Ya se sabía que eso de adoptar decisiones y nombramientos a dedo es una práctica frecuente en el Partido Popular. Para comprobarlo, basta repasar los nombres que Pablo Casado impuso en las pasadas elecciones de abril y mayo para encabezar diversas candidaturas. Pero ahora el PP ha puesto en marcha otra práctica tan sorprendente como inquietante: ha abierto un expediente a Juan Carlos Cano, un veterano militante vasco de ese partido que dio la cara en los tiempos más duros de ETA, porque se ha equivocado y ha votado a favor de un candidato de Bildu. Parece que en el PP está prohibido equivocarse.
Juan Carlos Cano Aristoy, de 61 años, fue perseguido por ETA, como otros muchos concejales y compañeros de su partido y del PSOE, y durante muchos años tuvo que llevar escolta. Su nombre era uno de los cinco que figuraban en esquelas fúnebres pegadas en la localidad de Andoain (Guipúzcoa), donde él ha sido concejal durante 16 años: los dos primeros nombres, José Luis López de Lacalle -columnista del diario El Mundo- y Joseba Pagazaurtundúa -jefe de la Policía Local de esa localidad- fueron asesinados por los terroristas. El tercer nombre era el suyo, pero el comando fue detenido antes de continuar cometiendo asesinatos.
Ahora, Cano es el único representante del PP en las Juntas Generales de Guipúzcoa, una especie de Parlamento provincial propio del País Vasco. El pasado 12 de julio votaron a los junteros que van a presidir las 12 comisiones que integran esa institución, de acuerdo con el reparto que había acordado antes la junta de portavoces, según el número de escaños que tiene cada partido. Como ya lo habían negociado, fue una votación única, en bloque para todas las comisiones y por asentimiento, y Juan Carlos Cano votó a favor de un miembro de Bildu para presidir la Comisión de Derechos Humanos y Calidad Democrática.
Un voto que no valía nada y que fue por equivocación
Posteriormente explicó que se había equivocado porque esa comisión antes se denominaba de Gobernanza, pero cambiaron su nombre por el de Derechos Humanos y Calidad Democrática sin que él si diera cuenta de ello cuando votaron por asentimiento. Su voto en contra no habría cambiado el resultado, porque es el único representante del PP de los 51 que integran esa institución, pero él pidió disculpas públicamente por su error.
Pero la dirección nacional del PP en Madrid no ha tenido en cuenta que ha sido una equivocación -algo que ocurre de vez en cuando en el Congreso con diputados de todos los partidos, que se equivocan al apretar el botón para votar-, le han abierto un expediente y le han citado para que acuda a dar explicaciones. Después, cuando comprueben que ha sido un error, archivarán el expediente, pero el daño a su imagen y la falta de respeto a su trayectoria inequívocamente contraria a todo lo que huela a abertzale o terrorismo ya está hecho.
En el PP vasco, que preside el exministro Alfonso Alonso, han saltado chispas contra la apertura de este expediente. Y han recordado que, tras el batacazo que se llevó ese partido en toda España en las últimas elecciones generales, Juan Carlos Cano fue uno de los miembros del partido que atribuyeron esos malos resultados a la estrategia adoptada por Pablo Casado de girar aún más a la derecha y negociar con la ultraderecha de Vox.
Con la que está cayendo en la actual vida política española, cuyos representantes llevan varios meses ofreciendo un espectáculo lamentable porque parece que solo les importa conseguir más cargos y más poder, ¿no tiene el PP nada más importante para hacer que abrir expediente a uno de sus cargos públicos porque se confundió al votar? Es poco serio. Y suena a aviso para navegantes: cuidado con criticar al líder máximo del partido, porque la venganza puede llegar en cualquier momento.