En Seseña ha ardido poco menos que Troya y así fue como nos enteramos de que la que se puede liar por la negligencia de unos y otros puede ser poco menos que una catástrofe en toda regla. Un cementerio de neumáticos a la vista de todos durante años y ahora tenemos que hacer cábalas para ver quiénes son los responsables de todo, desde el supuesto pirómano (si se demuestra que fue intencionado, como todo parece indicar) hasta quién pudo pero no quiso darle la solución adecuada por las razones que se nos escapan porque en este país cuando no nos da por llamar pan al pan y vino al vino pues liamos la madeja para que cuanto menos se entienda, mejor…
Seseña ha ardido y no solo el cementerio. Y encima los vecinos del Quiñón tuvieron que dejar sus casas por una noche porque el humo les comía. Joder con la urba del Pocero, que empezó como empezó y cuando algo está gafado, salga usted de allí corriendo que tiempos mejores vendrán.
A Seseña lo que es de Seseña. Cada vez que sale en los papeles nacionales no es por nada bueno. Del susodicho Pocero a los neumáticos, esto es como un déjà vu que va por décadas.
Un cementerio de neumáticos desprotegido es como una pira de paja en medio del desierto a más de 50 grados a la sombra. Sobre todo si desde febrero no había vigilancia nocturna y cualquiera que pasara por allí con clara intención de convertirla en Troya tenía el pasillo abierto y la antorcha a las puertas para «calentar» el ambiente.
Nunca mejor dicho.
En Seseña hay una columna de humo que es una nube tóxica y que se llegó a ver desde la capital de España.
En Sesña había un cementerio de neumáticos al que solo el fuego ha podido destruir porque durante años nadie ha hecho nada por quitarlo de ahí.
En Seseña están gafados porque cuando no es una ciudad fantasma es un cementerio con mucha vida.
En Seseña tiene que haber respuestas. Ya. Hoy mejor que mañana.
@CesardelRioPolo
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