El suplemento «La otra Crónica» (LOC), del diario «El Mundo», publicaba en su edición del sábado 6 de octubre un artículo titulado «La nueva casa de Cospedal en la Milla de Oro de Madrid». En él da cumplido detalle del piso que la secretaria general del PP y presidenta del PP de CLM se había comprado meses atrás en la capital en pleno Barrio de Salamanca, de 246 metros, que Cospedal está reformando a su gusto y cuya propiedad comparte al 50 por 100 con la sociedad Hilo Inversiones, que pertenece a su marido, el empresario Ignacio López del Hierro.
El dato, unido a los cada vez más insistentes rumores de que la expresidenta de CLM irá en las listas del Congreso de los Diputados en las elecciones generales del 20 de diciembre, hacen que la sensación de que Cospedal está a punto de dejar CLM crezca dentro y fuera del PP.
Si eso se produce, si Cospedal ocupa escaño y vivienda en Madrid, difícilmente podrán, ella y los «populares» de Castilla-La Mancha, resultar creíbles al defender que su única y mayor preocupación es esta región y que su compromiso político con ella sigue intacto. Y mucho menos si se cumplen los vaticinios de algunos analistas políticos que la sitúan en la lista del PP por Madrid y no en las de Castilla-La Mancha.
Parece claro que sea cual sea el devenir inmediato de la secretaria general del PP, ella querrá mantener la presidencia del PP de Castilla-La Mancha, ya que solo controlando un territorio podría mantener influencia y presencia en las importantes decisiones e incógnitas que han de despejarse en los próximos años en el partido que lidera Mariano Rajoy. Gobierne o no, en el PP hay que decidir quién sucede a Rajoy y quién se queda con el mando del principal partido de la derecha y el centro derecha en España. Y seguramente Cospedal quiere estar en esas decisiones… Por lo menos. También está la posibilidad de que si Rajoy vuelve a gobernar haga a Cospedal ministra, la vía más esperada en el PP castellano-manchego.
Sean cuales fueran las aspiraciones de Cospedal, son legítimas. Pero hacerlas posibles a costa de minar la credibilidad del PP en CLM sería un precio demasiado alto para los suyos. Por más que se repita día tras día no resulta creíble para nadie que no esté en la clá o el club de fans, que alguien a quien le preocupa una tierra vive en otra y pertenece a un parlamento distinto a aquel en el que se dirimen los intereses del lugar que dice defender.
Desde luego, no creo que en ninguna otra comunidad autónoma de España pudiera darse la circunstancia de que su líder territorial no viviera en esa región, sino en otra (aquí ya se ha dado con Cospeal y con José María Barreda ¡siendo presidente!). También sería inédito e imposible en cualquier otro lugar que el líder regional haga oposición en el Congreso de Madrid en vez de en el parlamento autonómico correspondiente. ¿Se imaginan a Albiol viviendo en Aragón y con escaño en el Congreso mientras promete dejarse la piel en y por Cataluña?
«Cospedalesnuestralíderindiscutible» es en el PP de Castilla-La Mancha una sola palabra y la única realidad cierta. Todos los demás -sí, todos y cada uno de los demás- son discutidos por algún grupo o sector, pero a Cospedal no se la cuestiona, ni se la lleva la contraria. Por respeto, por miedo o por interés de no perder el puesto que aún se ocupa, nadie en el PP osa decirle sinceramente, alto y claro lo que piensa, aunque la vea equivocarse. Muchos, además, creen que se lo deben por haberles llevado a niveles de poder político que nunca soñaron vivir.
Pese a que la secretaria general del PP suele devolver llamadas y mensajes a casi todo el mundo, lo cierto es que en CLM la rodea un círculo cada vez más pequeño de colaboradores, algunos con la cabeza puesta en Madrid, de dónde proceden y a dónde quieren volver cuanto antes. Ella prepara con Vicente Tirado sus instrucciones semanales y el secretario general se ocupa de transmitirlas a la clá y al cuerpo del partido que las pone en marcha disciplinadamente, las comparta o no.
Nadie en el PP impedirá a Cospedal hacer lo que le parezca oportuno, pero sus decisiones pueden comprometer muy seriamente la credibilidad de su partido a corto y medio plazo en Castilla-La Mancha si pasan por irse a otro lado a hacer política mientras mantiene aquí el mando puesto de mando, un puesto de mando que se gestionaría a distancia.