A Mariano Rajoy parece que le ha afectado repentinamente una especie de «virus del diálogo» y por eso ha dicho en el Pleno del Congreso de los Diputados que está dispuesto a hablar con la oposición, a negociar, a escuchar sus propuestas e incluso a aceptar algunas si las considera razonables. A ver si es verdad porque, visto lo que ha hecho el PP con su abrumadora mayoría absoluta en el año y medio escaso que lleva en el Gobierno, es difícil creer en esa buena disposición del presidente.
El 29 de mayo, Rajoy dijo en el Congreso al diputado Aitor Esteban (PNV) que él no se empeña en reformar leyes sin el siempre recomendable consenso, como le reprochó ese parlamentario vasco, sino que ser presidente le obliga a tomar medidas y a adoptar decisiones, aunque sea sin acuerdo con la oposición. Los hechos le desmienten: en más de un caso, el PP y el Gobierno ni siquiera han intentado buscar ese consenso porque ni siquiera han hablado antes con los otros partidos.
A VER SI ES VERDAD QUE QUIERE DIALOGAR
No obstante, el presidente se mostró dispuesto a «hablar, a negociar y a acordar» sobre la reforma de la Administración Local, la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Educación, la de apoyo a los emprendedores, la de transparencia… Lo dicho: a ver si es verdad. Empapado por ese espíritu negociador, a Josep Sánchez Llibre (CiU) le contestó que va a estudiar sus propuestas sobre la concesión de créditos a los autónomos y las microempresas, e incluso que llevará alguna al Congreso para su tramitación si la considera «razonable».
Ya metido en harina de diálogo, Rajoy dijo al líder de la oposición, el socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, que está dispuesto a escuchar cualquier propuesta «sensata y razonable» sobre el empleo juvenil, a hablar y a llegar a algún entendimiento.
LA «VICE» PREGUNTA EN VEZ DE CONTESTAR
Esa disposición al diálogo es positiva, pero durante 16 meses de Gobierno el PP ha preferido dedicarse a la política del «y tú más» y a reprochar permanentemente al PSOE lo mal que hizo las cosas Zapatero -aunque sea verdad, ¿hasta cuándo van repitiendo ese latiguillo, hasta que acabe la legislatura?- en vez de a negociar de verdad con ánimo de llegar a acuerdos. Esta actitud mantuvo, en el mismo Pleno, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría.
Cuando la socialista Soraya Rodríguez le preguntó, cumpliendo con su obligación en la sesión de control al Gobierno, la «vice» respondió preguntando a su vez a la portavoz del PSOE si va a votar a favor de la ley de apoyo a los emprendedores que ha elaborado el Gobierno. Olvidó que, en esas sesiones, la oposición pregunta y el Gobierno debe responder, no preguntar.
La vicepresidenta aprovechó para criticar una vez más al Gobierno de Zapatero y llegó a decir que en asuntos como la violencia de género y otros los partidos no deben hacer demagogia ni «tirarse los trastos a la cabeza». Tiene razón, pero causa sonrojo que eso lo diga ella, que sigue todavía aferrada al latiguillo-excusa de que el PSOE lo hizo peor que el PP.
«Seamos todos mucho más sensatos y mucho más coherentes», afirmó la trabajadora vicepresidenta. Menos mal que habló en plural, porque ella es la primera que debe aplicarse su propio consejo. Los datos son indiscutibles y desmienten esa disposición al diálogo. Sirva este ejemplo: la Constitución establece que el Gobierno podrá aprobar medidas por el procedimiento del decreto ley, en vez de presentar en las Cortes un proyecto de ley para que sea debatido y, en su caso, mejorado con enmiendas, pero ese método sólo debe emplearlo «en casos de extraordinaria y urgente necesidad». Pues en los 16 meses transcurridos del Gobierno de Rajoy ha aprobado 35 decretos ley, muchos de ellos sobre asuntos nada extraordinarios y nada urgentes.
Pese a todo, bienvenida sea la oferta de diálogo si de verdad es sincera.
Y EN CASTILLA-LA MANCHA…
Parece que, después de mucho tiempo, el «virus del diálogo » también ha llegado a Castilla-La Mancha y ha afectado a su presidenta, María Dolores de Cospedal, y al secretario general del PSOE y alcalde de Toledo, Emiliano García-Page.
Si ambos son capaces de llevar a la práctica las promesas de diálogo sincero que anunciaron tras su reunión del día 27 de mayo, y eso lo acompañan de una disminución en la guerra dialéctica que mantienen a diario algunos responsable de ambos partidos, los ciudadanos de esta región se lo agradecerán. Y ellos estarán cumpliendo con su obligación, que es trabajar por salir cuanto antes de la crisis y no dedicarse a la guerra permanente, como hacen algunos.