Amancio Ortega, fundador y accionista mayoritario del imperio que constituye el Grupo Inditex y el cuarto hombre más rico del mundo, recibió casi 1.300 millones de euros en el año 2016 por dividendos. Anju, un vecino de Bangladesh que trabaja 12 horas al día en un taller donde confeccionan ropa para la exportación, con frecuencia tiene que saltarse alguna comida porque no gana dinero suficiente para vivir: cobra poco más de 700 euros… ¡¡¡al año!!!
Éstas no son dos frases demagógicas que haya dicho algún político de la oposición para criticar al Gobierno del PP. No. Con esas palabras comienza un informe titulado Premiar el trabajo, no la riqueza, que ha dado a conocer esta semana la organización internacional Oxfam Intermón. En él, bajo el título, figura esta afirmación: «Para poner fin a la crisis de desigualdad debemos construir una economía para los trabajadores, no para los ricos y poderosos».
Los informes que periódicamente elabora esa organización remueven conciencias, aunque muchas veces su efecto se queda solo en eso. En este último afirman que la recuperación económica, de la que tanto presumen el Gobierno y el PP porque es verdad que se está produciendo, ha favorecido cuatro veces más a los ricos que a los pobres.
España es el tercer país de la Unión Europea con más desigualdad en la ciudadanía, por detrás de Rumanía y Bulgaria y empatado con Lituania. Tiene una tasa de pobreza del 22,3 por 100 y hay 10,2 millones de personas que con una renta inferior a ese umbral.
Un nuevo milmillonario cada dos días
En el informe, de 92 páginas, se indica que el año pasado se produjo el mayor aumento de toda la historia en el número de personas cuya fortuna supera los 1.000 millones: cada dos días se ha añadido a ese grupo de ricos un nuevo milmillonario.
En solo 12 meses la riqueza de ese grupo de personas privilegiadas aumentó en 762.000 millones de dólares, cifra con la que se podría terminar con la pobreza extrema en todo el mundo hasta siete veces, según el informe. El 82 por 100 de la riqueza que se generó en ese año fue a parar al 1 por 100 de los más ricos, mientras para el 50 por 100 de los más pobres no se incrementó nada.
Amancio Ortega y los demás ricos tienen todo el derecho a que sus negocios funcionen bien, prosperen y les generen importantes ganancias. Anju, el vecino de Bangladesh que trabaja 12 horas al días confeccionando ropa para la exportación, también tiene derecho a comer todos los días, pero en ocasiones no puede hacerlo.
Riqueza extrema y trabajo mal pagado
Oxfam Intermón denuncia en su informe que «la riqueza extrema de unos pocos se erige sobre el trabajo peligroso y mal remunerado de una mayoría». Y añade: «Los Gobiernos deben favorecer la creación de una sociedad más igualitaria a base de dar prioridad a los trabajadores y a los pequeños productores agrarios, en vez de a los más ricos y poderosos».
Los autores del informe indican que casi todos los políticos y líderes empresariales, como la ciudadanía comprueba a diario en los medios de comunicación, expresan públicamente su preocupación por la desigualdad. Y añaden: «Lo que cuenta son las acciones, no las palabras, y en esto casi todos los líderes suspenden. De hecho, muchos de ellos promueven activamente políticas que contribuyen al aumento de la desigualdad».
Como ejemplo de político que hace lo contrario de lo que promete citan, entre otros, al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien en la campaña electoral prometió ayudar a las personas trabajadoras pero «ha conformado un Gobierno de multimillonarios y está promoviendo una gran rebaja fiscal para el 1 por 100 más rico».
Oxfam Intermón hace unas recomendaciones a los Gobiernos y a los empresarios, para luchar contra la desigualdad y la pobreza. Ojalá que esta vez unos y otros apliquen eso de que «lo que cuentan son las acciones», pero es muy dudoso que vayan a hacerlo.