Ni siquiera una catástrofe tan tremenda como la DANA, que ha causado más de 200 muertos, frena a quienes se dedican a difundir bulos y mentiras por las redes sociales. Es gente despreciable, ruin, miserable, indigna… Se agotan los adjetivos para calificar a quienes se aprovechan del dolor humano por intereses bastardos. Y, por increíble que parezca, hay políticos que se hacen eco de algunos de esos bulos para atacar a sus adversarios e intentar sacar algún provecho. No se puede caer más bajo.
Alguien aseguró en un vídeo que, cuando se inundó el aparcamiento subterráneo del Centro Comercial de Bonaire, en la localidad de Aldaia (Valencia), en el que caben 5.700 vehículos, los tiques demostraban que no habían salido 700 de los coches que antes habían entrado.
Los muertos en un aparcamiento que nunca han existido
Eso es falso, porque ese aparcamiento es gratuito y no usa tiques para entrar y salir, pero ha dado pie a muchos comentarios por las redes sociales, que también son mentira, como este: «Repito tengo un familiar directo militar en el parking de Bonaire y están sacando muertos sin parar y tienen orden de decir que no hay nada». Incluye una imagen de varias furgonetas y coches fúnebres, mientras una voz masculina dice: «Estos son los cuerpos que han podido encontrar. No hay furgonetas suficientes». En otros mensajes afirman que un bombero o un miembro del Ejército o la Guardia Civil quien les ha dicho que allí había muchos muertos. ¿Qué más da a quién poner como fuente de esa afirmación si no vas a a comprobar si es cierta o no? Lanzas el bulo, y a presumir porque te ha seguido mucha gente en las redes. Vergonzoso.
Otra persona dijo que tenían preparado un tráiler frigorífico a la entrada de ese aparcamiento, ilustra su mensaje con la imagen de un camión y policías nacionales y añade: «Sería lamentable que quieran extraer los cuerpos del parking por la noche, pero para qué está preparado un tráiler frigorífico… Qué quieren ocultar? (sic)». Los periodistas de VerificaRTVE han demostrado que tes falso: esas imágenes con coches fúnebres y el tráiler frigorífico fueron tomadas en la Ciudad de la Justicia de Valencia y en el recinto ferial de esa capital, respectivamente. Y lo más importante: ya han revisado todos los coches del aparcamiento y no han encontrado ningún cadáver.
Este bulo quizá es uno de los más alarmantes, porque inducía a pensar que en ese aparcamiento podía haber centenares de cadáveres en los más de 700 coches que, supuestamente, no habían salido. Pero ha habido otros muchos.
Ni han tirado la ropa donada ni el Gobierno ha demolido cuatro embalses
Es falso que el Parlamento Europeo se negara a guardar un minuto de silencio por las víctimas; es falso que en la localidad valenciana de Alfafar hayan tirado al vertedero la ropa donada por la ciudadanía, como difundió el eurodiputado y agitador ultraderechista de SALF Alvise Pérez (tiraron la ropa mojada y con barro recogida en las calles, por riesgo de infecciones); es falso que el Gobierno central haya demolido cuatro embalses construidos en tiempos de Franco para contener el agua en estos casos, tras la riada de 1957, «y aquí tenemos el resultado», como ha dicho por las redes otra persona.
Otro usuario de la red social X difundió la fotografía de un convoy con una treintena de coches policiales y aseguró que iban para escoltar a los Reyes y a Pedro Sánchez durante su visita, «mientras los damnificados llevan días abandonados». «Solo se salvan ellos», apostilló. Es otra falsedad: era la llegada de los vehículos de la Policía Municipal de Madrid que han ido a ayudar en distintas localidades.
Se podría continuar con una muy extensa lista de mentiras. Algunos políticos se han hecho eco de esos mensajes y los han reenviado por sus redes sociales. Y también han divulgado esos u otros bulos algunos que dicen ser periodistas pero que han realizado un trabajo antiperiodístico, porque no cumplen la principal norma de esta profesión: comprobar la veracidad de una información antes de difundirla.
Mientras los vecinos de las zonas afectadas y miles de voluntarios y miles de miembros de la Policía y el Ejército se esfuerzan en ayudar en la catástrofe más grave desde hace décadas, hay cargos públicos y políticos que vuelven a mostrar su cara más despreciable y se embarran con excusas, acusaciones mutuas, informaciones a medias y algunas mentiras. La frase «asumir responsabilidades» no figura en su diccionario.