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viernes, 22 de noviembre de 2024
Tránsfugas de Ciudadanos y expulsados de Vox salvan el Gobierno de Murcia a cambio de entrar en él - 19 marzo 2021 - Madrid
Agustín Yanel Agustín Yanel

Cuando Pablo Casado dijo que rompía cualquier relación con Vox, el pasado 22 de octubre, y desde la tribuna del Congreso lanzó a Santiago Abascal un rotundo «hasta aquí hemos llegado», le faltó añadir: «Hasta aquí hemos llegado por el momento, porque cuando os necesitemos para gobernar en un ayuntamiento o  comunidad autónoma no tendremos inconveniente en contar con vosotros». Y eso es lo que ha hecho en Murcia, donde se acaba de vivir bochornoso episodio político con expulsados de Vox, tránsfugas de Ciudadanos y negociaciones del PP para colocarlos en el Gobierno regional a cambio de que votaran contra la moción de censura presentada al presidente, Fernando López Miras. Vergonzoso.

Ese día, con uno de sus discursos más elogiados desde la derecha y algunos sectores de la izquierda, Casado se mostró muy crítico con Abascal y con su partido. «No somos como usted porque no queremos ser como usted», «nosotros queremos una España unida y diversa; ustedes separan y nosotros unimos»… Quiso demostrar que dejaba de mirar por el rabillo del ojo a Vox, como pedían otros dirigentes y barones regionales de su partido, para situar al PP en una posición de centroderecha sin complejos. Pero, por lo que se ha visto en Murcia, parece que ya ha olvidado sus propias palabras en esa sesión del Congreso.


Pablo Casado no cumple el pacto antitransfuguismo que firmó el PP

El 7 de julio  de 1998, los 13 partidos políticos que entonces estaban en el Congreso de los Diputados firmaron el Pacto Antitransfuguismo y se comprometieron a combatir a los tránsfugas. Ese pacto nació para evitar el transfuguismo en los ayuntamientos, pero desde entonces ha sido renovado en tres ocasiones y ampliado para aplicarlo también en los gobiernos autonómicos y estatal. La última renovación y ampliación se produjo el 11 de noviembre de 2020, cuando Pablo Casado ya estaba al frente del PP, que suscribió ese pacto con otros 15 partidos. Ahora, en Murcia también lo ha olvidado.

Según ese pacto, son tránsfugas los representantes locales, autonómicos y estatales que, traicionando al partido, coalición o agrupación de electores que los presentaron a unas elecciones, lo abandonan o son expulsados, o los que «se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes». Pablo Casado lo sabe, pero en este caso ha preferido no aplicarlo y ni siquiera referirse a ello, porque es un claro incumplimiento de ese acuerdo y es mejor no reconocerlo.

Pablo Casado ha acudido a la Asamblea de Murcia el 18 de marzo con su número dos, Teodoro García Egea, para presenciar en directo cómo fracasaba la moción de censura presentada por el PSOE y Ciudadanos, gracias a los votos en contra de tres diputados autonómicos del partido naranja -que firmaron la moción pero después rectificaron y fueron expulsados del partido- y de otros tres parlamentarios expulsados de Vox en junio pasado por enfrentamientos con la dirección nacional del partido.

Decir algo y después hacer lo contrario

El presidente del PP no ha tenido inconveniente en agradecer públicamente a los tránsfugas de Ciudadanos y a los expulsados de Vox sus votos en contra de echar al presidente López Miras. Y, ante las mociones de censura presentadas por PSOE y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Murcia y por los socialistas en la comunidad de Castilla y León, ha pedido a esos partidos que las retiren, porque «no todo vale en política».

Decir algo y después hacer lo contrario es una conducta bastante frecuente en algunos políticos de distintos partidos, y Casado ha vuelto a demostrarlo. Tiene razón cuando dice que «no todo vale en política», pero debería aplicarse esa afirmación a sí mismo para no incurrir en una flagrante contradicción: por un lado, critica que PSOE y Ciudadanos hayan presentado mociones de censura, aunque sabe que son una herramienta política legal prevista en la Constitución y en los reglamentos de los parlamentos autonómicos; por otro, incumple el Pacto Antitransfuguismo y utiliza a tránsfugas y diputados que hasta hace muy poco eran de Vox, con quien dijo que rompía cualquier relación, en beneficio de su partido.

«Hoy empieza la reunificación del centro derecha en torno al Partido Popular», ha dicho Casado. Y, para conseguir ese propósito, demuestra que a él sí le vale todo en política porque ha empezado a hacerlo con tránsfugas -incumpliendo un pacto que ha firmado su partido-, con exdiputados de Vox -pese a que dijo que rompía relaciones con ese partido-, negociando cargos en el Gobierno murciano a cambio de esos votos…

Al ver lo que el PP ha hecho en Murcia para conservar el Gobierno autonómico frente a una moción de censura, habrá votantes y simpatizantes de este partido que estén sorprendidos o preocupados ante los cambios de rumbo y las contradicciones de su presidente. No parece éste un buen camino para ganarse la confianza del electorado y reunificar al centro derecha, como pretende conseguir Pablo Casado.

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