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viernes, 22 de noviembre de 2024
Casado critica que Sánchez elija los ministros a dedo, aunque lo prevé la Constitución - 12 julio 2021 - Madrid
Agustín Yanel Agustín Yanel

Aunque el PP, Vox y Ciudadanos -y también algunos tertulianos y medios de comunicación- han puesto en marcha rápidamente toda su artillería contra el nuevo Gobierno, lo único cierto es que, por ahora, nadie puede saber aún si la remodelación que ha hecho Pedro Sánchez será positiva para la recuperación que necesitan España y su ciudadanía o si fracasará. Pero los dirigentes de esos partidos ya han dictado sentencia, incluso antes de que se conocieran los nombres de quienes entraban y salían del Consejo de Ministros, y han proclamado que estos cambios no servirán para nada. Esa es su particular manera de hacer su trabajo como oposición.

Un año y medio en el Gobierno teniendo que hacer frente a una crisis sanitaria como jamás se ha vivido antes, y a la consiguiente crisis económica y social, desgasta mucho. Eso quema a cualquier gobierno, con independencia del partido al que pertenezca. Por eso, entre otros otros motivos, Pedro Sánchez necesitaba hacer estos cambios para afrontar los 30 meses de legislatura que le quedan hasta las elecciones generales de 2023.


Es lógico, y ya se ha escrito más de una vez en esta columna, que la oposición critique la labor del presidente del Gobierno y de los ministros cuando considera que hacen mal las tareas que tienen encomendadas. Pero no es nada lógico que hagan esa crítica incluso antes de conocer quiénes serán los nuevos ministros, sin esperar siquiera a que tomen posesión de sus cargos y sin concederles los 100 días de tregua que, desde tiempos de Napoleón, se suelen dar a los gobernantes cuando llegan al cargo para que empiecen a trabajar. Ni 100 días, ni un minuto. En el PP deben haber recordado el refrán de «al enemigo, ni agua» y lo han aplicado. Algunos políticos se toman con poca seriedad la actividad de servicio público a la que han decidido dedicarse.

Casado dice que los ministros son marionetas movidas por los independentistas

Pedro Sánchez ha hecho un buen número de cambios en su Gobierno, como han hecho todos los presidentes cuando lo han considerado oportuno. Pero Pablo Casado ya ha dicho que estos cambios no servirán para nada, porque «ha cambiado las marionetas pero mantiene al que las mueve, que es Rufián, que es Torra, que es Aragonés y que es Bildu», los idependentistas. Y su portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, ha declarado: «Cambiar los guiñoles no sirve de nada en el Gobierno de Sánchez si los independentistas siguen moviendo los hilos y él sigue al frente de este Gobierno».

Cuca Gamarra hizo esas declaraciones el sábado 10 de julio, en cuanto trascendió que Pedro Sánchez iba a anunciar ese días los cambios en el Gobierno. ¿Para qué esperar a conocer los nombres y el curriculum de los nuevos ministros? ¿Y si resulta que son gente bien preparada, con experiencia de gestión y apropiados para la cartera que les ha encomendado el presidente? En el PP creerán que, para sus intereses electorales, les conviene más seguir con la práctica de decir «no» a todo lo que no proceda de ellos y de sus filas -o de la ultraderecha de Vox- y por eso han insistido en su conocida y cansina petición: que dimita Pedro Sánchez, que disuelva las Cortes y que convoque elecciones generales. Saben que el presidente del Gobierno no les va a hacer caso en eso, por mucho que lo repitan, pero ellos siguen erre que erre.

Juegos de palabras en busca del aplauso fácil

Pablo Casado y otros dirigentes del PP han recurrido a esa práctica tan utilizada en su partido de buscar alguna frase supuestamente ingeniosa y hacer juegos de palabras. Así, buscando el aplauso de quienes le escuchaban, el domingo dijo que tiene razón Pedro Sánchez cuando habla de un Gobierno verde y digital, y lo explicó así. «Sí, es verde porque están muy verdes [los ministros] y es digital porque todos están nombrados a dedo».

¿Y desde cuándo los ministros no son elegidos a dedo por el presidente del Gobierno, que los propone al rey para que los nombre? ¿Quizá han modificado el artículo 100 de la Constitución, que le atribuye esa competencia, y nadie se ha enterado? ¿Acaso no los eligieron así José María Aznar y Mariano Rajoy en sus mandatos? Además, resulta sorprendente que Pablo Casado se atreva a hablar de nombramientos a dedo después del cargo que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha dado a Toni Cantó con un sueldo de 75.000 euros al año. Un poco más de seriedad en las críticas sería muy bien recibida por la ciudadanía, seguro.

Tanto Casado como el presidente de Galicia, el alcalde de Madrid y otros dirigentes del PP dicen que, como Pedro Sánchez ha cambiado a siete ministros, eso demuestra que reconoce que ha hecho mal su trabajo y, por tanto, concluyen que esta remodelación del Gobierno es «una moción de censura contra sí mismo, una automoción de censura, una enmienda a la totalidad de lo que ha hecho». Semejante prueba de ingenio mental no merece ningún comentario y que cada cual saque sus conclusiones.

Los nuevos ministros y ministras han tomado posesión de sus cargos el 12 de julio, lunes. Ahora deberán explicar en el Congreso de los Diputados sus planes y líneas de actuación, y empezar a trabajar. Después, cuando ya hayan hecho algo, habrá que criticarles si lo hacen mal… o reconocer su trabajo cuando lo hagan bien para el interés general. En tiempos de una crisis como la actual, la mejor receta es una buena dosis de colaboración y de arrimar el hombro, sin excluir la crítica seria; pero hay quien no la aplica porque sus intereses son otros.

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