Ahora resulta que, según Ignacio Camuñas, exministro de la UCD y fundador de Vox, la Guerra Civil Española no fue un golpe de Estado de los militares que siguieron a Franco sino que la provocó el Gobierno de la Segunda República. Ante semejante disparate histórico, dicho en un acto del PP, el presidente de este partido, Pablo Casado, no solo no respondió para aclarar esa falsedad sino que alabó su intervención. «¡Qué lujo de ponencias!», dijo. Es grave que alguien retuerza la Historia, pero también es grave que quien aspira a gobernar en España escuche esas palabras y no las rechace.
Este 19 de julio, el PP organizó un acto titulado «Concordia, Constitución y Patriotismo» e invitó a participar a Ignacio Camuñas, entre otros. Durante su intervención afirmó: «La Guerra Civil es el fracaso de todos los españoles. Y si hay un responsable de la Guerra Civil directamente es el Gobierno de la República. Y un golpe de Estado no es lo que ocurrió en 1936, lo siento por lo que opinan otros muchos historiadores…»
«Hay que responder también a la izquierda. Decir: mire usted, si hubo una Guerra Civil es porque ustedes lo hicieron muy mal en el Gobierno de la República y porque la República fue un fracaso», añadió, hablando como si fuera historiador aunque él se licenció en Derecho y su profesión ha sido la de diplomático y político. Camuñas fue del ala liberal de Unión de Centro Democrático (UCD), el partido que presidió Adolfo Suárez; en 2014 fue uno de los fundadores de Vox y su vicepresidente, pero ocho meses después abandonó ese partido.
Insultos en público al primer ministro de Holanda
También participó en ese acto Rafael Arias-Salgado, que fue ministro de Fomento con José María Aznar. Ante Pablo Casado, que moderaba el debate entre ambos, insultó al primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, con estas palabras: «Hoy he leído en el periódico que Rutte, que es un hijo de puta…». Soltó una carcajada, mientras Casado sonreía y Camuñas apostillaba: «¡Gracias a Dios, bendito Rute!». Arias-Salgado continuó: «Eso iba a decir, que va a vigilar estrechamente la concesión y la obligación de los fondos europeos en España».
Tras escuchar la intervención de esos dos invitados, incluidos el disparate histórico de uno y el insulto nada diplomático del otro, Casado afirmó: «¡Qué lujo de ponencias!»
El pasado 30 de junio, cuando Pedro Sánchez compareció en el Congreso de los Diputados para explicar los motivos por los que el Gobierno ha decidido indultar a los nueve independentistas catalanes condenados, Pablo Casado afirmó durante su intervención: «Señorías, hablando de memoria histórica, la Guerra Civil fue el enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia».
Críticas a Pablo Casado por equiparar a golpistas y republicanos
El Gobierno y los partidos de la izquierda dedujeron de palabras que Pablo Casado equipara a los militares golpistas que se sublevaron contra el Gobierno legítimo de la Segunda República con quienes defendieron ese Gobierno. Y, como era de esperar, le llovieron las críticas. Si lo dijo porque se lió -aunque llevaba escrita su intervención- podría haberlo rectificado después, como le pidió el presidente del Gobierno, pero no lo hizo.
El Partido Popular fue muy reacio durante años a condenar la dictadura franquista. Cuando gobernaba Aznar, el PP se negó en varias ocasiones a condenarla en el Congreso de los Diputados. Finalmente lo hizo el 20 de noviembre de 2002, al cumplirse 27 años de la muerte del dictador, y aprobó con todos los grupos de la oposición una resolución en la que se condenaba el alzamiento contra el Gobierno de la Segunda República, se hacía un reconocimiento moral a las víctimas «de la dictadura franquista» y se prometían ayudas para abrir las fosas comunes.
Pablo Casado no defiende la dictadura franquista ni el golpe de Estado que desencadenó la Guerra Civil en 1936. Por eso no se entiende su silencio ante el exabrupto de Ignacio Camuñas. Y por eso tampoco se entiende su oposición a la futura Ley de Memoria Democrática -cuyo proyecto ha aprobado el Consejo de Ministros y enviado al Congreso-. Él ya ha anunciado que derogará esa norma, si llega a gobernar, y a cambio promete una Ley de Concordia.
¿Por qué promete Pablo Casado derogar la Ley de Memoria Democrática en vez de mejorarla con enmiendas durante su tramitación parlamentaria? ¿Quizá porque, si lo hiciera, estaría reconociendo que esa futura ley es una buena idea del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos y eso no le viene bien a sus intereses electorales? Quizá.