprenden que, antes que reclamar la independencia y viajar a Bruselas para recibir órdenes del huido de la Justicia Carles Puigdemont, su primera obligación como políticos consiste en resolver los problemas diarios de la ciudadanía.
El 26 de noviembre, lunes, los médicos de atención primaria de la sanidad pública y la concertada iniciaron cinco días de huelga. Piden que la Generalitat reponga las plazas que han perdido por los recortes, para que puedan atender como corresponde a un máximo de 28 pacientes al día y dedicar un mínimo de 12 minutos a cada uno de ellos. El sindicato CGT ha convocado esos mismos días una huelga para todo el personal de los ambulatorios: enfermería, celadores y administración.
Paros en varios sectores
El miércoles comenzó una huelga de dos días de los estudiantes universitarios y de enseñanza secundaria. Reclaman, entre otras cosas, una rebaja del 30 por ciento en las tasas de las matrículas de la Universidad, que son de las más caras de España. El jueves se sumó a los paros el profesorado de la secundaria.
El jueves también han iniciado una huelga en la escuela pública de Cataluña, para volver al horario anterior y reducir el número de alumnos por aula. Ese mismo día han parado los funcionarios públicos de la Generalitat, porque son los únicos de toda España que aún no han recuperado las pagas extras de 2013 y 1014.
Por si eso fuera poco, también han parado y se han manifestado los bomberos de la Generalitat, y el viernes día 30 está prevista una huelga del personal de Correos.
Recortes y pérdida de poder adquisitivo
Cataluña fue la primera comunidad autónoma que aplicó recortes en la sanidad, durante el Gobierno de Artur Mas, y donde más plazas de médicos y más camas se han perdido desde 2011. Y su ciudadanía viene sufriendo desde entonces unos planes de austeridad en otros sectores que les ha hecho perder mucho poder adquisitivo. Ahora parece que muchos ciudadanos se han cansado de recortes y han decidido salir a la calle para exigir a la Generalitat que gobierne. Por fin.
El Parlamento autonómico catalán está prácticamente paralizado. En vez de aprobar leyes que mejoren la vida de la gente se ha dedicado a montar numeritos, como la famosa declaración de independencia que duró apenas unos minutos, a sabiendas de que no tenía ningún valor legal. Si una parte de sus diputados quieren reclamar que se pregunte a los catalanes por la independencia, que lo hagan, respetando los cauces que establece la ley. Pero tanto ellos como Quim Torra y su Gobierno no deben olvidar que han sido elegidos para mejorar la vida a la ciudadanía, algo que no han hecho en los últimos años porque se han dedicado en exclusiva a la independencia.
Estas protestas demuestran que los gobernantes de Cataluña van por un lado y su ciudadanía -al menos una parte- por otro. Y sorprende que Quim Torra no haya dicho nada sobre estas huelgas y manifestaciones. ¿Quizá es que no ha podido hablar con Puigdemont para que le diga lo que debe comentar?