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viernes, 22 de noviembre de 2024
El Ayuntamiento de Málaga impone multas a dos colegios y tiene que anularlas ante las numerosas protestas - 14 diciembre 2017 - Castilla-La Mancha
Agustín Yanel Agustín Yanel

El Ayuntamiento de Málaga ha demostrado que es cierta esa conocida frase de que, en ocasiones, el sentido común es el menos común de los sentidos: en una decisión sorprendente impuso sendas multas de 12.001 euros cada una a dos colegios, porque los equipos de baloncesto que entrenaban en sus patios fuera del horario lectivo hacían mucho ruido y dos vecinos lo habían denunciado. Hace unos días, tras muchas protestas, la convocatoria de una manifestación y el anuncio de suspender todos los partidos en la provincia durante el fin de semana, el alcalde ha rectificado, ha anulado esas sanciones y ha archivado el expediente.

En Málaga, como en otras muchas ciudades y pueblos de España, no existen suficientes instalaciones deportivas públicas para que entrenen los equipos de baloncesto de base, lo que obliga a siete equipos -con jugadores desde cinco años a más de 18 años- a entrenar en colegios e institutos, fuera del horario lectivo.


El derecho a denunciar de los vecinos

En el año 2014 dos vecinos denunciaron que los clubes Málaga Basket y Adesa Málaga producían mucho ruído en sus entrenamientos, y eso les molestaba: los silbatos, los botes del balón en el suelo, los gritos…

Esos vecinos tienen todo el derecho a plantear ese u otros problemas a su Ayuntamiento, y lo lógico es que la corporación municipal hubiera buscado la mejor solución para las dos partes: los denunciantes y los jugadores. Pero el área de Medio Ambiente de la corporación municipal malagueña siguió al pie de la letra lo que establecen las normas municipales, midió la intensidad del ruido, comprobó que se sobrepasaba en un decibelo el nivel permitido y abrió un expediente que llevó a sancionar a los dos colegios.

La consecuencia inmediata fue que los niños y jóvenes de los dos equipos citados se quedaron sin lugar para entrenar. Y las protestas han sido muchas: la Federación Andaluza de Baloncesto, el seleccionador nacional (Sergio Scariolo), jugadores…

Desde que supieron que unos vecinos habían presentado las denuncias, los dos equipos citados adoptaron algunas medidas, entre ellas no utilizar los silbatos ni la megafonía. Pero el Ayuntamiento siguió adelante con el expediente y finalmente impuso la sanción que ahora ha anulado.

Faltó el sentido común

Si el Ayuntamiento hubiera actuado con sentido común tras recibir las denuncias, habría hablado con los dos vecinos denunciantes, con los equipos de baloncesto y con los colegios, para buscar entre todos la mejor solución. Pero, en un exceso de celo que en este caso no se puede aplaudir, impuso dos multas que después ha tenido que anular. Faltó el sentido común.

Los ayuntamientos, en general, tienen muchos problemas en su financiación porque prestan muchos servicios a sus vecinos que no son de su competencia y no reciben dinero del Gobierno para atenderlos. La ley que regula las Haciendas Locales lleva años esperando ser modificada, para mejorar esa situación, pero ni el Gobierno ni los principales grupos parlamentarios del Congreso han puesto toda la carne en el asador para resolver ese grave problema.

Pero eso no es excusa para que ningún ayuntamiento cometa la torpeza que ha cometido el de Málaga. ¿A quién se le ocurrió multar a dos colegios porque los niños superaban el nivel de ruído que permite la ley en un decibelio? ¿Nadie en la corporación municipal pensó que eso les impedía entrenar?

Los ayuntamientos deberían vigilar otros incumplimientos de las leyes y las normas municipales vigentes, por ejemplo las irregularidades en algunas de las terrazas cerradas que han autorizado instalar a muchos bares y cafeterías, tras la entrada en vigor de la ley que prohíbe fumar en esos locales. Muchas de ellas no cumplen los requisitos que establece la ley y han servido para que algunos propietarios de esos negocios se apropien de una parte de la calle, con terrazas en las que se fuma sin que reúnan las condiciones legales exigidas. Y cada ayuntamiento lo sabe, pero no actúa. ¿No es esto más importante que unos críos o jóvenes jugando al baloncesto?

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