viernes, 18 de octubre de 2024
19/11/2015junio 7th, 2017
César del Río César del Río

Ahora nos dividimos en quienes piensan que al yihadismo se le combate con bombas y los que estiman, por ahí va Rajoy también tal y como dijo en la cumbre de jefes de Estado, que el diálogo y la bandera blanca pueden más que los misiles, los drones y las potentes armas de guerra que destruyen todo cuanto encuentran a su paso. A los buenos y a los malos.

Arturo Pérez Reverte recordaba hace unas horas en las redes sociales lo que dijo hace tiempo, que no era otra cosa que «quedémonos sin soldados, que suena facha, e invirtamos en besos con lengua. Verán lo que nos reiremos todos con el del Kalashnikov».


También que… «¿Imaginan cuánto duraría un terrorista europeo con un arma en una mezquita siria a la hora de la oración? Ni a recargar le daría tiempo».

Temas para el debate en cualquiera de los círculos en los que nos movamos.

Francia ha reaccionado justo 48 horas después en un territorio en el que las fuerzas aliadas (las llamadas occidentales) no se atreven a meterse con tropas por tierra, por aquello de que la «selva» absolutamente desconocida te nubla cualquier visión y las bajas se contarían por cientos.

¿Para qué se fabrican las armas? ¿Para atacar o para defenderse?

La mejor respuesta que he escuchado sobre el particular ha sido una muy sencilla: «Para matar».

No hay país que no compre armas. Y no hay país, civilizado o no, que no las venda. Por miles.

O besos con lengua o soldados. O las dos cosas, que en muchos momentos, pensarán, son compatibles. La mejor defensa es un buen ataque, sí, pero siempre hablando en términos deportivos, que no es el actual. ¿O no es así? La prevención ha fallado, tenemos satélites espías repartidos a decenas por ahí arriba pero todavía no somos capaces, cuán difícil es, por cierto, impedir que locos atiborrados con chalecos bomba y en nombre de un ser superior se inmolen y se lleven por delante a cuantos pillen a su lado.

Otro de los comentarios leídos en las últimas horas en las redes sociales era el siguiente:

«No maten más, por Dios.

Pero sobre todo…

No maten más por Dios».

@CesardelRioPolo

cesardelrio@encastillalamancha.es

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