Ha dicho el ministro Alberto Garzón que el Gobierno prohibirá la publicidad en horario infantil de dulces, helados y otros alimentos no saludables. La oposición ha reaccionado como si fueran a prohibir beber agua o respirar, y algunos políticos han criticado ese anuncio con frases más simples que el mecanismo de un chupete. ¿Cuándo se van a convencer de que las críticas al Ejecutivo, siempre necesarias, deben hacerlas con argumentos serios y, tratándose del consumo de productos azucarados, teniendo en cuenta los informes científicos? Si no es así, todo se queda en palabrería hueca que dicen por sus intereses electoralistas y no por el interés de la ciudadanía.
Nadie discute, porque está sobradamente demostrado por la ciencia, que el consumo de alimentos con mucho azúcar contribuye al sobrepeso de las personas. Y, en España, el 40,6% de los niños y niñas de 6 a 9 años tiene exceso de peso: el 23,3% está en niveles de sobrepeso y el 17,3% en obesidad. Con estas preocupantes cifras, una vez visto que el código de autorregulación que adoptó en 2005 la industria ha sido totalmente insuficiente, es lógico que el Gobierno actual o cualquier otro -como los de otros países y también los de comunidades autónomas gobernadas por el PP y por distintos partidos- quiera adoptar medidas para frenar la obesidad infantil.
Prohibirán la publicidad en horario infantil, no los productos
Lo que ha dicho Garzón es que, en el horario infantil protegido, el Gobierno va a prohibir la publicidad de dulces, galletas, pasteles, helados, barritas energéticas, bebidas calóricas y otros alimentos considerados no saludables. Tampoco se permitirá la publicidad de los aperitivos salados que lleven azúcares añadidos o contengan más del 0,1% de sal por cada 100 gramos de producto. Todo eso lo hacen teniendo en cuenta los informes de la Organización Mundial de la Salud y de los organismos europeos y españoles correspondientes.
El ministro también ha explicado -aunque parece que algunos políticos de la oposición olvidan esta parte de las palabras de Garzón- dónde prohibirán la publicidad de esos productos: en los programas de televisión durante el horario infantil protegido, en los canales infantiles, inmediatamente antes y después de los programas destinados a los niños, en las televisiones y radios con una audiencia elevada de menores de 16 años, en páginas webs, redes sociales, salas de cine y medios de comunicación impresos con contenido dirigido a esos menores.
Desde los partidos de la oposición podrían haber dicho que esta medida por sí sola no resolverá el problema de la obesidad infantil y debe ir acompañada de otras; podrían haber criticado los aspectos que no les parezcan positivos del anuncio del ministro, y también deberían aportar sus propuestas para resolver el problema. O podrían haber reclamado al Gobierno que intensifique la Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad), que combina una alimentación saludable con la práctica de la actividad física para frenar el aumento del sobrepeso. El Ministerio de Sanidad y Consumo elaboró ese plan en el año 2005 y viene aplicándolo desde entonces, en colaboración con las comunidades autónomas.
Distintos cargos y políticos de la oposición -sobre todo del PP- han reaccionado rápidamente con chascarrillos, simplezas, mensajes y fotos en las redes sociales supuestamente graciosos y otras bobadas. Un buen ejemplo de reacciones más simples que el mecanismo de un chupete -o de un botijo, como también se dice- ha sido la de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid.
La presidenta madrileña, o quien lleve sus redes sociales con su autorización, lanzó este mensaje por Twitter: «Drogas, sí; dulces, no». Con estas cuatro palabras se refiere a que, el 19 de octubre último, el ministro Garzón votó en el Congreso a favor de tramitar una proposición de ley del grupo Más Madrid para legalizar el cannabis, que fue rechazada con los votos de PSOE, PP y Vox frente a los del resto de grupos parlamentarios.
No hay publicidad de drogas, sí de alimentos con exceso de azúcar
Ante una afirmación como esa, en la que Díaz Ayuso equipara dos asuntos distintos como si fueran iguales -la legalización del cannabis y la prohibición de un tipo de publicidad a unas horas concretas-, en las redes sociales le han contestado y explicado que el Gobierno no va a prohibir la fabricación, venta y consumo de esos productos sino que se haga publicidad de ellos en horario infantil. También le han dicho que en los medios de comunicación no hay publicidad de las drogas. Éstas son algunas de esas respuestas: «Chica, qué simple eres», «Comparas legalizar un producto con dar publicidad a otro que es legal. Y tus votantes te lo compran, que es peor», «?Hay anuncios de drogas para niños? ¿Y me los he perdido? Qué infancia más triste la mía», «¿Qué publicidad de drogas hay? ¿Y la obesidad de los niños le importa un bledo? Pues a los que somos padres sí nos importa su salud».
No ha sido ella la única en criticar sin argumentos serios y científicos a Garzón, a quien podrían haber criticado por otras decisiones como a los demás miembros del Gobierno. El consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural del Gobierno de Castilla y León, Jesús Julio Carnero, ha recomendado al ministro que consuma azúcar «con moderación» porque «es bueno incluso para el cerebro». Un dato: él es licenciado en Derecho y en su curriculum no figura que sea nutricionista, dietista o que haya estudiado Medicina.
Al responsable de comunicación online del Partido Popular, Ismael Sirio López Martín, no se le ha ocurrido mejor idea que difundir por su cuenta de Twitter una foto de él rodeado de productos de chocolate, donuts, un zumo y otros, haciendo el gesto de comerlos y con este mensaje: «Que dice Alberto Garzón que va a prohibir nosequé». En las redes sociales le han dicho de todo menos bonito por esa bobada que, quizá, a él le parezca graciosa.
Eso mismo han hecho nueve personas de una cadena de televisión que anuncia el próximo inicio de sus emisiones, y que se han autorretratado sonrientes y con donuts y otros dulces en las manos. Si lo han hecho para dar publicidad a esa empresa, poco van a conseguir. Y si lo han hecho como una gracia… está claro que los programas de humor no son lo suyo porque fracasarían. Ya lo dice el refrán: «Con las cosas de comer no se juega». Con las que perjudican la salud, tampoco.