Debe ser este 2011 el primer año que muchos vivimos sin querer despedir, porque sabemos que el que viene va a ser aún peor.
No nos queda ya ni la esperanza atávica de llenar el nuevo año de buenos deseos y trasladarle las esperanzas que aún tenemos por conseguir. ¡Qué perversión!
La crisis le ha dado la vuelta todo, menos a la riqueza, que sigue donde siempre. Los pobres son cada vez más pobres y los ricos, cada vez más ricos. Horroriza leer las estadísticas que estos últimos días han publicado los periódicos al respecto.
Como espanta saber que la crisis se supera con austeridad en el gasto público, que quiere decir que tenemos que resignarnos a perder hasta la limosna para los que ya no ingresan ni prestación por desempleo, pero hay que comprender que de un día para otro hay que dar más de 5.000 millones al Banco Sabadell para que reflote la CAM, cuyos ejecutivos se han ido bien servidos de algo más que de limosnas y no practicaron nunca la austeridad.
Hay que ser moderno y comprender que austeridad también es aceptar de buen grado que quizás le faltan 100.000 millones de euros de capital a la banca europea, que tienen que salir de los hambrientos estados que ya no pueden dar ni limosnas a los pobres.
La austeridad va a llevar a la actividad económica europea a una recesión; a la española a la crionización; y en el caso de Castilla-La Mancha nos va a poner al borde de la parada cardiorrespiratoria.
Y lo peor es que es verdad, poco más se puede hacer en un mundo en el que los ciudadanos no importan, los políticos no pintan y los mercados mandan, quitan y ponen presidentes sin que el pueblo gaste una sola papeleta.
Austeridad. Porque nos hemos gastado sin cabeza más de lo que había y de lo que podría llegar a haber. Peor en España, que tenía un Gobierno que confiaba en una suave desaceleración cuando Lehman Brothers era ya una bomba que había dinamitado la economía de medio mundo.
Y en Castilla-La Mancha todavía peor, porque siendo los más pobres hicimos saltar la banca a cuenta de unos gobernantes irresponsables que aún hoy, en la oposición, siguen dando vergüenza, sobre todo a los suyos, demasiado compasivos con sus hechos, que no se compadecen con sus palabras.
Pues si solo nos queda resignarnos a la austeridad, háganlo pronto y háganlo bien. Y pónganse de acuerdo los políticos. Los que tienen responsabilidades de Gobierno, ya que no tienen autonomía frente al auténtico poder, el de los mercados, al menos sean ejemplares en su actuación.
Apenas seis meses lleva el nuevo Gobierno en Castilla-La Mancha. Con las cuentas que han encontrado apenas se les puede exigir gestión, pero sí rigor, orden, esfuerzo y responsabilidad.
Ojo con las frivolidades en el trato a los que no son del partido. Ojo con eso de regalar algún nivel a los viejos amigos de la función pública. Ojo con eso de llamar contaminados a los que ocuparon responsabilidades en épocas anteriores y han dejado muy alto el pabellón. Ojo con las comparecencias sin preguntas, no es el mejor momento para no dar la cara cuando se está pidiendo a los ciudadanos un inmenso sacrificio.
En fin, señores del Gobierno, les toca sacrificio a ustedes también. Y sean ejemplares. Dicho de otra manera, muy moderna, sean parte de la solución y no del problema, que eso es lo que nos toca a los demás.