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viernes, 22 de noviembre de 2024
- 19 marzo 2018 - Toledo
Mar G. Illán Mar G. Illán

Cada vez que la sociedad se ve inmersa en un gran cambio, que afecta a a todo y a todos, es inevitable que surjan reacciones extremas, como ha ocurrido con la revolución digital que azota al planeta. Los irremediables pesimistas y profetas del desastre y los irredentos optimistas que pecan de ilusos dictaron sus pronósticos nada más entrar la nueva era digital. Y Los periodistas no han sido ajenos a todo tipo de vaticinios.

Las predicciones apocalípticas contra los periodistas

Los cambios producen miedo y los acontecidos en las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las poderosas TIC, han generado todo tipo de pronósticos fatales, entre ellos el de la segura muerte de los medios de comunicación y, con ellos, del periodismo y de los periodistas. Al menos tal y como los conocíamos.


Fenómenos como la universalización de las redes sociales, una de las posibilidades abiertas por la revolución de las TIC, que permiten opinar a todo el mundo provocaron afirmaciones de dudosa intención. Se empezó a oír eso de que los medios ya no deciden de qué se habla. Ni tampoco quién lo hace. Ni cómo ni cuándo. Sonaba a amenaza. «No pintáis nada, ya no sóis necesarios», parecían querer decir muchos al hablar de redes, blogs, youtubers, influencers, plataformas y otros fenómenos.

Y claro, muerta la función social de los medios, sustituidos por redes sociales y plataformas de todo tipo, ¿para qué necesitamos a los periodistas? Fácil, para lo mismo de siempre: con nuestros defectos y pese a los malos ejemplos, los periodistas somos el oficio que mejor garantiza una información veraz, plural y contrastada. Nacimos, existimos y vivimos por y para esas tareas. Y los que no se comportan así no son periodistas, aunque intenten parecerlo. No se lo consientan.

[ze_summary text=»Con nuestros defectos y pese a los malos ejemplos, los periodistas somos el oficio que mejor garantiza una información veraz, plural y contratada»]

Con nuestros defectos y pese a los malos ejemplos, los periodistas somos el oficio que mejor garantiza una información veraz, plural y contratada[/ze_summary]

 

En fin, que los más agoreros pronosticaban el fin sin remedio del periodismo tal y como se conocía. Y es lógico. La irrupción de la tecnología parecía convertir irremediablemente al periodista en un mero hombre orquesta dedicado a manejar formatos, aparatos y redes para tratar de competir, la mayoría de las veces inútilmente, con otras fuentes de noticias, información y contenidos.

Una opinión madura y fundada necesita medios fuertes y periodistas libres

Algo de eso hay, desde luego. Pero depende de nosotros demostrar que somos más necesarios que nunca y tan imprescindibles como siempre.

Porque las TIC y su universalización también han traído las fake news, los haters, las falsas comunidades de Twitter y Facebook y los trending topic manipulados que nada tienen que ver con con la espontaneidad del público ni de sus opiniones.

Puede que Twitter y Facebook decidan de qué se habla más cada día, cada instante. Pero conocer en profundidad esos temas, contrastarlos y formarse una opinión basada en datos solo será posible si los medios de comunicación sobreviven fuertes y sus periodistas son libres.

Ya sé que la cosa está más bien deficiente por ese lado. Pero si existe la necesidad, estamos salvados. La oportunidad existe. Y el siglo XXI precisa, más que nunca, buenos periodistas.

Nada más seguro y más necesario que el periodismo y los periodistas como antídoto de los males que la tecnología de las TIC acarrean a la comunicación social. Solo el oficio de contrastar, preguntar, garantizar la pluralidad de opiniones, escuchar a todos, prestar voz a las minorías, atender la conciencia social e interactuar con la opinión pública puede contrarrestar el largo alcance de las fake news, los haters de las redes y otras manipulaciones que las TIC permiten, como siempre, a los que tienen más poder, más dinero y menos conciencia, aunque se vistan de modernos, despreocupados e ingenuos.

La colaboración entre periodistas contra el auge de la corrupción internacional

Asistir al Congreso de Periodismo Digital de Huesca, que desde hace 19 años se celebra en la ciudad aragonesa, me ha permitido mantener la esperanza, viendo cómo los más grandes, pero también los más pequeños, rompen inercias y mantienen el oficio respetando los principios básicos.

Les dejo con algunas frases a tener en cuenta.

Gerardo Reyes, de Univisióndos premios Pullitzer en su trayectoria y responsable de la investigación sobre «El Chapo» en la que se ha basado la serie de Netflix:

«Pasamos de hacer llorar con la ficción de las telenovelas a hacer llorar con la corrupción en América Latina».

«Los periodistas conocen la realidad que imprime verosimilitud a la historia y permite evitar que los personajes caigan en estereotipos». Él contó cómo tuvo que pelearse hasta el infinito con los guionistas para que no presentaran al Chapo como un moderno Robin Hood.

«El futuro está en la cooperación de medios de comunicación de varios países y la colaboración entre los periodistas;  ante el auge de la corrupción internacional, este tipo de asociaciones es básico».

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Alfonso Armada, presidente de la Sección Española de Reporteros Sin Fronteras : En contra de «las noticias que no lo son, aunque lo parezcan, por el número de impactos».

Gervasio Sánchez, corresponsal de guerra y miembro de Periodistas Sin Fonteras: «Soy periodista las 24 horas del día, los 365 días del año. Hasta dormido, mis sueños son de periodista».

«Hay periodistas que cobran todo tipo de pagas, pero tienen que callar ante situaciones impresentables que hay en las redacciones».

Nacho Cardero, director de «El Confidencial»,  cuyo modelo de negocio se ha puesto como ejemplo: «No queremos que se nos recuerde por ser los que tienen más clicks ni los que más dinero ganan, sino por ser los que mejor cumplen la función social que tenemos» como periódico.

Ana Pardo de Vera, directora de «Público»: «Donde nace un periódico sale una mano de un partido, todos, da igual el que sea, haciendo captación o abducción».

Montserrat Domínguez, directora del Huffington Post en España: «Para hacer buena información política, los periodistas de política tienen que leer primero las páginas de economía».

«Necesitamos a los periodistas como traductores del cambio climático»

Tina Monge, de ECODES: «Necesitamos a los periodistas como traductores del cambio climático, para que nos ayudéis a trasladar la realidad de los estudios científicos a los ciudadanos. Necesitamos que nos ayudéis y nos ayudéis a traducirlo al día a día e incorporarlo a nuestras vidas».

Los periodistas somos más necesarios que nunca. Hagamos nuestra función social y dejemos el pesimismo para tiempos mejores.

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Somos más necesarios que nunca. Hagamos nuestra función social y dejemos el pesimismo para tiempos mejores[/ze_summary]

 

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