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jueves, 21 de noviembre de 2024
Núñez Feijóo pedía elecciones anticipadas pero critica que sean en julio, aunque él también convocó ese mes - 05 junio 2023 - Madrid
Agustín Yanel Agustín Yanel

Alberto Núñez Feijóo lleva muchos meses pidiendo a Pedro Sánchez que convoque elecciones generales. Pero ahora, cuando el presidente del Gobierno las ha convocado para el 23 de julio, el líder del Partido Popular le critica porque habrá que votar en época de vacaciones. Feijóo parece haber olvidado que en mayo de 2020, cuando él presidía la Xunta de Galicia, convocó elecciones autonómicas el 12 de julio, también en pleno verano y, además, cuando España empezaba a superar la pandemia de la COVID-19 pero los científicos no aseguraban que no se pudiera producir una nueva ola de contagios.

«Convocar elecciones en las fechas más calurosas de nuestro país es un hecho sin precedentes en casi medio siglo de democracia española», ha dicho Feijóo. Se equivoca, porque él y el lendakari Íñigo Urkullu las convocaron para el 12 de julio de 2020 en Galicia y el País Vasco, respectivamente. Y también ha habido elecciones en junio, un mes de verano que algunos años ha sido caluroso. Pero, puestos a lanzar eslóganes y a buscar titulares en los medios de comunicación, ¿qué importa exagerar un poco?


La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que ha ganado las elecciones por mayoría absoluta, insinuó en el mitin de cierre de campaña la posibilidad de que Pedro Sánchez intentara algún tipo de maniobra en el recuento de los votos, pese a que se sabe que es técnicamente imposible que eso ocurra. «Se va a ir como llegó, con un intento de pucherazo», declaró delante de Núñez Feijóo.

Acusan a Sánchez de convocar elecciones en julio para que vote menos gente

Diaz Ayuso también ha sembrado dudas sobre las intenciones de Sánchez al convocar las elecciones en julio. «No se puede haber convocado a peor traición (sic). El fin es que la gente esté despistada, que esté desmovilizada, que falten interventores, apoderados, intentar a las bravas y a la desesperada llegar y cambiar las cosas». En el PP dicen que ella solo denuncia un intento de Sánchez de desmovilizar al electorado de derechas, pero si esas palabras se suman a las que dijo en el cierre de campaña de las autonómicas, que cada cual saque sus conclusiones.

El coordinador general del PP, Elías Bendodo, ha ido más lejos que su jefe político y ha dicho que el presidente ha convocado las elecciones «en plenas vacaciones, cuando más calor hace» porque «Sánchez no quiere que la gente vaya a votar, es un mal presidente y un mal demócrata». Los sociólogos dicen que la abstención perjudica más a los partidos de izquierdas porque los votantes de derechas son más fieles, pero a Bendodo parece que le importa un bledo la opinión de los especialistas.

Además de embarrar el clima político preelectoral con estas y otras declaraciones tan alejadas de la realidad, Feijóo y otros dirigentes del PP continúan repitiendo a diario el mismo lema que han sostenido en las recientes elecciones: quieren derogar el sanchismo.

Derogar el sanchismo, la promesa que Feijóo no dice en qué consistirá

Alberto Núñez Feijóo no explica en qué va a consistir esa derogación del sanchismo. ¿Quiere decir que va a derogar las leyes que ha aprobado el Gobierno de coalición progresista PSOE-Unidas Podemos? ¿Derogará la subida de las pensiones según el IPC para que vuelvan a subir solo un 0,25% como acordó el Gobierno de Mariano Rajoy? ¿Bajará el salario mínimo interprofesional a 700 euros, pese a que se ha demostrado que subirlo a 1.080 al mes no destruye empleo?

¿Pretende derogar la reforma laboral y los ERTE que han salvado decenas de miles de puestos de trabajo durante la pandemia? ¿Quizá Feijóo también quiere derogar la ley que permitirá a las empleadas de hogar cobrar el paro, o la recién aprobada Ley de Vivienda?

En vez de concretar qué quiere derogar de lo que ha hecho el Gobierno en los últimos años, Feijóo ha respondido con frases rebuscadas por él o por sus asesores para consguir titulares: «Entre las mentiras o la palabra, la palabra; entre presumir o resolver, resolver; entre violadores o víctimas, víctimas; entre los corruptos o la política limpia, la política limpia; entre los okupas o la legalidad, la legalidad; entre los insultos y el respeto, el respeto…» Y así unas cuantas frases más, para concluir con ésta: «Estre el sanchismo y España, España».

No todo vale en política. Ni en las campañas electorales. Los candidatos a gobernar, tanto del PP como de otros partidos, deberían hablar en la precampaña y la campaña electoral de lo que van a hacer para mejorar la vida de la ciudadanía, si ganan el 23 de julio. Olvídense de hablar de ETA, que dejó de matar hace 12 años: dejen las frases huecas en busca de titulares, a las que tan acostumbrados están algunos políticos, y concreten lo que van a hacer. Eso es lo que se espera de quienes quieren dirigir este país durante los próximos cuatro años. Quien no esté dispuesto a hacerlo, debería dar un paso atrás para que otro dé un paso adelante.

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