Si los partidos políticos cumplieran al menos la mitad de las promesas que van a hacer en los meses que faltan para las elecciones -en mayo se celebrarán las municipales y autonómicas y en noviembre habrá unas generales-, los ciudadanos notarían de manera efectiva una mejora en su calidad de vida. Pero la pregunta es ésta: ¿todos los que lleguen a gobernar harán después lo que prometen ahora?
Algunos partidos han demostrado, cuando han gobernado en comunidades y en ayuntamientos, que son fieles a la palabra dada e intentan cumplir todos sus compromisos. Pero otros, a pesar de lo que dicen ahora y de lo que dirán hasta el día de las votaciones, no han tenido ningún reparo no solo en no aplicar lo que habían anunciado sino incluso en hacer lo contrario en algunos casos. Conviene no olvidarlo.
Lo que han hecho el PSOE y el PP desde el Gobierno de la nación permite que los ciudadanos duden de sus promesas actuales. En mayo de 2010, obligado por la Unión Europea, José Luis Rodríguez Zapatero anunció en el Congreso de los Diputados una serie de medidas y recortes que perjudicaban a los ciudadanos y suponían un claro incumplimiento de su programa electoral.
LO CONTRARIO DE LO PROMETIDO
Eso mismo ha ocurrido con el Gobierno de Mariano Rajoy, incluso con más gravedad. El PP ha incumplido gran parte de su programa electoral y, además, en muchos asuntos ha hecho lo contrario de lo que había prometido, argumentando como excusa que la crisis económica obliga a ello y que los socialistas dejaron a España en un estado lamentable.
Es cierto que la crisis ha sido y está siendo muy dura, pero también hay que decir que los sacrificios para intentar salir de ella no los están haciendo todos los ciudadanos por igual: quienes han sido más perjudicados por las medidas que ha adoptado el Ejecutivo son los trabajadores y las clases medias.
Faltan menos de cinco meses para las elecciones municipales y autonómicas y 11 meses para las generales. En ese tiempo vamos a escuchar de todos los partidos políticos promesas, anuncios de medidas novedosas, respuestas a reinvindicaciones habituales de la ciudadanía que antes han tenido en cuenta los políticos o incluso las han rechazado cuando han sido propuestas por el adversario… de todo.
DEL INCUMPLIMIENTO A LA VERBORREA
¿A quién creer? ¿A quienes han hecho lo contrario de lo que dicen ahora cuando han estado en el poder -ya sea municipal, autonómico o del Estado- o a quienes prometen el oro y el moro, incluso cosas que a simple vista aparecen imposibles de cumplir, pero nunca han gobernado y, por eso, no han podido demostrar que sus propuestas sean viables?
Cada vez que un político diga a partir de ahora «vamos a hacer esto o aquello» los ciudadanos estarán legitimados para preguntarse si de verdad van a cumplir esas promesas o, como ha ocurrido hasta ahora con los dos grandes partidos, si van a incumplir sus compromisos electorales amparándose en la crisis económica o en que lo exige Europa.
Cuando llegue la hora de votar, sobre todo en las elecciones municipales y autonómicas, cada elector debería recordar lo que han hecho en su pueblo o en su comunidad autónoma algunos partidos cuando han gobernado allí. Y debería preguntarse, también, si lo que anuncian otros que no han gobernado es posible llevarlo a cabo o son promesas imposibles de cumplir. Y después, con las respuestas a esas preguntas sobre la mesa, que cada uno vote a quien quiera.
A juzgar por los resultados electorales de algunos partidos, a veces parece que a la hora de depositar la papeleta en la urna se nos olvida lo que han hecho mal y votamos por simpatía ideológica a gentes cuya gestión ha sido muy negativa para la ciudadanía. Todavía hay electores que no comprenden que cambiar el voto para castigar a quien ha gobernado mal, aunque sea del partido con el que uno simpatiza, no solamente no es malo sino que es el mejor ejercicio de democracia. En los próximos meses tenemos dos ocasiones para practicarlo, olvidando el voto útil o el voto del miedo que algunos políticos defenderán en su beneficio.