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viernes, 22 de noviembre de 2024
¿Se aproxima el entendimiento de PSOE, PP y Cs? - 02 septiembre 2019 - Toledo
Mar G. Illán Mar G. Illán

En sus primeras declaraciones tras el descanso vacacional, el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, volvió a situar el agua como una de las prioridades del debate político regional, también en este curso. La novedad es que, por primera vez, puede hacerse con un frente común de todos los partidos políticos del arco parlamentario castellanomanchego: PSOE, PP y Ciudadanos.

De acuerdo con sus declaraciones, al inicio del periodo de sesiones habrá firmada una resolución conjunta y por unanimidad en defensa de los intereses hídricos de la comunidad autónoma. Incluso se refirió a la “disposición extraordinaria” tanto de PP como de Cs para alcanzar este acuerdo.


Una buena manera de empezar la legislatura, poniendo fin a la guerra del agua puertas adentro para centrar la batalla donde realmente tiene que estar, el futuro Plan hidrológico Nacional, al que sería suicida acudir divididos.

La calidad del agua más allá del trasvase

Desde luego, un acuerdo regional del agua no solo tiene que hablar del fin del trasvase, que morirá de inanición, pero es fundamental que haya una sola postura política regional que defienda los intereses de Castilla-La Mancha en el Tajo. A estas alturas es inasumible para ninguna formación política que quiera representar a esta comunidad autónoma no solo defender el trasvase, sino practicar la táctica del avestruz escondiendo la cabeza para no tener que decir lo evidente: que el acueducto Tajo-Segura se ha cargado el Tajo, que el agua que va a Valencia y Murcia no es excedentaria en esta región y que durante cuatro décadas los sucesiones gobiernos de España han sacrificado los intereses de Castilla-La Mancha por los del Levante, al que han perdonado todo tipo de abusos y excesos con el agua que les llega desde la cabecera del Tajo.

Aunque lo cierto, lamentablemente, es que los problemas y necesidades hídricas de Castilla-La Mancha no acaban en el trasvase. Ni si quiera en el Tajo. Y no solo porque habrá que intentar recuperar el Tajo de su agonía como los alemanes hicieron con el Rin, porque la mala calidad del agua es un problema grave. Y eso no es culpa exclusiva del trasvase, también influye mucho Madrid y la propia situación de la depuración en CLM.

¿Qué pasa con el Guadiana, el Segura y el Júcar?

En mi opinión, el acuerdo tendrá que hablar de las cuencas del Guadiana, el Segura, el Júcar, en las que la situación también es mala.

Desde el Júcar también se trasvasa. Y mucho. Además, ¿cuál es el futuro del Convenio de Alarcón, que da prioridad a las hidroeléctricas y a los regantes tradicionales de Valencia sobre el abastecimiento humano?

¿Qué hacemos con el Guadiana, que no tiene agua ni en cantidad ni en calidad suficiente? Eso sin hablar de los problemas de contaminación por nitratos o el efecto de la prometida legalización de pozos.

La situación del Segura está absolutamente hipotecada para satisfacer las necesidades e intereses de los regantes murcianos y de caudales ecológicos ni se habla. Mucho menos de los 10 hectómetros para regadíos sociales.

La depuración y las obras necesarias para garantizar el abastecimiento en todos los municipios de la región también son política de agua y estaría bien que hubiera un acuerdo sobre cómo afrontar y en qué plazos los objetivos. Porque hoy garantizar el abastecimiento no es llevar camiones cisterna, es facilitar a los ciudadanos el agua que necesitan en calidad y en cantidad.

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