A mediados de agosto nos llegó la historia y una copia del video. En encastillalamancha.es decidimos no verlo y ni siquiera publicar la historia.
Nos parecía una intromisión imperdonable en la vida de una sencilla concejala de un pequeño municipio. No es periodismo, desde nuestro punto de vista, asaltar la vida privada cuando ésta no tiene ninguna relación con el ejercicio de las responsabilidades públicas de una persona.
Además, teníamos muy claro que el malo de la película era quien difundió ese video en la red sin consentimiendo de su protagonista, Olvido Hormigos, y que, sin embargo, era ella quien pagaría las peores consecuencias.
Sabíamos que la historia saltaría y que la actualidad nos obligaría a recoger el asunto si se planteaba, como así ha sido, su dimisión como concejala.
A Olvido Hormigos se la ha sometido a escarnio público sin haber cometido ningún delito, sin haber hecho nada de lo que avergonzarse públicamente y sin que pueda considerarse éticamente reprobable lo que ella quiera hacer con su cuerpo y una cámara de video.
El caso es que esta mujer se ha visto obligada a dar la cara ante toda España mientas que hay un -permítanme- hijo de puta que ha violado la intimidad de esta concejala y sus derechos fundamentales haciendo público en la red un video grabado para el consumo privado.
Así que, mi apoyo a Olvido. ¡Olvido, quédate! No dimitas.
Y, por favor, busquen al culpable, que es el que ha cometido el delito de violar la intimidad de una persona y buscado su lapidación pública. A ése es al que hay que buscar, señalar y juzgar.
Olvido, quédate.
(PD: Escaso y tardío el apoyo del PSOE a esta mujer. Y espero el salto del escándalo a la prensa no tenga que ver con lo más sucio del juego político).